Un cambio de enfoque es necesario. El Bloque de Unidad se presentaba así mismo como la esperanza por una alternativa desde la oposición: Tuto Quiroga, Samuel Doria Mediana, Carlos Mesa, Luis Fernando Camacho, Vicente Cuellar, y Amparo Ballivián, aparentemente existían objetivos en común, que no fueron suficientes como para construir lazos alrededor de esta plataforma y entre sus integrantes.
Hablar de un Bloque de Unidad, que simplemente se constituía para dilucidar la candidatura única entre sus integrantes, no permite augurar un desenlace óptimo independientemente que todos los actores involucrados acepten los resultados sin refunfuñas o aspavientos. Someterse a encuestas en 3 ocasiones bajo un cronograma pactado parecía suficiente para conocer el nombre del candidato único en medio de lanzamientos de pre candidatos alrededor cual fuegos artificiales en fiestas patrias, anuncios efímeros que se iban extinguiendo para pasar al siguiente personaje sensación del momento.
Lo cierto es que la superficialidad del Bloque de Unidad, en la que al parecer hablar de propuestas era un desperdicio de tiempo, fuera de tiempo porque la prioridad era elegir el quien para luego definir el que y como. Los apretones de manos, las fotografías y las palmadas en la espalda de los miembros del Bloque de Unidad no pudieron esconder la desconfianza mutua que generó una incertidumbre en el silencio de la antesala. Retrocediendo en el tiempo se puede llegar hasta la vilipendiada Democracia Pactada, la Megacoalición en la que los acuerdos políticos pasaban por garantizar gobernabilidad y el apoyo suficiente para promover las leyes necesarias que el gobernante de turno requiriese para plasmar su programa de gobierno.
A riesgo de caer en la nostalgia de los viejos tiempos, es necesario reconocer que la lealtad por lo menos en esta suerte de acuerdos políticos era una moneda de cambio efectiva entre políticos del viejo esquema. Probablemente la corrupción y el cuoteo no se hayan logrado apartar de la ecuación sin embargo la lealtad era un principio que validaba los acuerdos cual sellos secos en una hoja de papel.
El accionar de todos los miembros del Bloque de Unidad, se ha caracterizado por un intercambio de suspicacias y deslealtades que han terminado por condenar cualquier intento por comandar una fuerza sólida frente al oficialismo. Es un Bloque porque los precandidatos que lo integran buscan el poder, su unidad es solo circunstancial hasta definir quién es el más votado, posteriormente la unidad deja de existir.
¿Qué es la Unidad Programática? Es la consolidación de la unidad a través de un documento mínimo de programa de país, en el que se establezcan las medidas irrenunciables que deben de implementarse ni bien se de un cambio de gobierno para resolver la crisis económica. La misma debe contener cambios parciales a la Constitución para desmontar el modelo económico del MAS, políticas para cortar el déficit fiscal y devolver credibilidad a la instituciones estatales en todos sus niveles pero con mayor urgencia en el Poder Judicial.
La Unidad Programática articula los esfuerzos no solo de ese virtual candidato sino de la planilla de legisladores que vayan a acompañar su gestión, aquellos que le darán gobernabilidad y deberán contener la oposición férrea del Movimiento al Socialismo.
La Unidad no se sostiene en base al carisma del líder de turno, para muestra el caso de Carlos Mesa con legisladores que se fueron desbancando. El propio Samuel Doria Medina fue víctima de una bancada débil que empezó a distanciarse de las directrices del partido. Fundamentalmente, la Unidad Programática permitirá cohesionar a las fuerzas de oposición en base a objetivos claros, políticas públicas definidas y compromisos que el electorado puede demandar de sus representantes, porque de estos se descuelga la salida progresiva a la crisis económica del país.
La actitud políticamente correcta de varios miembros de segunda línea del Bloque de Unidad solamente confirma que no tienen la valentía de reconocer el fracaso de su iniciativa y la falta de personalidad para saberse fuera de lugar en un espacio político totalmente cooptado por dos figuras, aquellos que en un inicia estrechaban las manos y hoy intercambian denuncias al fragor de las pasiones de bolivianos expectantes por días mejores.
El Bloque de Unidad está vacío de ideas, vacío de contenido, vacío de liderazgo. Entonces ¿Por qué persistir en convencer a un grupo de sordos? Cuando el retumbe de voces de la sociedad boliviana demanda algo más, algo nuevo, algo fuera de lo convencional, algo agresivo en el sentido de sus aspiraciones y su visión de país más allá del Bicentenario.
- CARLOS ARMANDO CARDOZO LOZADA
- Economista, Máster en Desarrollo Sostenible y Cambio Climático, Presidente de la Fundación Lozanía
- *NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de VISOR21