Testimonio póstumo: Scarpellini narró la violencia masista desatada en El Alto en 2019

En las últimas horas, en redes sociales y medios de comunicación, se compartió parte de la entrevista que le realizó la periodista italiana Marinellys Tremamunno en febrero de 2020 al sacerdote católico monseñor Eugenio Scarpellini, poco antes de su deceso, en la que el entonces obispo de El Alto rememoró los hechos de violencia que el masismo activó en Senkata y otras zonas.

Scarpellini falleció el 15 de julio de ese año, víctima del Covid-19, tras una vida de servicio en la Diócesis de la Iglesia Católica en la urbe alteña.

El sacerdote era respetado en El Alto y fue parte de la comisión de la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB) que participó en las reuniones de negociación posteriores a la renuncia de Evo Morales a la Presidencia en noviembre de 2019.

En partes de su narración, Scarpellini recordó que El Alto vivía con normalidad aquellas jornadas de octubre y noviembre, mientras en el resto del país se acataba el paro cívico contra el fraude electoral de Evo Morales. Es el mismo día en que el entonces presidente renuncia al cargo que empiezan a salir grupos de choque y se genera violencia en esa urbe.

“Cuando Evo Morales renunció y abandonó el país, en el mismo momento estalló la violencia también en El Alto. Grupos organizados que comienzan a circular por las calles, amenazando con saquear los mercados, amenazando a la gente que si no salen a la calle a protestar quemarán sus casas, incendiarán sus negocios y cosas así. En ese momento la gente también comienza a salir a la calle y comienza a bloquear, comienza a poner obstáculos, a incendiar neumáticos, para no permitir el movimiento de la misma gente. Incendiaron puestos policiales, incendiaron la casa de la alcaldesa de El Alto y estos grupos crearon miedo, una desconfianza mutua, por la que la gente ya no sabía a quién acudir ni qué hacer, por lo tanto, un clima de muy fuerte tensión”, relató el sacerdote.

El punto más riesgoso, infiere monseñor, se dio con el intento de toma de la planta de Senkata, que pudo concluir con la explosión de los tanques y cisternas de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) con un saldo fatal desmedido.

“En ese momento hay un hecho extraordinario de violencia muy duro, de violencia, que obligó al Gobierno, con el resguardo de las Fuerzas Armadas, a entrar a la planta procesadora de gasolina para llevarse la gasolina y distribuirla en la ciudad. Se realiza sin problemas, salen las cisternas, se las llevaron e inmediatamente, 10 minutos después, comienza un grupo de asalto que quiere incendiar esta planta de transformación. Aquí todo había terminado, a este punto, el peligro era enorme, si hubiesen logrado incendiar aquella planta hubiésemos tenido más de 20 mil muertos”, refirió Scarpellini.

El sacerdote apuntó a que esos hechos fueron organizados y bastó un detonante para que la violencia se apodere y enlute a El Alto.

“Desde el campo, siempre a través de esta organización que había, llegaron los campesinos en camiones para participar en las manifestaciones. Manifestaciones que comienzan de forma pacífica, pero a un cierto punto, existe un detonante siempre, y comienzan los enfrentamientos entre manifestantes y policías, con gas y heridos. Fue un momento realmente muy duro”, expresó.

Monseñor Eugenio Scarpellini participó como mediador en las reuniones de la Universidad Católica Boliviana (UCB), junto a miembros del oficialismo y la oposición, incluyendo a las masistas Adriana Salvatierra, Susana Rivero y Teresa Morales.

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