Fue el primer restaurante de servicio rápido estadounidense que abría en la Unión Soviética, lo que reflejaba la nueva apertura política de la era. Para Vlad Vexler, quien a sus nueve años estuvo esperando dos horas ese día para entrar a ese McDonald’s en la Plaza Pushkin de Moscú, en enero de 1990, el local era símbolo de su imaginada utopía occidental.
“Pensábamos que la vida allí era mágica, que allí no había problemas”, relató Vexler.
Por ello fue muy emotivo cuando McDonald’s anunció que temporalmente cerraría ese local en Moscú, así como otros 850 en toda Rusia, en respuesta a la invasión a Ucrania.
“Ese McDonald’s es un símbolo de un optimismo que al final nunca se hizo realidad”, relató Vexler, hoy en día un autor y filósofo político residente en Londres.
“Ahora que Rusia está entrando en un período de contracción, aislamiento y pobreza, uno recuerda esos momentos y se pregunta qué pudo haber sido”, añadió.
McDonald’s indicó en un comunicado que “en estos momentos, es imposible predecir cuándo podremos reabrir nuestras sucursales en Rusia”. Sin embargo, seguirá pagándole a sus 62.500 empleados rusos. La compañía calcula que el cierre le costará unos 50 millones de dólares al mes.
Afuera de un McDonald’s en Moscú la semana pasada, el estudiante Lev Shalpo lamentó el cierre.
“Me parece terrible, porque es el único restaurante económico para mí”, expresó el joven.
Así como la entrada de McDonald’s allanó el camino para la llegada a Rusia de muchas otras compañías extranjeras, su salida ocasionó el éxodo de varias empresas. Starbucks cerró sus 130 locales, mientras que Yum Brands cerró sus 70 locales de KFC y negociaba el cierre de 50 Pizza Hut.
La entrada de McDonald’s a la Unión Soviética se originó en un encuentro casual. En 1976, McDonald’s les prestó unos autobuses a los organizadores de las olimpiadas de Moscú para 1980, que estaban visitando las instalaciones olímpicas en Montreal, Canadá. George Cohon, entonces director de McDonald’s Canadá, llevó a la delegación a un McDonald’s como parte del tour.
Esa misma noche, la delegación empezó a hablar de maneras de abrir una franquicia en la Unión Soviética.
Catorce años más tarde, una vez que la Unión Soviética cambió sus leyes y McDonald’s entabló relaciones con agricultores locales, abrió el primer McDonald’s de Moscú. Fue, en ese momento, toda una sensación.
En su debut, los 27 cajeros de ese McDonald’s registraron 30.000 ventas. Vexler y su abuela esperaron en fila con otras miles de personas para entrar a ese local, que tenía 700 asientos y contaba con la presencia de músicos rusos tradicionales y personajes disfrazados de Mickey Mouse.
“El sentimiento era: ‘Vamos a ver cómo los occidentales hacen mejor las cosas. Vamos a ver lo que nos puede ofrecer una sociedad sana’”, recordó Vexler.
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