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La guerra entre Rusia y Ucrania iniciada en febrero de este año, tiende a agravar la crisis alimentaria del mundo por el impacto en la exportación de productos desde la zona en conflicto. Sin embargo, desde el Kremlin surge la apertura de donar fertilizantes sobre todo a los países en desarrollo.
Rusia manifestó desde el pasado mes, su apertura a donar 300 mil toneladas de fertilizantes que se encuentran varados en puertos europeos, tal como expuso el presidente Vladimir Putin en la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái en Uzbekistán.
“Informé al secretario general Guterres del hecho de que hay almacenadas 300.000 toneladas de fertilizantes rusos en los puertos marítimos de la UE (Unión Europea). Estamos listos para ponerlos a disposición de los países en desarrollo de forma gratuita”, expuso Putin en referencia a su reciente encuentro con el secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres.
La oferta se sumó a la queja diplomática por la decisión de la Comisión Europea de levantar restricciones a las exportaciones rusas, pero solo de forma parcial y no hacia los países en vías de desarrollo. En contraste, suministros como el grano de Ucrania llegan en mayor cantidad a las naciones con más ventajas.
Según datos del Comtrade de la ONU, precisamente fueron los países más desarrollados de occidente los principales compradores del grano ucraniano, que subieron de 28% a 81% en un año, que implicó compras de 380 millones de dólares a 625 millones de dólares.
En ese marco, los datos muestran que los diez primeros compradores de cereales ucranianos son Rumania, Polonia, Turquía, Hungría, Egipto, Líbano, Eslovaquia, Holanda, Alemania y España.
Desde el inicio del conflicto se firmaron acuerdos con la ONU, que expiran este 19 de noviembre, para evitar frenar las exportaciones de alimentos, tanto de Rusia como de Ucrania. Sin embargo, los datos revelan que Kiev se favoreció más frente a las restricciones que aún imperan contra Moscú.
Ante ese panorama, el presidente ruso observó que “los Estados más pobres pierden por completo el acceso a estos alimentos esenciales ya que su compra por parte de los países desarrollados provoca una fuerte subida de los precios”.
Putin, según recogen agencias como EuropaNews, planteó la necesidad de entregar cereales y fertilizantes a los países más necesitados y vulnerables a la amenaza de hambrunas de África, Asia y América Latina.
En palabras del líder ruso, las exportaciones del Kremlin al mundo tiene proyecciones de incrementarse de 30 millones de toneladas a 50 millones de toneladas para el próximo año, “con el 90 por ciento de nuestras exportaciones de alimentos yendo a los mercados de Asia, África y América Latina”.
Rusia es el principal exportador mundial de fertilizantes nitrogenados y el segundo proveedor de fertilizantes potásicos y fosforados. Uno de sus mayores mercados en América Latina es Brasil a quien entrega cuarta parte de los fertilizantes a la potencia sudamericana para la producción y exportación de maíz, soya, azúcar y café.
La restricción a Rusia, por tanto, pone en alerta la producción de Brasil que ya adelantó tener reservas solo para tres meses. La crisis que ya genera este desabastecimiento ha provocado el incremento de precios de la harina de trigo y la cebada, entre otros cereales que son básicos para la alimentación de los países en vías de desarrollo.
Analistas norteamericanos como el exfuncionario del gobierno de Barack Obama, Edward Fishman, explicaron que las sanciones a Rusia fueron diseñadas para congelar los flujos hacia su economía, principalmente a través de la venta de materias primas.
Otros expertos afirman que esa política para tratar de debilitar a Putin en el conflicto con Ucrania está poniendo en riesgo el abastecimiento mundial de alimentos, el incremento de precios, sobre todo de granos de trigo, harina y cebada, y esto derivaría en una crisis alimentaria sin precedentes ni siquiera vistas con la Segunda Guerra Mundial.
//FUENTE: AGENCIAS/ FOTOS: THE NEW YORK TIMES/ EFE//