.
Aunque la perspectiva de rescatar a más sobrevivientes de los escombros dejados por el terremoto de esta semana en Siria y Turquía disminuye cada día que pasa, los socorristas lograron este viernes extraer a varias personas de las ruinas en la provincia turca de Hatay.
Seis miembros de una misma familia sobrevivieron apiñándose en un pequeño espacio que quedó dentro de la estructura derrumbada, y uno de ellos, un adolescente, fue sacado prácticamente ileso de entre los escombros.
Las autoridades dicen que la cifra de muertos por el poderoso sismo de magnitud 7,8 sobrepasa actualmente los 21.000, y es ahora el peor evento sísmico desde el terremoto y tsunami que mataron a casi 20.000 personas en Japón en 2011.
Los esfuerzos de rescate se han dificultado por la falta de equipos y las dificultades de acceso a ciertas zonas de Siria y Turquía debido a carreteras y aeropuertos destruidos.
Una caravana de seis camiones de Naciones Unidas no pudo llegar a Siria hasta el jueves a través del cruce de Bab al-Hawa, el único que puede utilizar la ONU, para hacer llegar suministros humanitarios a desde Turquía a áreas fuera del control del gobierno sirio en el norte del país.
Cientos de miles de personas en toda la región han perdido sus casas en medio de temperaturas por debajo del punto de congelación.
La agencia de administración de desastres de Turquía dijo el jueves que unas 110.000 personas estaban involucradas en los esfuerzos de rescate y 5.500 vehículos como tractores, grúas, topadoras y excavadores habían sido enviadas a las áreas afectadas.
En el área afectada en la región fronteriza entre Turquía y Siria viven más de 13,5 millones de personas, y los cadáveres yacían envueltos en mantas, alfombras y lonas en las calles de algunas ciudades ante la saturación en morgues y cementerios.
Los rescates de las últimas horas, que contradicen la realidad de que las posibilidades de encontrar muchos más sobrevivientes cuatro días después del catastrófico sismo han sido una brecha de esperanza para muchos.
Antes del amanecer de este viernes, operarios en Gaziantep, cerca del epicentro del sismo, rescataron a Adnan Muhammed Korkut del sótano donde estaba atrapado desde el sismos. El joven, de 17 años, sonrió a la multitud de familiares y amigos que corearon su nombre, aplaudieron y lloraron de alegría mientras lo sacaban y lo colocaban en una camilla.
“Gracias a Dios que han llegado”, dijo, abrazando a su madre y a otros que se acercaron a él para besarlo y abrazarlo de camino a la ambulancia. “Gracias a todos”.
Atrapado durante 94 horas, aunque no estaba aplastado, el adolescente dijo que se vio obligado a beber su orina para saciar la sed. “Así pude sobrevivir”, añadió.
Imágenes aéreas revelaron la magnitud de la devastación, con vecindarios enteros de edificios altos reducidos a metales retorcidos, concreto pulverizado y cables expuestos.
Y mientras los equipos de emergencias y los familiares buscan entre los restos, encontrando ocasionalmente a algunos con vida, la atención comenzaba a centrarse en la demolición de las estructuras inestables.
VISOR21 ES UN MEDIO DE COMUNICACIÓN AFILIADO A LOS SERVICIOS INFORMATIVOS INTERNACIONALES DE LA VOZ DE AMÉRICA – BBG DIRECT