Un estado plurinacional o republicano, un estado “fallido”, una sociedad abigarrada, un mundo “ch’ixi”, un país sin nación o un país “malparido”. Estas son categorías o ideas que han usado y usan algunos intelectuales bolivianos para referirse al país en los debates existenciales sobre su identidad, la inclusión social, la confrontación y la construcción de su futuro.
El grupo de reflexión de la Agencia de Noticias Fides (ANF) ha retomado la polémica sobre si “Bolivia es o no una nación” y el significado del Estado Plurinacional a 13 años de su fundación el 22 de enero de 2009, en un conversatorio moderado por su director, Sergio Montes S.J.
Los analistas Carlos Hugo Molina, Pedro Portugal, Teresa Zegada, Gabriela Oviedo, Claudia Condori y Saúl Flores se enfrascaron en un debate denso para reflejar la variedad de las posturas existentes que intentan explicar el país desde las perspectivas andina, del oriente y del centro.
Para el intelectual indianista Portugal, Bolivia “no ha logrado crear una nación” y la plurinacionalidad fue una “moda política e intelectual” traída desde otras latitudes por las élites del gobierno de Evo Morales y ha impregnado el debate político, académico y la gestión, “pero lejos de clarificar el problema, lo ha oscurecido más”.
Explicó que para los pueblos indígenas mayoritarios aymara y quechua ese concepto “no tuvo ningún sentido” porque siguen en su camino de integrarse al Estado tradicional, y que para los minoritarios del oriente y la amazonia sí tuvo importancia en principio porque les proporcionó ventajas inmediatas políticas y económicas, aunque posteriormente “fue un fiasco absoluto”.
Como ejemplo del desengaño sobre el estado plurinacional, el analista citó la reciente indemnización que la petrolera estatal YPFB pagó a los cocaleros interculturales del Chapare, cuando al mismo tiempo el Estado ha ignorado los reclamos de los pueblos amazónicos.
También cuestionó que las “castas académicas” hayan asumido que el imaginario plurinacional correspondía a los pueblos indígenas y acusó al MAS de haber contribuido a la construcción de otras “ficciones culturales”, por ejemplo, sobre el tema de las hojas de coca cuando se ha reducido la producción tradicional de la planta y se ha aumentado la destinada al narcotráfico.
Los sociólogos aymaras Saúl Flores y Claudia Condori recordaron que ya Fernando Untoja calificó al país como “un Estado sin nación y naciones sin Estado” e incluso como un país “malparido” para ilustrar esa falta de correspondencia entre las élites criollas y las naciones indígenas.
Coincidieron en que Bolivia nació a la vida en 1825 con una élite criolla mestiza que intentó construir una nación “excluyendo a los pueblos indígenas”, y en que el mestizaje buscado con la revolución de 1952 tampoco funcionó como mecanismo de inclusión política.
Flores agregó que la plurinacionalidad buscó en 2009 colocar al indio en el centro de la vida política, pero ese protagonismo “fue simbólico” porque el Estado, según dijo, sigue en manos de un grupo dominante, mientras que Condori ve que sólo se avanzó hacia una “folclorización” de la cultura indígena y resta ver qué vendrá después de lo plurinacional.
Zegada: El modelo extractivista vulnera lo plurinacional
Al contrario, la socióloga y politóloga María Teresa Zegada señaló que desde 1952 sí se ha avanzado en la construcción de lo boliviano y aseguró que en 13 años el tránsito del Estado republicano al Estado plurinacional se ha quedado en lo ilusorio.
Añadió que la idea de la plurinacionalidad representaba la unidad en la diversidad que busca el país, pero en la práctica el gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS) con su insistencia en el modelo extractivista ha vulnerado los derechos de los pueblos indígenas y, además, no ha avanzado en las autonomías indígenas y menos en la ley de Consulta Previa, todo con el “agravante” de que el oficialismo ha sido mayoritario desde el 2006.
Abogó por buscar un nuevo acuerdo no tanto a nivel de las élites políticas, sino de la sociedad civil, de organizaciones sociales, movimientos cívicos y pueblos indígenas para “repensar qué nos une y qué nos divide y cuáles son las respuestas que han resultado insuficientes”.
A su turno, la socióloga y antropóloga Gabriela Canedo señaló que no hay en el mundo un estado que calce perfectamente con una nación y que la plurinacionalidad es una respuesta ante “un estado fallido” por las desigualdades existentes y por la predominancia de la cultura occidental frente a los grandes sectores sociales excluidos de la educación y la economía.
“Como René Zabaleta decía ‘somos abigarrados’. No habíamos sido totalmente aymaras, quechuas, guaraníes o citadinos mestizos. Silvia Rivera dice que somos “ch’ixi”, un mundo medio mezclado”, apuntó Canedo, para quien lo que está fallando en el país, e incluso entre los académicos, es “el “entendimiento de lo que es Bolivia”.
Molina: Bolivia no es un estado fallido
El abogado y analista cruceño Carlos Hugo Molina rechazó la idea de que Bolivia sea un “estado fallido” porque si lo fuera “no tiene razón de existencia y sin embargo estamos peleando para existir, para ser tomados en cuenta, para ser incorporados, para no ser marginados”.
Agregó que no hay que preocuparse mucho por la construcción estatal porque en la práctica es el poder el que finalmente define el imaginario colectivo, como ha ocurrido durante la colonia, al inicio de la república y luego con el protagonismo de los movimientos sociales y el MAS.
“Quien gane en la confrontación o en el debate terminará generando el acuerdo”, dijo Molina para quien los potenciales escenarios de solución son por el desastre, el consenso o la ruptura.
Defendió que por esa razón el debate no debe centrarse en los temas de identidad cultural, sino en la construcción política del poder y en la identificación de los actores de naturaleza económica (“oligarcas-explotados”), territorial regional (“cambas-collas”), indígenas (“k’aras-indios”) para aclarar cuáles son los factores que generan la confrontación.
Agregó que las constantes en la confrontación son los problemas de la justicia, “que no tiene solución en ninguno de los espacios”; la hoja de coca “porque está tensionando la vida del país” al ser usada para la cocaína, y la corrupción con recursos del Estado que ha tenido, a su juicio, altos niveles en el Gobierno de Evo Morales, y ha sido menor en el de Jeanine Añez.
Sobre esa agenda, Zegada concluyó que en Bolivia las preocupaciones unen a la población, pero dividen las maneras de buscar soluciones y hay sectores que quieren imponer su hegemonía sin mirar a los otros, mientras que Canedo abogó por una cohesión para buscar respuestas pensando en el bien común para los once millones de habitantes del país.
//FUENTE: ANF//