RODOLFO FAGGIONI
Defiendo la hoja de coca porque es un alimento. Es un alimento riquísimo en vitaminas A y C, y rico en calcio, hierro, fibras, proteínas y calorías. Los primeros testimonios del uso alimentario de la hoja de coca en la región andina datan de hace 4.500 años. En aquella época y en esa zona la planta de la coca cuyo nombre científico es (Erytroxylon coca) era cultivada y los seres humanos hacían de ella un uso sano y sensato, como se hace hoy en los campos masticando las hojas, muchas veces con un reactivo como las cenizas o el bicarbonato de soda.
La coca es una planta alcaloide, así como lo son el tè y el café, que contiene varios alcaloides; uno de ellos es el clorhidrato de cocaína que es el ingrediente principal para la elaboración de la cocaína, presente en una cantidad mínima, entre 0,5 y 1,1% en las hojas de la coca, que, durante la masticación, por acción de la saliva se combina con el resto de elementos alcalinos, descomponiéndose, para transformarse en ecgonina o pecaína”: esta substancia contribuye a quemar las grasas acumuladas en el hígado generando glucosa y, por lo tanto energía. Sin haber conocido al detalle tales procesos químicos, ya los incas, y antes de ellos los aymaras y quechuas, sabían que masticar hojas de coca proporcionaba bienestar y fuerza. El simple acto de “pijchar” o “chajtar” hojas de la coca, o sea masticarlas y mantenerlas en la boca en una bola compacta y fibrosa, significa para el organismo una fuente de energía y nutrición.
La reputación de la coca, sin embargo, sufre en 1860 una valorización negativa cuando un químico alemán, Albert Neimann, consigue aislar el alcaloide de la cocaína. Es el inicio de la difusión de ésta como droga devastadora. Se ha tratado de un amino terciario que podría haber sido un buen anestético si su fuerte toxicidad y la dependencia psíquica que provoca, no hubieran orientado a los investigadores a soluciones obtenidas modificando en laboratorio la molécula de la cocaína. De este modo ha nacido la novocaína y muchos otros anestéticos de síntesis, mientras la cocaína, a partir del siglo XX, ha obtenido cada día mayor éxito como estupefaciente. Han bastado 150 años para poner en riesgo milenios de cultura, identidad y de bienestar.
No han faltado en el último siglo los usos para alimentos de la hoja de la coca. A principios del siglo XX un químico francés de la isla de Córsega, Angelo Mariani, inventó un preparado alcohólico a base de hojas de la coca, el Vin Mariani, que cosechó un éxito inmediato como tónico y remedio contra el dolor de garganta. En los Estados Unidos, se parte de esa receta para alcanzar, con sucesivas adaptaciones, quitándole el alcohol y añadiéndole cola, un tipo de nuez africana que contiene cafeína y jarabe-caramelo: es la fórmula de una bebida refrescante universalmente conocida: y es este el caso más clamoroso de uso alimentario de las hojas de la coca que han sido descocaínizadas antes del uso. Pero ni siquiera esto a impedido que en 1961, en la Convención de la Comisión de Estupefacientes de las Naciones Unidas que se reúnen en Viena (Austria) incluyeran la hoja de la coca, como “susestible de uso indebido” y no la cocaína, como uno de los estupefacientes más dañinos. En septiembre de 2022 la ONU adaptó la declaración sobre los derechos de los pueblos indígenas, que reflejan un compromiso global para respetar las tradiciones culturales de estos pueblos. Este reconocimiento generó una clara contradicción en el derecho internacional con respecto a la situación jurídica del uso tradicional del uso de la hoja de la coca.
En la actualidad existen los famosos carteles mexicanos que exportan la cocaína a Europa y los Estados Unidos y grandes productores de la hoja de coca en el Chapare boliviano, en la zona amazónica del Perú y productores de cocaína en Colombia y Brasil, producir cocaína no es simple. Son necesarios decenas de elementos químicos y laboratorios especializados. Desde hace algunos años, grupos de mafiosos provenientes de la ex-Yugoeslavia han trasladado sus operaciones a Sud América, son los llamados balcanes que corrompen a policías, políticos y jueces. Es una organización criminal que se han introducido en el tráfico de cocaína y lavado de dinero.
RODOLFO FAGGIONI
Periodista y Corresponsal en Italia. Miembro efectivo de Prensa Internacional
*NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de VISOR21