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El Obispo de Matagalpa, Mons. Rolando Álvarez, estaría en una celda de máxima seguridad en una cárcel de Nicaragua, luego de ser condenado por la dictadura de Daniel Ortega a 26 años y 4 meses de prisión.
Según informa el medio nicaragüense Confidencial, fuentes vinculadas a la Iglesia señalan que desde el jueves 9 de febrero, Mons. Rolando Álvarez “se encuentra solo, en una celda de máxima seguridad en la cárcel Modelo”.
Las mismas fuentes comentan que Mons. Álvarez está “muy sereno, lleno de Dios, consciente y firme de la decisión que adoptó”, al rechazar ser deportado la semana pasada con otros 222 presos políticos, entre los cuales había algunos sacerdotes y seminaristas, que tuvieron como destino Estados Unidos.
Según las fuentes citadas por Confidencial, las autoridades de la cárcel Modelo en el municipio de Tipitapa en Managua permitieron que se le entreguen artículos de aseo al obispo.
La dictadura de Daniel Ortega en Nicaragua condenó el 10 de febrero a Mons. Rolando Álvarez Lagos a 26 años y 4 meses de cárcel, acusado de ser “traidor a la patria”.
La sentencia contra el obispo, a quien la dictadura también despojó de la nacionalidad nicaragüense, se dio solo un día después de la deportación de los 222 presos políticos.
Mons. Álvarez se quedó para “seguir elevando su voz profética”
La abogada e investigadora nicaragüense Martha Patricia Molina manifestó al National Catholic Register que el Obispo Álvarez decidió quedarse para no “abandonar al resto de sacerdotes de su jurisdicción que están sufriendo asedio, persecución y amenaza”.
“Él ha preferido quedarse y cumplir con la misión de seguir elevando su voz profética a la luz del Evangelio y la verdad”, resaltó.
La investigadora explicó también que “nadie que esté preso en las cárceles de Nicaragua, donde se practican más de 40 mecanismos de tortura, tratos crueles, inhumanos y degradantes, puede estar bien de salud”.
“Al ser él (Mons. Álvarez) una voz que denuncia las vulneraciones de la dictadura se convierte en el blanco perfecto para ellos, para causarle el mayor daño posible y así apagar su voz”, precisó Molina.
La abogada indicó asimismo que el obispo Álvarez “no ha recibido visitas, aunque la CEN (el episcopado nicaragüense) está realizando pláticas con la dictadura para lograr verlo”.
Además, y pese a que la ley permite que los presos profesen su religión, en la práctica “esto se les impide y ni siquiera se les proporciona una Biblia o sus libros de oraciones. Tampoco se le permitirá celebrar la Eucaristía: la tortura está presente siempre en el sistema penitenciario del país”, precisó Molina.