En la crisis de 2019, ni el entonces presidente Evo Morales ni sus aliados invocaron el protocolo sobre compromiso con la democracia de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), que se debe aplicar en caso de ruptura del orden democrático. Para analistas, aquello constituye otra evidencia que invalida la retórica del “golpe de Estado”.
“El presente Protocolo se aplicará en caso de ruptura o amenaza de ruptura del orden democrático, de una violación del orden constitucional o de cualquier situación que ponga en riesgo el legítimo ejercicio del poder y la vigencia de los valores y principios democráticos”, detalla el artículo 1 del Protocolo Adicional al Tratado Constitutivo de Unasur sobre el Compromiso con la Democracia.
El documento establece que cuando se produzcan las situaciones contempladas en ese artículo se reunirá el Consejo de Jefes de Estado o en su defecto el Consejo de cancilleres de oficio, a solicitud del Estado afectado o a petición de otro Estado.
En esa sesión, según el protocolo, se considerará de forma consensuada la naturaleza y el alcance de las medidas por ser aplicadas, como el cierre total o parcial de fronteras.
En 14 de octubre de 2019, Morales sostuvo que iba a ser víctima de un “golpe de Estado”. El 23 de ese mes, cuando el Tribunal Supremo Electoral publicó los resultados de la votación al 100%, llamó a sus bases a defenderlo. “Doy esta conferencia para denunciar, ante el pueblo boliviano y ante el mundo entero, está en proceso un golpe de Estado”, manifestó.
El 4 de noviembre, el entonces canciller Diego Pary habló de la presunta afectación a la democracia: “Está claro que está en camino un golpe de Estado”.
Pese a que la cláusula de la Unasur faculta al Estado afectado, u otro Estado miembro, solicitar una sesión extraordinaria del Consejo de jefes de Estado o del Consejo de cancilleres, ni Morales ni tampoco su aliado venezolano Nicolás Maduro formularon la solicitud.
Tras la renuncia de Morales, ya en el cargo el presidente argentino Alberto Fernández, tampoco accionó el protocolo.
Patricio Giusto, especialista en estudios internacionales y docente de la Universidad Católica de Argentina, explicó que este protocolo no fue activado por Fernández ni Maduro, debido a que en una reunión de Unasur no hubieran podido sostener la “retórica del golpe”.
Recordó que la auditoría de la Organización de Estados Americanos (OEA) evidenció que se cometieron irregularidades en las elecciones bolivianas.
“Había países miembros de la Unasur que no apoyaban el discurso del golpe de Estado. Entonces, no hubiera habido un consenso y el otro punto es la auditoría de la OEA. Por todas las cuestiones que eran públicas, en una reunión de Unasur, la retórica de golpe de Estado hubiera caído por su propio peso”, aseveró Giusto.
Eduardo Gamarra, profesor boliviano de Política y Relaciones Internacionales en Estados Unidos, señaló que no se activaron acciones a favor de Morales porque renunció. Añadió que la retórica del “golpe de Estado” fue construida mientras el expresidente estaba en el exterior.
“Éste es otro elemento que desvirtúa el discurso del golpe de Estado, porque si hubiera habido un golpe de Estado, hubieran activado el protocolo de Unasur. Lo podían hacer Argentina y Venezuela, también, pero no lo hicieron. En 2019 no consideraron la salida de Morales como un golpe”, enfatizó.
El analista político Manfredo Bravo expresó que en 2019 lo que hubo fue una insurrección popular ante una vulneración al voto, que fue corroborada por la auditoría de la OEA.
“En Bolivia hubo fraude electoral, en ese marco, tras la renuncia de Evo Morales, vino el proceso de sucesión constitucional, y ese proceso fue validado a través del pronunciamiento del Tribunal Constitucional”, sostuvo.
Retórica para afines
Giusto manifestó que la retórica de “golpe” la creen los seguidores de los gobernantes, no los dirigentes políticos. Sostuvo que los kirchneristas, en Argentina, creen que hubo golpe en Bolivia, como lo hace la base del MAS.
“Los seguidores son convencidos y fieles seguidores del discurso del golpe de Estado en Bolivia y Evo Morales fue víctima de una conspiración. Ahora, los líderes saben lo que pasó en realidad, porque tienen acceso a la información. Ahí hay que separar a los seguidores de los dirigentes”, complementó.
//FUENTE: PÁGINA SIETE//