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Con la petición de detención preventiva en Palmasola comenzó la audiencia en el juzgado del municipio de La Guardia contra Misael Nallar, principal sospechoso de la ejecución de tres policías el pasado martes en Porongo.
Con fuerte resguardo policial, Nallar fue trasladado junto a Raúl Caballero y Esteban Beltrán, de celdas de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) hasta el municipio de La Guardia para responder ante el juez Aldo Vedia por el asesinato de los policías Eustaquio Olano y Alfonso Chávez, además del voluntario del Gacip, José David Candia. Las familias de las víctimas esperan que se aumenten las figuras de portación de armas, organización criminal y posiblemente, narcotráfico.
En principio, los tres aprehendidos se acogieron al derecho al silencio, pero este viernes se conoció que Nallar, al ser consultado sobre su teléfono celular, dijo que “no recordaba su número”. La Fiscalía pretendía el secuestro del aparato para realizar indagaciones y triangulación de llamadas en busca de Jhon Wálter Tibaduiza y José Flores Caro, los dos “guardaespaldas” de nacionalidad colombiana que son señalados de haber acribillado a los uniformados.
En tanto, ayer se difundió el informe pericial del Instituto de Investigaciones Técnico Científico de la Universidad Policial (Iitcup), o prueba de guantelete que se realizó a los tres sujetos y que determinó que todos usaron sus armas de fuego. En la escena del crimen se encontró 17 casquillos de calibre 5.56 y 7.62, que corresponden a armas de uso militar.
“La existencia de nitritos y nitratos (en sus manos) son positivos, eso quiere decir que él ha actuado con un arma de fuego. A partir del estudio que hemos realizado hemos logrado encontrar diversidad de puntos, este estudio ya ha sido puesto en conocimiento del Ministerio Público”, informó el comandante de la Policía, Jhonny Aguilera.
El martes, los dos policías y el voluntario del Gacip acudieron al llamado de los vecinos de la zona de Urubó donde Nallar protagonizaba una suerte de carreras en cuadratrack y en estado de ebriedad. La patrulla que llegó al lugar intentó arrestar al sospechoso de tener vínculos con el narcotraficante Jesús Einar Lima Lobo, pero luego de recibir disparos salieron por carretera. La patrulla fue interceptada en la comunidad Los Cuchis donde los sicarios redujeron a los tres uniformados.
Según las investigaciones, los tres uniformados fueron obligados a arrodillarse con las manos en el suelo y fueron ejecutados con disparos ante la orden de Nallar. Luego de matarlos, los colombianos pusieron los cuerpos apilados de Eustaquio Olano, Alfonso Chávez y José David Candia en la misma camioneta policial.
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