Cada día que pasa, la crisis, la pobreza y la miseria van aumentando. El socialismo y la izquierda son los responsables de esta situación. Han sido 20 años de estancamiento en los cuales se ha desperdiciado la etapa de mayor bonanza de nuestra historia. Es correcto afirmar que el socialismo ha destruido Bolivia y es ahora cuando vemos los resultados de esta nefasta ideología.

No es radical decir que es nuestro deber destruir y erradicar esta ideología para siempre. Ya mucho daño y retroceso ha causado el socialismo para darle “otra oportunidad”; ha destruido el país en todos los aspectos. Uno de los principales daños que ha causado esta doctrina es fragmentar a la nación. Bajo la nefasta lógica marxista, ha buscado enfrentar a los diversos grupos de la sociedad, dándoles roles antagónicos. En este caso no han utilizado la lucha de clases como “bandera principal”, sino las “diferencias étnicas o de origen”. Han puesto de moda los discursos de resentimiento y odio, buscando dividir a los bolivianos con base en fracturas históricas de hace siglos. Es así como, en vez de apoyar el sentimiento de ser boliviano y de pertenencia a la nación boliviana, han optado por apoyar un discurso indigenista radical, que no cree en Bolivia como nación. No por nada nace el Estado Plurinacional, que busca dividir a los bolivianos y hacernos ver como antagonistas.

En Bolivia hay diferentes costumbres y regiones, como en todo país, pero éstas deben funcionar como factor de unidad y de “riqueza de la nación”, no como un factor de división y resentimiento. Ya fue suficiente con los discursos divisionistas que solo buscan enfrentarnos como bolivianos, algo que no debemos permitir más. Debemos sanar las maldades que ha hecho el socialismo, pero también resolver los problemas históricos que nos aquejan desde nuestro nacimiento como país. Por eso, donde el socialismo plantea odio y resentimiento, debemos plantear unidad y reconciliación y, sobre todo, la consolidación de la nación boliviana.

Bolivia nace sobre la base del mestizaje, de la “fusión” de dos culturas que son la criolla/española y la indígena. Estas culturas, con el pasar de los años, han creado una nación y una nueva cultura que es la boliviana y a la cual pertenecemos los bolivianos y le debemos lealtad. Este es el mismo caso con los países latinoamericanos, quienes nacen con base en este mestizaje. Por ejemplo, en nuestro país, las personas que más consideran su condición de “indígena originario” son las que más profesan el cristianismo; eso es un claro ejemplo del mestizaje. Si el masismo y sus socialistas quieren ver plurinacionalidad y grupos antagónicos, los invito a visitar Europa.

Para acabar con las nefastas políticas del socialismo y el Estado Plurinacional, debemos empezar a fomentar el nacionalismo boliviano. Cuando se deje el odio de lado, fomentemos la unidad nacional, nos sintamos plenamente bolivianos y abracemos todos a nuestra tricolor; estoy seguro de que las cosas irán a mejor y sanarán heridas históricas.

Es el momento de apelar al nacionalismo boliviano para unificar a los bolivianos y lograr la consolidación de una sola nación, la cual deberá tener un nuevo Estado que la represente debidamente. Tenemos fundamentos de sobra para dar nacimiento a la nación boliviana, que, dicho sea de paso, decidió ser un país independiente por su cuenta en 1825, lo que le da el factor de voluntad propia respecto a los otros países de la región. Ya han pasado 200 años desde la fundación de la Patria; estamos en el momento idóneo de convertirla en una sola nación. Es responsabilidad de las generaciones más jóvenes hacer esto; solo así resolveremos nuestro problema político más grande. Con esto solucionado, no tengo duda de que iremos a mejor y tendremos las directrices a seguir bien establecidas. No hay país que haya triunfado dividido; debemos consolidar de una vez por todas a Bolivia como nación.

  • FABIÁN FREIRE
  • ESCRITOR. ESTUDIANTE DE CIENCIAS JURÍDICAS. COLUMNISTA EN EL DIARIO.
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