Me quedé muy preocupado por el discurso del vicepresidente el 6 de agosto, pues se sigue notando sus ganas de dividir Bolivia y reavivar un discurso de resentimiento. Respecto al discurso del presidente, solo se puede decir que fue una clara muestra de falta de coraje. Su idea del referéndum me recuerda a la manera tan “tibia” de gobernar de Carlos Mesa.

Lo que es hoy Bolivia nace evidentemente con el mestizaje, factor que también explica el nacimiento de las demás naciones latinoamericanas. Han pasado siglos desde la conquista española, casi 200 años desde el nacimiento de Bolivia y más de 70 años de la Revolución de 1952. Es mucho tiempo, suficiente para consolidar una nación con características propias, cuya fortaleza se puede observar comparándola con países europeos, donde realmente existe la plurinacionalidad.

En el presente, estamos en un momento clave para poder, por fin, unir a los bolivianos y consolidar la nación boliviana. Muchos dicen que el momento idóneo fue en la Guerra del Chaco o en la Revolución de 1952. Sin duda hubo voluntad, pero no se logró. Partidos como el MNR o FSB intentaron, a través de todos los medios, fomentar el nacionalismo boliviano y generar una unidad real. El MNR, pese a lograr grandes hitos con la revolución, terminó fracasando; su manera de guiarla y la infiltración del marxismo ocasionaron que la revolución terminara siendo una época violenta.

Han pasado más de 70 años desde la revolución, nuestra gente está aún más integrada que antes y creo que todos los bolivianos anhelamos la unidad nacional y la construcción de un futuro en conjunto, sin divisiones y con altas expectativas. No hay país que haya llegado lejos sin crear un sentimiento de unidad nacional; el claro ejemplo lo vemos en un país tan diverso como Estados Unidos. Si allí se ha logrado crear un nacionalismo americano, a pesar de sus grandes diferencias, no veo por qué no en Bolivia. Es mucho más fácil y está mucho más justificado. Es momento para que Bolivia sea una sola.

Hay diferencias regionales y culturales, pero éstas siempre estarán presentes en todos los países, por más homogéneos que sean. Las diferencias regionales son las más evidentes, pero no deben ser motivo de división, sino de unidad; motivo que muestra las diferentes caras de un país. Por ejemplo, en Alemania las costumbres en Múnich no son las mismas que en Berlín, además de que existen fuertes rivalidades entre varias ciudades del país germano.

Hay múltiples ejemplos de diferencias regionales en todos los países. Éstos también están presentes en Bolivia, sobre todo entre Oriente y Occidente. Siempre existirán, pero debemos trabajar para que Bolivia prime sobre todas las cosas. En nuestro caso, el Oriente siempre ha sido dejado a un lado por el poder central, lo que ha generado mucha molestia. La solución pasa por darle su lugar de importancia dentro de la nación, proporcionarle los beneficios que merece y hacer que asuma plenamente su rol de motor económico del país. El verdadero nacionalismo boliviano le dará al Oriente su lugar en nuestro país, para que el interés de Bolivia sea lo que prime sobre todas las cosas. Cada región debe ser tratada por igual y protegida por el Estado Nacional.

Basta de divisiones, debemos unir a la nación. De esta forma, de una vez por todas, tendremos un panorama político claro, que nos llevará a sanar heridas históricas, pero que también permitirá el nacimiento de un nuevo Estado Nacional que represente a la nación boliviana en toda su plenitud. Unir a los bolivianos, consolidar la nación y fomentar el nacionalismo boliviano nos dará un escenario político idóneo para poder tener un país mejor, que tal vez en un futuro, con un partido político y líderes idóneos, pueda aspirar a tener ambiciones geopolíticas.

  • FABIÁN FREIRE
  • Escritor. Estudiante De Ciencias Jurídicas. Columnista En El Diario.
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