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Grupos de Inteligencia de las Fuerzas Armadas (FFAA) y de la Policía fueron cuestionados porque en vez de buscar información para velar por la seguridad del Estado y la población, se dedican a infiltrarse en sectores sociales para incitar a la violencia y de esa forma la Fiscalía active procesos contra los movilizados.
“Igual que en las dictaduras, el Gobierno masista manipula los hechos y usa a empleados públicos para perseguir a los opositores y encarcelar a ciudadanos que protestan. Los excesos violentos de Estado son estrategia de autócratas”, señaló Carlos Mesa, expresidente y líder de Comunidad Ciudadana (CC).
Para Gregorio Lanza, analista y exrepresentante de la Defensoría del Pueblo, la aparición de estos infiltrados en los movimientos civiles “es propio de gobiernos autoritarios”. El diputado opositor Marcelo Pedrazas señaló que este tema es “la muestra clara que la cooptación de poder del MAS está en pleno proceso de cubanizar la protesta legítima”.
Militares infiltrados
El lunes, el abogado Jorge Valda identificó a cuatro militares de Inteligencia del Ejército infiltrados en la marcha médica del 21 de julio. Los uniformados y cuatro civiles fueron arrestados, pero la Fiscalía sólo procesó e hizo encarcelar a tres civiles y dejó en libertad a los infiltrados.
El jurista detalló que, en un primer momento, los militares dieron nombres falsos, pero luego se descubrió que se trataba de tres tenientes y un suboficial, “quienes en conspiración y maquiavélica confabulación con Inteligencia de la Policía habrían montado este proceso para detener a tres jóvenes activistas”.
La presidenta de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia (Apdhb), Amparo Carvajal, contó ayer que cuando fue a visitar a los arrestados desconocía la presencia de infiltrados y vio que ellos estaban “ahí metidos (en la Policía). Les decía en qué les puedo ayudar, tienen familias, compañeros; ellos con la cabeza abajo (respondieron) no, no señora”. “Imagínese, yo implorando por detenidos infiltrados”, sostuvo Carvajal.
El abogado Omar Durán, militar en retiro voluntario, explicó a Página Siete que todos los países tienen sus grupos de Inteligencia militar para lograr objetivos en beneficio del Estado, sean sus gobernantes de izquierda o de derecha. Remarcó que “los grupos de Inteligencia están para beneficiar al Estado, no al partido de Gobierno”.
“El fin fundamental no es que ellos puedan meterse en una movilización para pertenecer a un determinado grupo, pueden caracterizarse que son parte de un grupo, pero no pueden sembrar terror. Ellos tienen que investigar y averiguar en qué situación, qué posibles planes de maltrato podría tener el Estado, qué posibles situaciones que atenten contra la seguridad del Estado, contra la seguridad de las personas, y para eso están estos hombres y mujeres”, mencionó Durán.
Los grupos de Inteligencia militar pueden caracterizarse con un sobrenombre y camuflarse dentro de un grupo para recabar información que tenga relación con la defensa y la seguridad del Estado, “pero no pueden agitar, no pueden hacer destrozos o no pueden ser cabezas”, detalló el jurista.
Sin embargo, los cuatro militares “infiltrados” fueron identificados como parte de grupos violentos que se infiltraron en la marcha de los médicos, la semana pasada. Además, esa protesta se desarrolló en medio de las agresiones que los médicos sufrieron por parte de grupos de choque del MAS.
Según Valda, los infiltrados operaron en confabulación con la Policía para “montar” un proceso en el que sólo sean procesados los jóvenes activistas que no son afines al partido de Gobierno. Algunos activistas aseguraron que los militares estaban portando petardos para que luego se inculpe a los movilizados.
Policías infiltrados
Efectivos de Inteligencia policial del Ministerio del Gobierno, vestidos de civil, hicieron operativos en la marcha de los médicos y arrestaron a unas ocho personas, pero extrañamente cuatro de ellas (los infiltrados) se sometieron sin cuestionar.
La Policía separó a los cuatro civiles para que sean procesados por la Fiscalía. Y a los cuatro infiltrados se los dejó libres, pese a que en el acta de requisa figura que se encontraron credenciales y celulares de los mencionados con nombres falsos.
No es el único caso en que Inteligencia de la Policía es denunciada por infiltrarse en movilizaciones. Cocaleros de Adepcoca y vecinos paceños denunciaron a los uniformados por infiltrarse vestidos de civil en las movilizaciones de septiembre y octubre de 2021, dinamitando y apedreando. Además, se develó que operaban junto con funcionarios civiles del Gobierno para generar violencia con el fin de culpar de esos hechos a los cocaleros, según videos y testimonios de vecinos. Algunos cocaleros terminaron procesados por los conflictos y la Fiscalía, como en el otro caso, dejó en la impunidad a los infiltrados, pese a que legisladores exigieron que se investigue a estas personas.
Un exjefe de la Policía indicó a Página Siete que esos grupos de inteligencia operan de esa forma desde el caso Chaparina en 2011, en ese entonces bajo pretexto de intervenir la marcha indígena.
“Están monitoreando a través de agentes encubiertos (a diferentes sectores), en especial a los de oposición (…) Los llaman buzos, sapos, informantes, soplones, siempre utilizan un seudónimo y les proporcionan identificación falsa. También monitorean las redes sociales”, detalló el uniformado que pidió la reserva de su identidad.
//FUENTE: PÁGINA SIETE//