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Como se suele decir en el mundo del rock, Donald Trump y Eduardo Bolsonaro le hicieron de “teloneros” a un Javier Milei, que subió el sábado al escenario de la CPAC, con el público -que lo ovacionó- a punto caramelo. El expresidente norteamericano ya había hecho referencia a la presencia del mandatario argentino, al que también asoció a la sigla “MAGA”. En el caso del libertario, serían las iniciales de “Make Argentina Great Again”.
Ni bien tomó el micrófono, Milei dejó en evidencia que sería el mismo de siempre: comenzó a cantar su versión de “Panic Show”, repitió varias veces la consigna del “viva la libertad, carajo” y volvió a acordarse del diputado Ricardo López Murphy, resaltando que el “fenómeno barrial” seguía creciendo. Una costumbre que a esta altura ya debe ser insoportable para el legislador de Juntos por el Cambio, que recurrió aquella improcedente chicana en la campaña para el Congreso de 2021.
En esta oportunidad, el presidente argentino adelantó que realizaría una presentación teórica complementaria de lo que fue su discurso en Davos, que terminó dando la vuelta al mundo y posicionando al libertario argentino como un referente político internacional.
No conforme con haber corrido el eje del debate en su país considerablemente, Milei arremetió de lleno contra muchos de los mitos que en la actualidad son vacas sagradas del mainstream de sus colegas economistas internacionales. Reabriendo una necesaria discusión en materia económica, reparó en la falacia de las denominadas “fallas de mercado”, que la mayoría de los intervencionistas proclaman para justificar sus políticas nocivas. En el marco de una exposición que partió desde la perspectiva de la Escuela Austríaca, con una solidez impecable digna de mención, el presidente argentino explicó el proceso de mercado como la interacción de los individuos libres. Por lo tanto, la idea de las “fallas” en el marco de este fenómeno sería comparable a personas que actúan en contra de sus propios intereses.
En su exposición, recordó a muchos liberales clásicos como a Adam Smith, del que dijo que fue el que mejor a la hora de explicar la división del trabajo. También homenajeó al francés Frédéric Bastiat, recordado por su idea de que donde pasa el comercio no entran las balas, y que cuando se consolida el mercado, se incrementa la paz. El mencionado hoy que probablemente escuche el reconocimiento de Milei es Israel Kirzner, que a los 94 años es el economista austríaco vivo más importante del mundo. El presidente argentino hizo referencia a su libro “Creatividad, capitalismo y justicia distributiva”.
Para Milei, la mala interpretación de los fenómenos económicos termina decantando en malas políticas públicas, que afectan a la libertad de los individuos. Pero aunque la influencia estatista es fuerte, el presidente argentino recordó que estamos transitando la mejor etapa del mundo, ya que la extrema pobreza pasó del 95% al 5%.
Hacia el final de su discurso, a modo de arenga, Milei le dijo al público y a las personas que seguían la transmisión desde todos los rincones del mundo:
“No dejen avanzar al socialismo. No avalen la regulación. No avalen la idea de los fallos de mercado. No permitan el avance de la agenda asesina y no se dejen llevar por los cantos de sirena de la justicia social. Yo vengo de un país que compró todas esas ideas estúpidas y pasó de ser uno de los países más ricos del mundo a ser el 140. Luchen por su libertad, porque si no los van a llevar a la miseria”.
Al momento de despedirse, el mandatario argentino pidió recuperar la esperanza y señaló que las ideas de la libertad no solamente lo llevaron a la presidencia de su país, sino que están sirviendo para “despertar al mundo”.
//FUENTE: PANAM POST//