Los “falsos amigos” de Francisco

RODOLFO FAGGIONI

Francisco está acostumbrado a estar en medio a “falsos amigos”. Desde que era un joven sacerdote empezó a tener enemigos en su propia casa. Ordenado sacerdote el 13 de diciembre de 1969, cuatro años después, el 31 de agosto de 1973, es nombrado superior provincial de la Compañía de Jesús en Argentina y es durante este período, que sus mismos hermanos de la Compañía de Jesús le dan apodos no muy halagadores por su ecuanimidad con la cual hace frente a vientos y mareas. Como la desintegración de su provincia religiosa pasada de más de 400 sacerdotes a menos de la mitad en pocos años, al golpe de Estado militar de 1974, con 125 sacerdotes argentinos masacrados o hechos desaparecer solamente porque estaban comprometidos al lado de los más pobres, o a la determinación con que resuelve los “problemas” financieros en lo que sus predecesors jesuitas argentinos habían incurrido, enajenando bienes importantes y prestigiosos como la Univesidad El Salvador o el Colegio Máximo.

Después de la elección al papado de Jorge Mario Bergoglio, el Padre General de la Compañía de Jesús Adolfo Nicolás, ha hecho saber a los jesuitas de todo el mundo, que ponía “sus hombres y sus recursos” al servicio del primer papa jesuita, oferta que al papa no le ha interesado mucho, limitándose únicamente a “disfrutar” de la espiritualidad ignaciana en fiestas y aniversarios, “comunión” que los jesuitas argentinos le han negado durante dos años, a pesar de un estilo de vida ejemplar y un equilibrio doctrinal, relegándolo en una especie de exilio en la comunidad de Córdoba.

En la actualidad, Francisco no da mucha importancia a los cardenales latinoamericanos de la curia romana como el cardenal argentino Leonardo Sandri, nombrado por Benedicto XVI Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales y Consejero de la Comisión Pontificia para América Latina que siendo obispo auxiliar de Buenos Aires, tuvo que hacer frente al escándalo financiero del Banco de Crédito Provincial, una enorme suma de dinero substraída al fondo de las pensiones mediante el Banco del Vaticano (IOR). Autores de la operación un grupo liderado por el exembajador de Argentina en la Santa Sede, Francisco Trusso, exponente de Opus Dei y amigo intimo del cardenal Sandri. Para la prensa argentina, la convivencia entre estos dos personajes y los ambientes de negocios del expresidente argentino Carlos Saúl Menen ha continuado incluso después del arresto y la condena de Trusso a 8 años y del otro gran amigo de Sandri, Juan Esteban Castelli, Caballero de su Santidad y exembajador argentino en la Santa Sede, también él de Opus Dei y senador de la Republica Italiana para Sud America en la lista Forza Italia, el partido de Silvio Berlusconi. Castelli, siendo embajador en el Vaticano, consolidó su amistad con el cardenal Secretario de Estado Angelo Sodano que le permitió ejercer gran peso en su Patria. Al Obispo titular de la Caritas Argentina sugirió moderar sus críticas al gobierno de Carlos Saúl Menen y señaló para el Obispado de Iguazú al tesorero de Primatista, quién obtuvo el cargo, no obstante la oposición del Cardenal Jorge Bergoglio.

Otros “amigos falsos” Bergoglio los tiene en el Vaticano, algunos cardenales como el norteamericano Raymond Burke, es considerado unos de los exponentes más conservadores y tradicionalistas de la Iglesia Católica. Fue uno de los cuatro contrarios e la “Responsa Ad Dubia”, exhortación apostólica de “Amores Laetitia”, como el fallecido cardenal Velasio de Paolis delegado pontificio de la Congregación “Legionarios de Cristo”. A proposito del escándalo Vatileakes declaró que el Santo Padre había perdonado al culpable de haber sustraído documentos papales confidenciales. En el Conclave de 2013 declaró preocupante la participación del Cardenal Roger Michael Mahony, acusado de encubrir pedófilos en la Archediósesis de Los Angeles. Hay otros exponentes de la llamada “verdadera doctrina católica”, se oponen a cualquier disposición que tome el Santo Padre. De modo especial, está la “lobby” alemana que dicen ser “papistas” en público y ferocemente “eversivos” en privado. Exponente de esta “lobby”, es el cardenal Gerhard Müller y el fallecido exarzobispo de Colonia, Joachin Meisner, prominente voz conservadora de la Iglesia Alemana. Fue uno de los cinco prelados que, junto al Cardenal Carlo Caraffa de Bolonia, Walter Brandmüler y Raymond L. Burke, enviaron una carta a Francisco para ser recibidos en audiencia privada para discutir sobre “Amores Laetitia” que no los convencía. El Santo Padre no los recibió. Igualmente el obispo auxilar de Santa María de Astana, Athanasius Scheneider, conocido por ser uno de los mayores defensores de la tradición católica y de la misa tridentina,, el arzobispo George Ganwein exPrefecto de la Casa Pontificia y secretario privado del fallecido papa Benedicto XV, el cardenal Robert Sarah contrario a “fiducia supplicans” del Dicastero per la Doctrina de la fe. Y por último el Cardenal Joseph Zen de Hong Kong, se ha dirigido al papa pidiéndole que despidiera al controvertido cardenal argentino Victor Emanuel Férnandez

Bien escondidos, están los clérigos llevados a Roma por Ratzinger, la idiosincracia de sus iglesias de origen, esterilmente afligidos por décadas de disputas entre progresistas y tradicionalistas. Tanto Müller como Gänwein gozan de una reputación no muy buena. Un día afirman algo en los periódicos alemanes, el día después lo retifican en los diarios italianos. En su casa romana de Santa Marta, Francisco, en lugar de “enemigos”, parece tener muchos “falsos amigos”.

RODOLFO FAGGIONI
Periodista y Corresponsal en Italia. Miembro efectivo de Prensa Internacional
*NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de VISOR21