Karen Longaric, quien fuera canciller durante el gobierno transitorio de Jeanine Añez, está pasando unos meses con sus hijos en Alemania. Salió del país en abril del año pasado para realizar un trabajo académico en la Universidad Autónoma de Chile y ya no pudo volver porque fue citada por la Fiscalía. La actual gestión le inició tres procesos: uno por la no ejecución de un presupuesto que estaba destinado a ayudar a connacionales en el extranjero durante la pandemia; otro por la institucionalización de la Cancillería para lo que, según explica, se hizo declarar inconstitucional un artículo que le permitía a ella crear el escalafón diplomático, y un tercero por haber nombrado en el servicio exterior a personas sin maestrías o doctorados. Longaric atina a sonreír porque, dice ella, el MAS es el que incurre en ese tipo de prácticas.
La excanciller, que es además una académica reconocida en Bolivia, actualmente está abocada a actividades académicas y consultorías, y tiene la esperanza de regresar cuando hay un proceso de reconciliación.
Ella, que recibió a los representantes de organismos internacionales y embajadores en su despacho en el marco de la pacificación del país, se asombra que ahora no digan nada sobre la acusación de golpe de Estado.
- ¿Su salida del país ha sido motivada por los procesos que le han iniciado o es que ha sido una coincidencia?
Actualmente estoy en Alemania, mis hijos viven hace muchos años aquí. Meses antes de salir de Bolivia yo me comprometí a participar en un proyecto académico de carácter temporal en la Universidad Autónoma de Chile, y ese proyecto se inició el 1 de abril y estuve allá hasta mediados de diciembre. En un principio se trataba de un viaje temporal; sin embargo, mientras estuve en Chile, el Ministerio Público me convocó a dar declaraciones en tres procesos judiciales de manera consecutiva. Esto me hizo caer en cuenta que dichas acusaciones no eran judiciales, sino políticas, porque en realidad no tenían ningún fundamento legal. Advertida de esto decidí no volver a Bolivia por el momento y permanecer en el exterior hasta que haya las debidas garantías a mis derechos humanos y a mis libertades. Yo lamento mucho esto, porque cuánto quisiera estar en el país, amo a mi país, pero estoy convencida que no me querían para tenerme en un proceso investigativo, sino para apresarme.
- ¿Eso quiere decir que usted no va a volver a Bolivia mientras el MAS esté en el poder?
No, yo tengo confianza de que el gobierno de Arce, en algún momento, tendrá que reflexionar y tendrá que promover un proceso de reencuentro entre los bolivianos. Los que servimos de manera honesta estamos abiertos a que investiguen nuestras gestiones, pero de manera transparente, y con respeto a las libertades, al debido proceso, y a las garantías judiciales, y esto no ocurre hoy por hoy en Bolivia.
- ¿Cómo ve el trato que está recibiendo la expresidenta Añez en la cárcel?
El Estado está haciendo abuso de su derecho de penar, como llamamos los abogados, de ius puniendi. Está violando flagrantemente, a vista y paciencia del mundo entero y del señor García Sayán, los derechos de la expresidenta. Yo creo que la única salida legal que tiene el gobierno es dejar que la señora Añez se defienda en libertad de todas las acusaciones que le han hecho. Creo que Añez es una víctima del gobierno de Luis Arce con el propósito de generar miedo y temor en los opositores. También en esta detención arbitraria de la señora Añez yo creo que hay el objetivo de limpiar la imagen de Evo Morales para una futura candidatura, promoviendo este absurdo del golpe de Estado. Y con todo esto, el Gobierno tiene interés en callar a la oposición y controlar todo el aparato del Estado. Los políticos, los correligionarios, los colegas asambleístas de la señora Añez, que en su momento ayudaron a abrir el camino para la sucesión constitucional, deberían unir sus voces y asumir la responsabilidad sobre la sucesión constitucional, porque este escenario se dio con la participación de muchos actores, los mismos asambleístas del MAS, organismos internacionales y la Iglesia Católica.
- ¿Qué rol deberían jugar los organismos internacionales, como la UE, Naciones Unidas, gobiernos como el de Brasil, España y la Iglesia Católica tomando en cuenta que ellos han promovido la pacificación y la transición?
Aunque yo no participé de ese proceso inicial que dio lugar a la instauración del gobierno constitucional transitorio porque no soy política; sin embargo, en semanas posteriores a la designación del Gabinete, en mi calidad de canciller, tuve una relación activa con los organismos internacionales acreditados en Bolivia, que colaboraron codo a codo para promover la pacificación del país, conducente a la realización de las elecciones. Todo ese proceso fue acompañado por las Naciones Unidas, la Unión Europea, embajadores europeos, la Iglesia Católica, embajadores latinoamericanos. Entonces, yo no entiendo por qué el silencio particularmente de las Naciones Unidas, particularmente del señor (Antonio) Guterres, y de sus altos comisionados y representantes, por qué el silencio ante esta apócrifa acusación de golpe de Estado que se hace contra la expresidenta Añez y algunos de sus colaboradores. Yo no entiendo por qué estas organizaciones no rechazan estas acusaciones, por qué no aclaran que se trató de una sucesión constitucional, validada por la comunidad internacional e inclusive por la mayoría parlamentaria del MAS liderada por la señora Eva Copa. Yo recuerdo que en ocasión de las visitas que hizo el enviado especial del secretario general de Naciones Unidas, el señor Jean Arnault, manifestó su complacencia por los acuerdos pactados entre la Asamblea Legislativa y el Poder Ejecutivo para fijar la fecha de las elecciones e inclusive manifestó, y tengo esos comunicados, su complacencia por la aprobación de la ley de prórroga de funciones que se había aprobado. Yo tuve el honor de recibirlo en mi despacho, a él en más de una oportunidad y a todos los representantes del sistema de Naciones y todos mostraron su respaldo al proceso orientado a la consolidación de la democracia en Bolivia. Estaban el Nuncio apostólico, embajadores europeos, latinoamericanos, asiáticos; los embajadores que con más asiduidad me visitaban eran el embajador ruso y el chino, excepto los representantes de Venezuela y Argentina. Estos organismos que promovieron la sucesión constitucional deberían comunicar, al señor Arce e indicar que todo ese proceso se dio en un marco de pacificación del país, de solución a la tremenda crisis política que se vivía.
- ¿Fue un reconocimiento implícito o explícito al gobierno de transición?
Generalmente en derecho internacional y derecho diplomático se estila que, ante un cambio de gobierno, hay formas implícitas y explícitas, pero generalmente se aplica la forma implícita de relacionamiento con ese nuevo gobierno. Son las visitas a las cancillerías, las llamadas telefónicas; yo recibí llamadas telefónicas de muchísimos cancilleres del mundo, y la señora Añez también recibió llamadas telefónicas de muchos presidentes, pero esto ha quedado constatado en las fotografías que se han tomado en el saludo del cuerpo diplomático a la expresidenta en dos ocasiones, cuando asumió el cargo y el saludo que se efectúa cada 1 de enero, y el saludo diplomático que tuve yo de parte de los embajadores. Las manifestaciones fueron muy claras de la comunidad internacional, no sólo de reconocimiento sino de apoyo en ese momento difícil que vivía el país, todos eran conscientes de la crisis política por la cual estaba atravesando el país.
- Usted asistió a diversos foros y la presidenta fue aceptada en los foros internacionales.
No es que fue aceptada, ella participó en la Asamblea General de las Naciones Unidas de manera virtual como lo hicieron todos los presidentes; también ha participado en reuniones del Mercosur, de la Comunidad Andina, de Prosur. Y yo en mi calidad de canciller participé en todos los foros internacionales, algunos presenciales y otros virtuales, arropada por toda la comunidad internacional que comprendía todo lo que se estaba viviendo en Bolivia. Firmé un acuerdo bilateral entre NNUU y mi persona, con la representante Susana Sottoli, para desarrollar un proyecto de construcción y apoyo a la paz.
- Hace unos días estuvo García-Sayán en Bolivia, pero no hizo ninguna declaración conducente con lo que hizo la ONU en su momento. ¿Qué opina usted de sus conclusiones?
El informe de García-Sayán incide en obviedades que todos los bolivianos conocemos. El informe preliminar contiene mínimas observaciones sobre la parcialización o politización de la justicia boliviana. Inclusive para hacer esas observaciones ha usado un lenguaje demasiado tímido, yo diría hasta anodino, contrastando a lo manifestado por el GIEI, por ejemplo, que claramente dijo que en Bolivia no había una justicia imparcial y que la justicia estaba politizada. El señor García Sayán dijo que la justicia está lejos del pueblo; francamente no entiendo yo por qué ha eludido referirse claramente a la politización de la justicia y a la persecución política tan ostensible bajo el gobierno de Arce Catacora. Este informe preliminar de García Sayán, creo que refleja su afinidad política con el gobierno del MAS. Estuvo en Bolivia y fue testigo de cómo el gobierno de Arce negó la salida de Añez autorizada por un juez al hospital; él calla, y niega que existe la persecución política, no obstante que ha sido testigo presencial de varios hechos que se produjeron esos días, y que evidencian el uso de la justicia como instrumento de persecución política. Esta actitud contemplativa y complaciente debido a la afinidad ideológica ya la hemos visto en Venezuela y Nicaragua, y creo que vamos claramente camino a ello.
- Nicaragua y Venezuela, por muchos pronunciamientos que hagan, siguen adelante en el autoritarismo, entonces ¿cree que sirven de algo los comunicados de los organismos?
Es lamentable el accionar de algunos organismos internacionales, particularmente aquellos que están orientados a proteger, a tutelar los DDHH. Por ejemplo, la reacción tardía y la actitud contemplativa de la CIDH ante la pretensión de Evo Morales de prorrogarse en el poder por cuarta vez consecutiva, debilitó los esfuerzos por preservar la institucionalidad democrática en Bolivia y finalmente derivó en una crisis política profunda en 2019, con graves consecuencias que hasta hoy se ven las secuelas, porque Bolivia no encuentra una ruta de reconciliación y paz duradera, y esto fue por la inoperancia de la CIDH. Hoy en día hay una erosión paulatina de las salvaguardas democráticas en los regímenes de Venezuela y Nicaragua, y son pruebas vivas de la inefectividad de los organismos de derechos humanos y de la comunidad internacional. Y mire usted, cuánto tiempo demoró la Corte Interamericana en pronunciarse sobre la opinión consultiva que requirió el Gobierno colombiano respecto a la reelección indefinida. Cuando la corte IDH se pronunció ya había pasado mucho tiempo de la decisión de Evo Morales de reelegirse.
- ¿Usted no se arrepiente de haber aceptado la Cancillería? ¿Cómo se siente cuando mira para atrás?
Yo dejé esa estabilidad profesional y laboral que tenía para servir al país, tal vez influida por algunas amistades que me convencieron de que era el momento de apoyar al país. No me arrepiento porque considero que he servido a Bolivia tal vez en uno de los momentos más difíciles de la historia, y eso me llena de orgullo, y me compromete aún más con mi país porque estoy consciente que todo lo que hice en la Cancillería fue en favor del país. No me arrepiento; yo dije muchas veces que no concibo un honor más grande que haber servido a la patria en sus momentos más difíciles.
- Sin embargo, hubo ministerios cuestionados. No ha sido un gobierno limpio, la prueba es que Murillo está detenido en EEUU. ¿No veía usted ese proceso de descomposición interno en el gobierno de Añez?
Yo creo que la candidatura de la expresidenta Añez no fue una buena decisión. El gobierno transitorio debía haberse dedicado a promover las elecciones, a pacificar el país y hacer gestión en la medida en que el tiempo se iba prolongando debido a la pandemia. El tema de Murillo fue una gran decepción, estimo que no sólo para mí, pienso que para otros ministros que también actuaron de buena fe, pero yo no me sentía comprometida con algunos temas que podían haberse dado en el gobierno, porque yo no pertenecía al gabinete político que estaba integrado por los ministros más allegados a la presidenta. En el gabinete generalmente analizábamos temas coyunturales que se derivaron de la pandemia. En mi gestión todo mi equipo trabajó muchísimo con el tema de las repatriaciones, también estuve muy preocupada y lo manifesté en variadas reuniones de gabinete porque se aclaren ante la población temas que inquietaban a la gente; en eso he sido muy leal con mis principios, y si no renuncié a mi cargo de ministra de manera anticipada fue porque me sentí muy comprometida por las consecuencias que se derivaron de la pandemia. También debo ser franca, estaba muy abocada a institucionalizar la Cancillería.
//FUENTE: PÁGINA SIETE//