RODOLFO FAGGIONI
En un espacio de sólo doce kilómetros de la costa Lígur Oriental en una sucesión de promontorios rocosos y de breves playas en forma de arco, yendo hacia Levante, donde los Montes Apeninos se botan a desplome sobre el Mar Mediterráneo, se encuentran cinco pequeños pueblecitos unidos unicamente por ferrocarril o por un sendero excavado en la roca llamado romanticamente “Via dell’Amore”. Se encuentran encajados entre las rocas y el mar, en un eterno desafio entre la orografía y la costa, y hoy en día, gracias a esta situación de aislamiento, se han convertido en un centro de importancia mundial.
Sus orígenes son antiquísimos. Se han encontrado restos de la civilización megalítica y desde entonces la zona ha sido siempre poblada. En periodo romano Polibio y Strabone citan un itinerario que partiendo de Spedia, seguía la sucesión de colinas al amparo de las Cinco Tierras, donde fueron construídos los Santuarios de Montenero, Volastra, San Bernardino, Reggio y Soviore. En épocas sucesivas los habitantes bajaron hacia la costa y fundaron los pueblecitos actuales conservando hasta hoy muchas de las características arquitectónicas iniciales.
Fue el histórico Jacopo Bracelli en su monumental obra “Descriptio Oraœ Linguisticae” del siglo XV a llamar por primera vez “Cinqueterre” a estos cinco pueblecitos como resulta de la descripción que ha dado … “sorgono sulla scogliera cinque terre, quasi ad uguale distanza tra di loro che sono Monterosso, Vulnezia, Cornelia, Manarola e Riomaggiore … fa meraviglia vedere monti cosi erti e scoscesi, petrosi e aridi … di qui vien fuori quel vino per le mense dei re”. Y por ese su buen vino los cinco pueblecitos se volvieron famosos desde los tiempos de Boccaccio.
Sus habitantes, hombres de pocas palabras y de muchos hechos, poco a poco han plasmado esa asoleada, rocosa y pendiente escarpada, transformándola en terrazas y transformando también la economía, que era únicamente marina, en agrícola, creando espléndidas huertas, olivares y viñedos sobre el mar.
Hoy la viticultura de las “5 Tierras”, arcaica hasta hace poco, está obteniendo un significativo salto de calidad con su “Cooperativa Agricola” que produce y exporta a todo el mundo, sólamente dos famosos vinos. El “Sciacchetrà”, un vino dulce hecho con tres tipos de uva blanca diferentes: Bosco, Albarola y Vermentino hecha secar al sol por unos cuarenta días y luego vinificado en botas de madera. Se obtiene así un vino del color oro con venas de ámbar, perfume intenso de yerbas y de mar y gusto amable y el “Cinque Terre”, vino blanco que toma el nombre de la zona de producción como garantía de orígen y es la expresión de la fusión armoniosa entre la gran tradición y una esmerada y moderna tecnología, aumentando las caracteristicas cualitativas de ese singular producto de la enología. Actualmente los viticultores, durante la vendimia, transportan la uva a los locales de la “Cooperativa Agrícola” sirviéndose de monorieles que surcan toda la pendiente y para el riego usan el agua de vertientes diseminadas por toda la costa.
Las ”Cinco Tierras” son un invernadero natural completamente al abrigo de los vientos que los lígures han transformado en un único y prodigioso jardín. Se ha instituído un “Parque Nacional” que abarca también la zona marina y donde se investiga la flora y la fauna de la zona.
Caminando por los senderos excavados en la roca, en un subseguirse de vegetación mágica, una de las pocas actualmente incontaminadas, se encuentran los euforbios que le dan al paisaje colores vivaces: amarillo oro en primavera, verde claro en verano y rojo vivo en otoño. En los pequeños vallecitos menos accesibles, la vegetación es más rica y exótica: es el reino de la filicinea, del arrayán y de otros arbustos siempre verdes y perfumados. Entre Monterosso y Vernazza, las bellotas obscuras recuerdan las florestas imponentes que seguramente tiempos atrás cubrían toda la zona, mientras que los pinos marítimos se encuentran aislados. El ambiente mediterráneo cambia continuamente si se procede hacia la parte interna, la vegetación es más húmeda y templada, el bosque es más tupido y se caracteriza por árboles de encinas, castaños y fresnos. El ambiente marino no es de menos que el terrestre. Es el reino de los apasionados de la fotografía submarina por su mar siempre azul y transparente.
Visitar las “5 TIERRAS” significa sumergirse en un mundo encantado: célebres localidades de residencia veraniega que animadas de una intensa vida internacional se alternan con deliciosos refugios en simples y apartados pueblecitos de pescadores entre una mágica exuberancia de olivares, de magníficos viñedos y de plantas exóticas.
RODOLFO FAGGIONI
Periodista y Corresponsal en Italia. Miembro efectivo de Prensa Internacional
*NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de VISOR21