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GUIDO ÁÑEZ

Cada época del año reflexiono sobre los sucesos de ese tiempo. Enero te insufla de ánimos y haces planes para el nuevo año, febrero o marzo te despierta el espíritu alegre del Carnaval.

Luego viene el mes de abril donde los católicos pensamos a profundidad en el sacrificio de Jesucristo en la cruz, agosto el mes de la independencia nacional, pero septiembre es el mejor mes del año, se inicia la primavera, Día del Amor, del estudiante, la independencia de Santa Cruz, y es cuando en mi caso trato de reflexionar sobre mi tierra, no importa donde esté, la celebro y la festejo como buen cruceño, y es que el amor por Santa Cruz es inexplicable.

He estado pensando en cómo llegamos hasta aquí, en una relación con un Estado del cual formamos parte pero que nuestra relación con el poder central siempre ha sido tormentosa, durante toda nuestra historia han utilizado la violencia como método para solucionar los conflictos con nuestra región. Sólo me referiré a algunos pasajes de nuestra historia: Andrés Ibáñez, que hizo la primera revolución federal e igualitaria del país, fue fusilado por un contingente militar enviado desde el poder central para sofocar la rebelion cruceña que se había hecho fuerte en Santa Cruz, con proclamas revolucionarias y de avanzada para la época.

El Memorándum de 1904, que, en mi criterio, es el manifiesto político más brillante y el programa de desarrollo más preclaro que se hubiera producido en todo Bolivia, nunca fue tomado en cuenta por el poder central porque siempre primó en el occidente la mentalidad extractivista y cortoplacista de la burguesía altoperuana.

La lucha por las regalías petroleras, a pesar de tener una ley dictada en el año 1938, nunca se aplicó, nunca se pagó a las regiones productoras, mejor dicho a Santa Cruz, fueron las luchas de quizás la más valiente generación de cruceños, que las conquistó, no sin antes recibir torturas, exilio, presos y humillaciones a un pueblo que sólo pedía que se cumpla la ley.

Todos estos hechos ocurrieron en el siglo XIX, a comienzos y a mediados del siglo XX. En todas las legítimas reivindicaciones cruceñas el Estado las sofocó con violencia.

La ausencia de Estado, o la animadversión del Estado central contra todo lo cruceño nos obligó a generar una institucionalidad que sobrevive hasta ahora y que es transversal a toda la sociedad, desde el Comité Cívico como aglutinador de las reivindicaciones regionales, las cooperativas de servicio público, la creación de instituciones como las sociedades mutuales, los clubes sociales, las comparsas carnavaleras, las fraternidades, las promociones, las juntas vecinales, los clubes de madres, es decir, no existe ningún cruceño que no sea parte de alguna institución, y esta maraña institucional se ha replicado en todos los barrios y en todas las provincias, quien quiera entender a Santa Cruz, tiene que saber que somos una sociedad institucionalizada que genera otra forma de ver la vida distinta a otras regiones del país.

Esa fortaleza institucional es la que tiene obsesionado al Gobierno por derrotarla. ¿Es perfecta esta institucionalidad? No. ¿Tiene sus problemas? Sí. Tenemos que mejorarla y fortalecerla sí, pero lo que no podemos hacer es renunciar a ella y si nos toca transformarla y modernizarla, tiene que ser decisión de nosotros mismos y para fortalecerla porque es nuestro mecanismo de defensa social para evitar la consolidación plena de la dictadura.

Jamás podrán derrotar la cultura cruceña que está enraizada por centenares de años de mestizaje, de la fortaleza de los chiquitanos, del amor a la tierra, de los festivales de música oriental, del teatro callejero, de nuestra forma única de hablar, de la alegría que expresamos en todo lugar.

Desde el año 2005, una vez asumió el MAS el poder, hemos sufrido la embestida más fuerte y más larga de toda nuestra historia, y es que el deshacer la institucionalidad republicana, que con todos sus defectos nos garantizaba un mínimo de libertades y crear un Estado Plurinacional que no es una forma racionalizada de organización política, sino un experimento que ha hecho aguas donde se ha aplicado (Cuba, Venezuela, Nicaragua), choca con la esencia misma de lo cruceño, porque nuestra sociedad y quienes han venido de otras partes del país a formar parte de ella, saben que si triunfa el proyecto político masista, el futuro de las nuevas generaciones se verá seriamente comprometido.

El problema central del MAS, y sus formas violentas de relacionarse con Santa Cruz, somos sus habitantes, porque escapamos a su orden y disciplina, somos una sociedad de resistencia, relativamente autónoma con una fuerte tradición de repeler los embates del poder central, con un amor exagerado por nuestra tierra y orgullosos de nuestras raíces.

Por eso estas fiestas de septiembre deben servirnos para reivindicar nuestra historia, que no está en los textos oficiales del Estado violento, para reafirmar nuestro carácter libertario y levantisco, nuestra rebeldía innata y reafirmar nuestros principios y valores de seguir luchando por una sociedad justa, abierta, democrática y libre.

Guido Añez
Expresidente de la Cámara de Diputados 
*NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de VISOR21