CARLOS ARMANDO CARDOZO
Al hablar de “establishment” nos referimos a estructuras de poder encastradas en instituciones, entidades y personas que ocupan determinados campos que les permiten detentar y controlar el orden establecido en una sociedad.
Hay muchos episodios a lo largo de la historia donde grandes hombres trataron de hacerle frente a estas estructuras de poder en soledad, sin recursos y con muy pocas probabilidades de éxito. El riesgo era alto pero la responsabilidad y el compromiso con el bien mayor, era suficiente para exhibirse ante toda clase de peligros y amenazas.
John Fitzgerald Kennedy, JFK, un hombre sin comparación que a pesar de llegar a la presidencia luego de derrotar a Richard Nixon con un estrecho 0,1% de los votos, tuvo la valentía de enfrentar a ese establishment que tenia varios frentes de conflictos abiertos: Vietnam, Cuba, URSS. Kennedy se opuso a la operación de Bahía de Cochinos que la CIA quería utilizar como una oportunidad para derrocar a Castro con la intervención de tropas norteamericanas. A pesar del revés público sufrido por Kennedy, asumió toda la responsabilidad. El alto mando militar tenía mucho interés en intervenir con mayor fuerza en Vietnam, intereses multimillonarios de la industria armamentista y contratistas dependían del juicio de Kennedy. Se opuso categóricamente y decidió en respuesta el retiro progresivo de las tropas desplegadas en Vietnam ¿por qué lo hizo? Un juego de poder con el establishment, una pulseta que él sabía jamás podría ganar. No. La respuesta es sencilla, Kennedy estaba convencido que las armas no podían acercarnos a la paz mundial, en su lugar eran un llamado a la violencia.
“La paz debe ser fruto del trabajo de varias naciones”
Aquellos que buscan la verdad, se esfuerzan porque los demás puedan verla. ¿Fueron los sueños de Kennedy más grandes que el mismo? Un hombre que trató de conducir a su nación por un camino distinto al que el establishment estaba empecinado en mantener acorde a sus intereses. La muerte de JFK, en un atentado no fue un esfuerzo por devolver el control al establishment fue un mensaje claro al pueblo norteamericano: los intereses oscuros de esos hombres, organizaciones e instituciones no son negociables cualquiera sea el precio a pagar. Incluso la vida del propio presidente de los Estados Unidos.
Kennedy fue un obstáculo difícil de sortear, sin embargo, sus políticas en materia de derechos civiles permitieron que los afroamericanos de los estados del sur puedan dar un salto hacia una sociedad con trato igualitario ante la ley, sin segregación.
Si aún existe una luz de esperanza en el pueblo norteamericano rodeado de tanta oscuridad, en buena medida es gracias a los esfuerzos y sacrificio de John Fitzgerald Kennedy.
Esa misma oscuridad que como bolivianos padecemos desde el retorno a la democracia en los 80s. Con el deterioro del sistema político y sus lideres, la población fue perdiendo noción de la verdad, preferimos caer en el juego del establishment, la lucha por intereses ajenos que se pagan con el deterioro de las libertades fundamentales. No tuvimos la madurez de engendrar hombres y mujeres al tanto de la violencia que se incubaba a través de las acciones del establishment y aquellos lideres que se fortalecían de la confrontación al poder establecido sin un rumbo claro.
Bolivia hoy se encuentra en un punto en el que la desconfianza, los discursos agresivos viscerales y la amenaza permanente de la violencia corporativizada alrededor de los nuevos rostros del establishment. La verdad es una palabra secuestrada por el poder, moldeada y devuelta a cada boliviano para que esta sea aceptada sin posibilidad alguna de refutarla.
La imposición de la paz, de la complementariedad, de la inclusión, de la reivindicación de derechos históricos y el reconocimiento de la superioridad del pasado frente al presente y futuro jamás serán reconocidos como válidos por los hombres libres.
La paz radica no en el amor incondicional hacia el prójimo sino en la capacidad de reconocer sus diferencias y resolver sus disputas de manera amistosa por los medios garantizados por las instituciones de su nación.
Bolivia esta lejos de conseguir la tan ansiada pacificación, a pesar de lo que se haya escuchado en los últimos 15 años de discursos ceremoniales que dicen lo contrario. La pregunta que deberíamos hacernos como ciudadanos inconformes, obsesionados por la verdad, no es quienes son los miembros de ese establishment y como llegaron ahí sino ¿por qué mantienen el país en constante convulsión?
Abrir un pequeño resquicio para que la luz nuevamente se pose sobre nuestro país. Esa elección, querido lector, es suya.
“No es suficiente buscar la paz para nuestro tiempo, es nuestro deber buscar la paz de todos los tiempos”.
CARLOS ARMANDO CARDOZO LOZADA
Economista, Máster en Desarrollo Sostenible y Cambio Climático, Presidente de la Fundación Lozanía
*NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de Visor21.