MÓNICA OLMOS
No quería saber ni escribir sobre la polémica desatada por el desafortunado video que involucra a la actual Miss Bolivia Fernanda Pavisic…considero que los bolivianos tenemos problemas serios que atender, o al menos sobre los cuales opinar, pero me equivoqué, son muchos los bolivianos y de manera especial las bolivianas, a quienes les sobra tiempo, energía y veneno para ocuparse de este tema que no deja de ser verdaderamente superficial pero que se ha convertido en motivo judicial: La Alcaldía de Potosí le ha abierto un proceso penal a la joven, incluso, un periodista potosino de renombre ha manifestado sentirse ofendido, tanto que ha rechazado las disculpas de la reina de belleza.
Al parecer son muchos los bolivianos y de manera especial bolivianas (hago este énfasis porque es necesario en este caso), que darían su vida y la de sus hijos antes que disculpar a la joven.
Lo que Fernanda hizo estuvo feo y tonto, pero lo que hacen con ella es, en definitiva, bastante peor. La humillan, la destrozan, la descalifican con todo el rigor posible, y la violentan como mujer, como hija y como persona; se meten con su familia, su apellido y con su integridad. Y promueven y seguro agradecerán que la joven deba defenderse en instancias judiciales.
Resulta irónico que la gente que critica los concursos de belleza, sea la misma gente que se detiene en un asunto de misses en nombre de la dignidad de la mujer, la sororidad, el respeto a todas las mujeres y una vida digna para las féminas bolivianas. Esas personas que no están de acuerdo con los concursos de belleza y que no los miran porque no van con su nivel moral ni estético, son las mismas que creen que lo que dijo la miss es cuestión de Estado, dándole una importancia que, está claro, no tiene ni amerita.
Llama la atención que este asunto sacuda la psiquis de tantos bolivianos y bolivianas habiendo tantos otros asuntos por los que luchar. Los potosinos rabiosos con la joven y dispuestos a llevarla a la cárcel no hacen un carajo por cómo viven y cómo los ningunean hace siglos. Ya quisiera yo ver a esas valerosas mujeres defender y luchar por la educación que reciben sus hijos de la misma manera como defienden la dignidad de las mujeres ofendidas por la joven Pavisic. Ya quisiera yo que ese Alcalde le inicie un juicio a las exautoridades que vendieron el Silala a los chilenos; o a esos mineros que están a punto de derribar su icónico cerro Rico cuyo dinero beneficia a otros y no a los potosinos. Ya quisiera yo ver a los potosinos y potosinas luchar por mejor salud, mejor comunicación, mejores ingresos, por un censo oportuno. Carajo, ya quisiera ver yo a esos potosinos odiadores de la miss defendiendo a Pumari…si los potosinos serían coherentes con sus rabias, otra sería su historia. Pero no, no hacen nada de lo que tienen que hacer y en vez de ello, se cortan las venas por el video estúpido de una Miss. ¡Vaya prioridades!
Conmueve, también, tener instituciones que se prestan al odio contenido y complejo social de la gente y que, en vez de exigir justicia, educación de calidad, salud de calidad, agua, gas e internet, decidan dedicarse a asuntos de misses. ¿Acaso consideran que el video de la joven amerita un solo segundo de atención de parte de estas instituciones? ¿Verdad?
Enoja constatar cómo el complejito racial y social de muchos bolivianos ha llevado a banalizar la lucha legítima por la igualdad y equidad. Resulta que a partir de Evo y su Ley 045, todo es racismo y discriminación…bueno, casi todo. Claro, no es racismo ni discriminación que la COB dé 72 horas a bolivianos con apellido de origen extranjero a que abandonen el país…no, eso es chiste para meme. Tampoco es racismo que una chola paceña pisotee la bandera de Santa Cruz y los amenace con expulsarlos de El Alto. Pero consideran que lo que hizo la Miss fue racista y discriminatorio…. oye, decir que una mujer se ve vieja o fea no es racismo ni discriminación. Es, quizá, una verdad, es de mal gusto, es una impertinencia, es mala educación, es políticamente incorrecto, pero ¿racismo? ¡no jodan!
Entristece ver cómo tantos bolivianos y bolivianas se rasgan las vestiduras por el video de la Miss y se sienten tan afectados y violentados. Y da pena pues darse cuenta que hay tantas situaciones que no despiertan ni la cuarta parte de la ira que la Miss motivó en sus atormentadas sensibilidades. Oye, ¿Bolivia se nos muere moralmente y esta gente no tiene nada que decir? ¿La justicia boliviana es un nido de ratas corruptas y esta gente no tiene nada que decir? ¿Este gobierno y los que vendrán son desconsiderados y abusivos y esta gente no tiene nada que decir? Oye, ¿Somos uno de los países con la peor educación de la región y esta gente no tiene nada que decir? ¿Cada 3 días, violentos bolivianos matan a una mujer boliviana y esta gente no tiene nada que decir? A ver che, nos ordenaremos, organizaremos nuestras prioridades, ubiquémonos en nuestras luchas…no dejemos que un video opa de una muchacha x les quite el sueño.
Atormenta pues evidenciar que de una raquítica educación en valores hemos saltado a las redes sociales. (Somos más peligrosos que mono con navaja). Se nos dio teclado y pantalla y nos hemos vuelto asesinos del otro. Nos creemos con el derecho de destrozar a quien sea: así como la Miss hizo con su experimento social, nosotros hacemos con ella y con quien se ponga de moda esa semana. Nuestros complejos, resentimientos, molestias, insatisfacciones y demás pobreza espiritual, la destilamos en esas redes sociales con comentarios devastadores, irresponsables y miserables.
Insisto, Bolivia necesita una revolución moral que no pasa por hacer lo mismo que se critica: no puedo decir que la Miss debe devolver la corona por irrespetuosa con las mujeres si yo hago mierda a mi vecina cada vez que me la topo…¿no ve? No puedo enseñar a palos ni con el mal ejemplo: no puedo reclamarle compostura a la muchacha si en el fondo me jode su existencia, su apellido, su color de piel, su lindo rostro y las oportunidades que tiene en la vida. Basta con saber que hizo mal, que se equivocó…basta con que uses el ejemplo en tu casa para que tus hijas no cometan el mismo error. Basta con que te rías, waway. No necesitas decirle en las redes sociales todo lo que le has dicho, a no ser que no creas que el equívoco, el error, la envidia no te tocan…pero ¿quién puede estar seguro de ello? A no ser que pongas las manos al fuego por tus hijas y te asegures de que nunca hablaron ni hablarán mal de una amiga, una compañera, una desconocida.
Fernanda, te conozco desde niña, sé que eres hija de una mujer que se desvive por ti y tu hermana; sé que tu padre es digno de su familia, un clan de trabajadores, gente humilde, laboriosa, emprendedora y buena. Sé que eres joven y como toda joven comete errores. Sé que tienes sueños e ilusiones y deseo de todo corazón que se hagan realidad. Y también sé que esto es duro para ti pero que sabrás capitalizar la experiencia y convertirla en un aprendizaje que te hará grande y más hermosa de lo que ya eres.
MÓNICA PATRICIA OLMOS CAMPOS
Comunicadora Social y Doctora en Ciencias de la Educación
*NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de VISOR21