Vamos a considerar la economía del arroz como referente para la comprensión del problema del intervencionismo estatal y su relación con el libre mercado.
Arroz, se consume en oriente y en occidente del país, de norte a sur en casi todas sus formas posibles, por lo tanto, puede considerarse el producto de consumo nacional por excelencia y para cuya producción intervienen casi los mismos factores que permiten su distribución, es decir, el transporte y una incipiente pero real industrialización de alrededor de 621.000 toneladas por año (2023).
En junio de 2008, EMAPA (Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos), inicia la comercialización de arroz en distintos puntos de venta en el país, con un precio subsidiado de Bs 71,5 la arroba; mientras en el mercado informal el precio oscilaba entre Bs 90 y Bs 100. El financiamiento sobre la diferencia de precios, fue determinado por el Partido-Gobierno-Estado: MAS, mediante D.S. 29230 del 15 de agosto de 2007, con costos operativos que significan construcciones de 54 silos de almacenamiento con una capacidad de 273.600 toneladas, 50 locales comerciales distribuidos en todo el país (2013); además una planilla de sueldos absurdamente gigante de empleados públicos militantes, para toda la cadena de distribución y comercialización; mobiliario, equipos digitales y servicios básicos como agua, electricidad para todas las dependencias; sumados a gastos publicitarios y una inversión apoteósica que ninguna empresa comercializadora en Bolivia jamás pudo haberse permitido, pero en este caso financiada con los impuestos de todos los bolivianos.
La inversión al año 2007 era de 6 millones de dólares, o 42 millones de bolivianos y una subvención que a la fecha es de 491 millones de bolivianos por año. El volumen de ventas por otra parte asciende a 765,2 millones de bolivianos. No contabilizándose de manera pública el flujo por las compras que realizan a los pequeños y medianos productores. Por lo que en relación aritmética simple significa que 274,2 bolivianos tendrían que estar siendo destinados para la compra a los 10.000 productores de granos y otros; fuera de lo subvencionado que no es inversión.
Todo ese dinero por cierto, no lo paga en ningún momento el comprador ni aunque sea como comerciante. Tampoco sale del bolsillo del presidente Arce Catacora o del sueldo del gerente de EMAPA; no sale por generación espontánea del aire o de la divina providencia. Es decir, por la sencilla razón que no se puede crear riqueza de la nada, mucho menos se puede añadir disminuyendo. Pero es lo que pretenden hacerle creer al ciudadano de a pie que no tiene tiempo para revisar los datos. Porque esa es la forma de hacer política y que le vendan enterita al ciudadano la idea que “el Estado es un buen agente de distribución de la riqueza en beneficio de los pobres y que además puede generar utilidades”.
Esto es así porque para un inversor privado, todo el dinero que hubiera servido para el mismo movimiento comercializador, hubiera tenido que salir exclusivamente de su propio bolsillo o bajo créditos bancarios; bajo riesgo patrimonial personal o familiar; por lo cual si se producen pérdidas o déficits, estos terminan minando la reinversión. La cobertura de costos operativos, pagar los créditos adquiridos e intereses, los enfrenta la iniciativa privada siempre; como está ocurriendo en el presente con empresas que se cierran porque ya no aguantan más la presión fiscal, la planilla exorbitante y cargas laborales insufribles, sumados al cepo bancario sobre los dólares y un intervencionismo estatal exacerbado hasta la médula que pretende regular los precios jugando a la tiendita, pero con plata ajena.
Entonces, los precios tan bajos de EMAPA comparados con los precios de los comerciantes minoristas ya desde ese entonces (2008) y hasta nuestros días, condujeron inevitablemente a la compra de ese mismo arroz subsidiado, pero para comercializarlo indirectamente por acopio y reventa, porque era más conveniente en términos de accesibilidad y rentabilidad para los abarrotistas. Matando en consecuencia a la producción privada no subvencionada de arroz.
Por lo mismo, el Partido-Gobierno-Estado MAS, dispuso la venta de manera controlada de hasta una arroba de arroz por persona y por semana, luego por mes (2024). Porque se suponía que era el arroz que iba a ser adquirido por las personas con menores recursos económicos.
Primer gran error, el negocio es la forma más fácil para cualquier persona con un poco de inteligencia de resolver la escasez de medios de vida, no solo para la falta de arroz. Así, quien está dispuesto a invertir Bs 2 para vender en Bs 3 lo va a hacer aunque eso signifique que tenga que llevar el carnet de identidad de toda la familia extendida inclusive y si es posible la del vecindario y hasta la del Cachuchín.
¿Pero, por qué el precio del arroz es desde siempre menor en EMAPA, que tiene que ser vendido en forma racionada para evitar la especulación?
Ya se dijo, EMAPA tiene cubiertos los costos de operaciones – porque no son productores absolutamente de nada, excepto de la propia especulación que denuncian – Porque además subsidian a los propios productores a quienes les compran su producto por un precio menor. Por lo mismo el arroz que venden los productores se transfiere a través de EMAPA a los minoristas o a los compradores para su consumo final, pero lo que no transfieren es el subsidio que sale de nuestros impuestos. Llevándose puestos en el camino a los productores no subsidiados y ahora también al consumidor final que se enfrenta a una escasez de arroz.
El intervencionismo de esta manera y el control de precios que iba a fomentar la generación de riqueza temporal, termina generando pobreza permanente y definitiva.
Esta es la forma en la que finalmente terminarán dándote un cupón que no valga nada en el mercado y asignarte finalmente una cantidad de arroz por día y esto lo determinará un burócrata que no ha sembrado ni una haba en su vida. Planificación económica desde que el Partido-Gobierno-Estado decide por ti y por mí, decide por todos y restringe el mercado con subsidios.
Como diría Arce Catacora en una entrevista (2021): “¡Esto se llama socialismo!”
- JORGE ESPAÑA LARREA
- ABOGADO. SOCIÓLOGO
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