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María Luz, la adolescente premilitar del RI-2 que falleció la madrugada del sábado pasado tras sufrir una caída durante un campamento de entrenamiento en la zona de Duraznillos, municipio de Sucre, antes de morir tuvo una semana crítica. Dolores intensos en uno de sus hombros no la dejaban dormir, tenía vómitos, incluso perdió fuerzas para levantarse y, una de esas noches, no pudo controlar sus esfínteres dentro de la carpa.
CORREO DEL SUR accedió a parte de las declaraciones ofrecidas a la Fiscalía por premilitares que compartieron con María Luz Alaca Condori en esos días, como parte de la investigación iniciada por el Ministerio Público “contra autor o autores” del delito de homicidio culposo. La Defensoría de la Niñez y Adolescencia de Sucre impulsa el proceso penal y la familia de la adolescente se ha apersonado para colaborar en las averiguaciones.
UNA ADVERTENCIA
La adolescente de 17 años estaba resfriada antes de iniciarse el campamento y tenía sangrado de nariz durante el día, según una de sus camaradas.
Había acudido a un médico en Sucre y supuestamente presentaba una inflamación de sus venas (en su declaración no especifica si nasales) y que el galeno que la revisó le había indicado que no podía exponerse permanentemente al sol ni al polvo. Justo el miércoles 3 de julio, cuando tenía que empezar el campamento de las vacaciones invernales, ella tenía una reconsulta con el médico, según otra declaración testifical.
Otra muchacha dijo que María Luz se encontraba delicada de salud antes del campamento y que incluso había anunciado que no iba a ir porque tenía una cita médica. Por esta situación, un teniente coronel le hizo una advertencia.
Según la declaración de una de las testigos, “ella no podía explicar bien sobre lo que tenía (…). Luego dijo: ‘Yo iré al médico’. Entonces, el teniente coronel añadió: ‘Te vamos a dar tu baja entonces’. A esto respondió María diciendo: ‘Sí voy a ir, yo voy a ir al médico a eso de las 8 o 9 de la mañana, después me incorporo a lugar del terreno nomás’”.
El relato de la compañera de María Luz continuó de la siguiente manera: “Fue entonces que el (Teniente) Coronel le dijo: ‘Eso no puedes hacer, tú tienes que ir con nosotros, para que estemos todos juntos’. Y María respondió: ‘Está bien voy a ver qué hago con la cita médica’”.
EL CAMPAMENTO
El campamento convocado por las autoridades militares se desarrolló del 3 al 13 de julio en la zona de Duraznillos, a unos 5 kilómetros de Sucre. La primera semana, al parecer, María Luz la transcurrió sin mayores problemas, excepto su resfrío.
La tragedia para ella comenzó la noche del lunes 8 de julio, cuando presuntamente se cayó al retornar con una bolsa de arena. El golpe se lo habría dado producto de un susto que tuvo al cruzarse sorpresivamente con un toro en su camino. Desde entonces, empezaron los dolores en el brazo que se fueron haciendo cada vez más intensos.
El médico de guardia le recetaba inyecciones casi a diario, algunas tabletas que le mejoraban la salud durante la mañana; pero en la tarde era un suplicio, según la versión de sus camaradas.
Llegó un momento en que no podía movilizar el brazo y tenía dificultades para levantarse cuando estaba recostada en la cama. “Llorando me dijo que no podía levantarse, no podía levantar el brazo, y me dijo que no se aguantó y se hizo pis y me pidió que le ayudara a cambiarse de pantalón; entre dos camaradas le cambiaron la ropa”, confesó otra de las premilitares que, al tratarse de menores de edad, declaró ante una psicóloga.
EL TORO
De acuerdo con el relato de sus camaradas, María Luz se cayó cerca de los baños, aproximadamente a las 20:00, cuando retornaba con una bolsa de arena. Al final, una de sus compañeras acabó llevando ese costal, porque ella no podía.
Por ese testimonio se sabe que María Luz ya no estaba bien desde el martes, es decir, un día después de la caída. Que se quejaba de dolor del hombro derecho y presentaba vómitos.
Una de sus camaradas que compartió con ella en la misma carpa, en su declaración, no pudo contener las lágrimas y lloró al relatar lo que vivió junto a la adolescente durante las dos semanas de campamento.
Ella dijo que ese lunes con María Luz tenían que hacer una maqueta de barro. Relató que en el trayecto la muchacha había visto un toro y que ella le tenía fobia a ese animal. Con el susto, corrió y ahí fue cuando se cayó al suelo. En ese momento, ella no dijo nada.
LA GUARDIA
Durante la madrugada del martes, las dos jóvenes del equipo estaban encargadas de hacer guardia de 2:00 a 4:00, pero María Luz ya se había puesto mal y no podía mover el hombro derecho. Cumplió con su misión, pero después presentó dificultades para levantarse.
Luego de la guardia, volvieron a dormir hasta las 5:00, cuando debían nuevamente formar. Entonces, María Luz se dirigió a la sanidad para una revisión. Al día siguiente (miércoles), no pasó instrucción, estuvo en reposo.
El jueves, penúltimo día del campamento, tenían revista, pero ella solo hizo guardia.
“En las noches se ponía mal, pedía ayuda a su camarada para que le ayude a levantarse, se pedía agua”, relató otra de sus compañeras.
Ese jueves quiso participar de la patrulla y una subteniente incluso le preguntó si deseaba ir, pero, al verla mal, dispuso que se quedara y guardara reposo.
Esa noche se quejó de que el dolor era constante y de que su hombro no tenía movimiento. Sus camaradas la tuvieron que ayudar para ir al baño.
“No puedo moverme, ayúdenme”, les decía. Al día siguiente, el viernes, la trasladaron a Sucre: inicialmente al hospital Cristo de Las Américas y, luego, a la clínica Ángeles.
RECONSTRUCCIÓN
La adolescente murió la madrugada del sábado en la clínica Ángeles; había sufrido la caída el lunes anterior. Este domingo se cumplieron nueve días de su fallecimiento. Su defensa indicó que pedirá la reconstrucción del hecho de la caída en el lugar del campamento.
Declarantes: “No había maltratos”
Los declarantes también dijeron que los instructores eran dos mujeres y un varón. Una de las premilitares indicó que las trataban bien y las sanciones solo eran hacer “ranitas, embolos, no había maltratos”.
Una testigo comentó que se enteraron de la muerte de su camarada María Luz cuando estaban alistando sus cosas para retornar a Sucre, tras la conclusión del campamento. “Ella era muy alegre, la más alegre de todas”, dijo en su declaración, prestada el 14 de julio.
Otra de sus camaradas declaró que María Luz Alaca le había comentado que estaba resfriada y pedía que le pongan Mentisán en las piernas; entonces, su compañera notó que tenía moretones grandes.
Ella indicó que dio parte de que su camarada estaba en reposo, pero el martes le pusieron una inyección y siguió participando del patrullaje.
Previamente, el instructor le preguntó si participaría del patrullaje y ella respondió que sí. María Luz llevaba el fusil, pero al volver sintió dolor en el hombro derecho y el médico de guardia le recriminó porque debía estar guardando reposo. Su camarada manifestó que el martes, al día siguiente de la caída, María Luz lloraba porque le dolía el hombro y presentaba escalofríos. Al día siguiente (miércoles) no podía pararse y ella pidió que la ayudaran para los movimientos de su brazo.
El jueves lloraba de dolor constante y gritaba y pedía ayuda a sus camaradas. El viernes estaba pálida, con los ojos rojos, y le dijeron que no hiciera nada. Cerca del mediodía fue trasladada a Sucre, a un hospital y luego a la clínica.
//FUENTE: CORREO DEL SUR//