ANDRÉS GÓMEZ VELA
“Somos ricos, pero somos pobres porque los gobiernos entregaron los recursos naturales a las transnacionales”. “Somos pobres sentados en una silla de oro”. “Chile nos robó el mar”. Son algunas de las frases que, estoy seguro, tú también escuchaste en el colegio. Deduzco que también terminabas odiando a las transnacionales, al imperio, a Chile y a todos esos supuestos causantes de la desgracia nacional. Esta prisión intelectual bloqueaba la reflexión: ¿Sirve tener solo recursos naturales sin tener los conocimientos para transformarlos?
Pasa en todas partes, no sólo en Bolivia. Cuando un país escribe su autobiografía se extralimita en sus justificaciones, jactancia y vanagloria. Este contenido (falso, exagerado) moldea el alma nacional. Cuando un dogmático funcionario define el contenido de la malla curricular de un país, supera la ficción, sobrepone la religión de su partido y promueve el culto al jefe de su organización. Este contenido mendaz esculpe el alma nacional que luego será fermentada con la propaganda del régimen.
Si no hubiera sido por los profesores que anteponen el escepticismo productivo para fecundar la inteligencia, la totalidad de los bolivianos estaríamos, en este momento, cultivado el odio hacia los otros y eximiéndonos de toda responsabilidad. Sin esos profesores, que siempre hay en todo lado, reinaría la certidumbre irracional y desaparecería el estado de duda racional como método de conocimiento.
Cuando los periodistas preguntaron en días pasados al ministro de Educación, Edgar Pary, sobre la inclusión de la falsedad Golpe de Estado (de 2019) en el temario de los estudiantes, este respondió: “No se va a enseñar, es un enfoque crítico, reflexivo. Enseñar es una cosa y analizar de manera crítica y reflexiva es otra, tenemos que diferenciar”.
Tomo la declaración de Pary alejada de la creencia fanática y voy a enmarcarla en los dos objetivos que debe tener la educación, según el filósofo y lógico británico Bertrand Russell: 1) dar un conocimiento definido, lectura y escritura, lengua y matemáticas y demás disciplinas; 2) crear los hábitos mentales que permitirán que la gente adquiera conocimientos y se forme juicios sensatos por sí misma. Al primer objetivo llama información y al segundo, inteligencia.
Me detengo en el segundo objetivo. Si un estudiante recibe desinformación, creencias, falsedades, supersticiones, pasión de etnia, pasión de clase, pasión de nación como verdades absolutas, ¿cultivará su inteligencia para pensar por sí mismo? No. Si no piensa por sí mismo, sino en función de un rebaño dogmático es muy posible que termine siendo fanático del partido de turno. Por tanto, será una persona fácil de mandar a una masacre por intereses ajenos.
El Ministro de Educación dijo que la crisis política de 2019 será analizada desde el “enfoque crítico y reflexivo”, entonces descarto las proposiciones irracionales e infundadas y confío que, en esta parte, el profesor tiene la autorización de discutir con los estudiantes ¿por qué la democracia es un sistema político que distribuye el poder y limita al gobernante mediante la Constitución?, y ¿por qué basa su funcionamiento en el consentimiento del ciudadano expresado a través del voto?
Es probable que alguien diga que hay todo tipo de democracias. La historia ha demostrado que la democracia tiene determinadas instituciones universales. La versión relativista está orientada a justificar las dictaduras de Cuba, Nicaragua, Venezuela y otras llamándolas “otro tipo de democracias”.
Obviamente, en el curso también deliberarán sobre ¿qué es un golpe de estado? ¿Puede un gobernante elegido democráticamente dar un golpe de estado y convertirse en tirano? ¿Sigue siendo presidente democrático cuando rompe los procedimientos constitucionales de acceso y permanencia en el poder? ¿Puede un Presidente burlar la Constitución que establece una sola reelección?
La Ley dice que el gobernante está obligado a cumplir el resultado de un referendo porque es la fuente de poder y de consentimiento ciudadano. ¿Qué pasa si lo desobedece? El demócrata cumple la orden del pueblo, el dictador se burla. Entonces, el profesor preguntará a los estudiantes: ¿Qué debe hacer la gente si un gobernante viola los límites constitucionales y no cumple la orden del pueblo expresada a través de un referendo? ¿Aplaude al tirano o le pide que se vaya? Por supuesto, el curso compartirá conocimientos sobre los procedimientos excepcionales de acceso al poder temporal en caso de renuncia de un gobernante.
A partir del enfoque crítico, los estudiantes tendrían que revisar la auditoría electoral de la OEA sobre el fraude de 2019, analizar la versión que dice que no hubo fraude y comparar evidencias. Luego, cada quien sacará sus conclusiones.
De este modo, se creará el hábito mental de fecundar la inteligencia de estudiantes librepensantes.
ANDRÉS GÓMEZ VELA
Periodista y Abogado
*NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de VISOR21