Cinco meses de indagaciones por parte de una sección especializada en investigaciones científicas de los “carabinieri” de Italia y del Museo de Historia de Ciencias Biomédicas de la Universidad de Chieti no han dado éxito en resolver el misterio de las huellas digitales de Leonardo en dos cuadros: La Vírgen de Laroque y el Martirio de Santa Catalina.
El complicado estudio ha permitido evidenciar una situación absolutamente imprevista: se han encontrado numerosas impresiones palmares. Esta situación inesperada no sólo ha complicado y prolongado las indagaciones en laboratorio, sino que ha limitado también la posibilidad de confrontar las huellas digitales presentes en el archivo electrónico disponible y constituído exclusivamente por fragmentos de impresiones digitales.
Las huellas digitales sobre los dos cuadros examinados “El Martirio de Santa Catalina” atribuido a Giovanni Pietro Rizzoli llamado el “Giampietrino” y “La Vírgen de Laroque” de autor anónimo no son de Leonardo, mientras que las investigaciones científicas han permitido encontrar huellas palmares muy bien conservadas y esto hace pensar a un grupo de personas y no solo a un sólo individuo que frecuentaban el “taller” de Leonardo. Los resultados de los estudios demuestran la gran dificultad de interpretación de estas huellas, pero ha permitido conocer antropológicamente el “taller ” de Leonardo Da Vinci. Los colores esfumados de Leonardo se aplicaban con veladura de colores y con técnica digital. Las impresiones palmares servían para sombrear el dibujo. En muchas ocasiones los discípulos difundían el estilo, la técnica y los temas icononográficos del maestro. Hay documentos de muchos discípulos, asistentes, colaboradores e imitadores de Leonardo da Vinci que se definían “pintores leonardescos” y que trabajaban en directo contacto con el maestro, como Marco D’Oggigiorno, Giampietrino, Ferrando Spagnolo y otros. La presencia de Giampietrino en el “taller” de Leonardo está documentado: trabajó con el maestro entre 1495 y 1498. El caso de Giampietrino es ejemplar porque creó un propio “taller” en el que trabajaron muchos colaboradores e imitadores de Leonardo da Vinci. Los “leonardescos” que se están descubriendo en la actualidad con las nuevas técnicas superan los 50, en muchos casos no son ni siquiera discípulos de Leonardo y trabajaron en muchas regiones de Italia y de Europa, de Lombardía a Sicilia de España a los Países Bajos.
Cuando en 2002 se aisló la primera huella digital atribuida a Leonardo da Vinci, el resultado parecía tener sólo valor de curiosidad científica sin ningún valor aplicativo. Ahora, la búsqueda ha demostrado importantes huellas denticuladas y posibles conexiones entre el aspecto “árabe” de la huella digital atribuída a Leonardo da Vinci y la documentación de los archivos que habían individuado en una esclava de origen oriental la madre de Leonardo.
Del extraordinario personaje que es Leonardo da Vinci, se piensa conocer todo: sus cuadros, sus dibujos, sus escritos, etc. Extraordinario interés ha suscitado la hipótesis que la madre de Leonardo, Caterina, fuese en realidad “Caterina la esclava” que aparece en el testamento de Ser Vanni di Nicoló que hace mención a una posible orígen árabe de la madre de Leonardo.
Con las nuevas técnicas dactiloscópicas se ha podido reconstruir la impresión de una entera yema del dedo de la mano izquierda de Leonardo da Vinci y esta huella demuestra una característica árabe. En el siglo XV las esclavas eran numerosas en Florencia y provenían principalmente del mundo islámico.
- RODOLFO FAGGIONI
- PERIODISTA Y CORRESPONSAL EN ITALIA. MIEMBRO EFECTIVO DE PRENSA INTERNACIONAL
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