CARLOS ARMANDO CARDOZO
De acuerdo con la Real Academia de la Lengua Española, dícese idiota a una persona tonta o corta de entendimiento, una persona engreída sin fundamento para ello o una persona que parece de idiocia (un trastorno mental en el cual la persona tiene un desarrollo físico normal y una edad mental que no sobrepasa los 3 años)
En el caso boliviano se puede definir al idiota plurinacional como funcionario activo del Estado Plurinacional de Bolivia, un abstracto que trató de imponerse como el ente que engloba a todos los bolivianos y termino desprestigiándose al punto de convertirse en un club exclusivo donde los que ostentan el poder y sus amigos son miembros que se reservan el derecho de admisión.
Ustedes deben estar familiarizados con esos jueces engreídos que deciden sobre las vidas de las personas, y utilizan la justicia para generar riqueza a partir de esa responsabilidad encomendada que a sus ojos es poder absoluto. Los juzgados son mini feudos donde el juez hace su voluntad perdiendo de vista el servicio que debería prestar de manera ecuánime e imparcial.
O tal vez con gobernadores, alcaldes y rectores cuyo corto entendimiento de la importancia del Censo los lleva a mantener o un silencio cómplice o un apoyo totalmente opuesto a los intereses de las personas que dicen servir y representar a través de sus instituciones. Nuevamente el poder y las ansias de mantenerlo por más tiempo nubla su juicio y rebaja sus acciones a simples impulsos emotivos característicos de una persona que consciente de las consecuencias de sus actos aún los ejecuta, renunciando voluntariamente a la racionalidad.
Pero los personajes idiotas continúan desfilando en el país, legisladores que se atreven a normalizar la cesión de pegas a título de derechos ganados, y como la arrogancia es un recurso no renovable abundante en la clase política increpan a cualquiera que le exija un poco de decoro. Es decir, el hecho de “trabajar” para el partido es mérito suficiente para utilizar el dinero de los contribuyentes para premiar el compromiso “partidario” al interior de una organización política como el MAS.
Por debajo de estas pequeñas elites de idiotas plurinacionales se tienen grupos de ciudadanos que manifiestan su lealtad por encima de todo, dignidad por delante, se prestan a cualquier acto ridículo para ratificar el nivel de compromiso con la causa mayor, con el proceso de cambio, y así aspirar a verse recompensado en el futuro próximo con un asiento “prestado” en esa gran mesa exclusiva para los amigos del poder dentro del Estado Plurinacional.
Los ciudadanos indignados que no comparten con el “establishment plurinacional” son tratados como idiotas, con cada conferencia de prensa, con cada declaración pública en la que se mofan abiertamente de la opinión pública. Subestiman a los ciudadanos, a quienes ven como simples “gobernados” bajo su poder y decisión, que deben contentarse con algunas palabras mal ordenadas que se tropiezan una con otra cuando estos compadecen ante las cámaras.
Recordando las siempre pertinentes reflexiones que la música tiene para entender la vida, traigo a colación a Green Day, banda estadounidense que nos regala estas líneas con algunos pequeños cambios:
“No quiero ser un idiota plurinacional
No quiero una nación bajo el control de nuevos medios
Y ¿puedes oír el sonido de la histeria?
La mente subliminal está jodiendo a Bolivia”
“Bienvenido a una nueva clase de tensión
A lo largo de toda la exótica nación
Donde no todo esta dispuesto a estar bien
La televisión sueña en el mañana
Nosotros no somos aquellos que se supone que sigas
Pero es suficiente para seguir discutiendo”
Si el Estado Plurinacional no representa a todos los ciudadanos y genera fricciones y conflictos permanentemente, lo que esta mal no es Bolivia, es la imposición de un Estado ajeno, foráneo que busca establecerse a cualquier costo, con todo y sus idiotas.
CARLOS ARMANDO CARDOZO LOZADA
Economista, Máster en Desarrollo Sostenible y Cambio Climático, Presidente de la Fundación Lozanía
*NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de VISOR21