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FABIÁN FREIRE
Bolivia está cada vez más sumida en una situación crítica. Queda claro que estamos ante las puertas de una gran crisis, que podría ser similar a la vivida en la década de los ochenta. El Gobierno ha fallado en todos los sentidos y no es capaz de llevar a cabo reformas necesarias para evitar la hecatombe. No solo eso, sino que es cada vez más notable que la “industrialización” de “Luchito” es un total fracaso y que, en vez de ir adelante, Bolivia se estanca cada vez más. Lo mismo sucede con la política del litio, que está perjudicando a nuestro país y está echando a perder una de las más grandes esperanzas para los bolivianos de cara al futuro, no por nada ya se está buscando culpables.
Respecto a la escasez de dólares, cada vez es más notable que la política de bonos del gobierno es un fracaso. El dólar no ha vuelto a circular en el país, como se esperaba, sino que es cada vez más extraño encontrarlo, muchas casas de cambio están empezando a darle un valor superior al oficial, lo que ocurrió en Argentina con el “dólar blue”. Todo esto muestra que la situación no ha mejorado y pese a la propaganda hecha por el gobierno, respecto a la “recaudación de dólares” por la política de bonos, ha sido un total fracaso. Después de todo, quién podría confiar sus dólares a un gobierno socialista, habría que estar “loco”.
La industrialización estaba destinada al fracaso por el simple hecho de estar enfocada en un modelo estatal. Las empresas estatales están en pérdida y representan más un gasto que un beneficio para los bolivianos, no ofrecen productos competitivos que puedan ser exportados para competir en los mercados internacionales. La “industrialización” debería hacerse con la empresa privada nacional, con los emprendedores bolivianos, con el sector informal, después de todo ellos son los que participan en el mercado y los que deben innovar para “relucirse”. Una “industrialización” y crecimiento verdadero se dará cuando la empresa nacional trabaje codo a codo con el Estado, ambos deben construir un futuro mejor para nuestra nación, no pueden ser antagonistas cuando todos buscamos el progreso de Bolivia.
El litio era la esperanza después del gas, un mineral que ganó valor gracias a las circunstancias actuales. Bolivia nació con una gran reserva de este recurso, lo cual una vez más muestra cómo fuimos bendecidos con recursos naturales. Empero, los recursos naturales terminaron siendo una “maldición” para Bolivia, su mala administración y despilfarro de los mismos, es causante del estancamiento actual. No hemos sabido sacar beneficio real de éstos.
Lo mismo pasa con el litio actualmente, estamos estancados, perdiendo mercados y, sobre todo, reluciendo en términos de falta de eficacia y productividad. Al paso que vamos, ni siquiera podremos explotar este recurso, el socialismo es nefasto.
La crisis es inminente, de no ser tomadas medidas inmediatas, los daños pueden ser inclusive peores de lo que se estima. El MAS debe dejarse de tanta “payasada” y ponerse serio de una vez por todas, en juego está el futuro del país, no hay tiempo, se debe actuar lo más rápido posible. El tan detestado neoliberalismo instaurado por el DS 21060 pese a todas sus polémicas logró estabilizar la situación económica del país. Es cierto que hubo un gran costo social, pero eran medidas necesarias y urgentes para evitar una catástrofe mayúscula, y pese a todo aún muchos bolivianos siguen marcados por la hiperinflación de los ochenta.
Víctor Paz y Hugo Banzer pactaron para salvar al país en un momento crítico, sabiendo que ambos eran los dos grandes rivales políticos del momento. Lo que importó en ese momento fue estabilizar al país de la manera que fuera, algo que deberá imitarse en el presente, realmente estamos en una situación muy dura. Se debe salvar a Bolivia del fiasco llevado a cabo por el MAS. La pregunta es si el MAS colaborará tratando de mejorar la situación o seguirá destruyendo a nuestra nación, como lo ha venido haciendo.