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AGENCIAS
La mañana del sábado 11 de noviembre, Narda acompañó a su hijo, Óscar Márquez de 16 años, hasta una parada de bus en Ivirgarzama en la que, junto a un grupo de premilitares, fue trasladado hasta la base naval de Puerto Villarroel, en el Trópico de Cochabamba, para pasar instrucción táctica. Nunca pensó el trágico desenlace que sufriría su familia por la negligencia de los instructores militares.
“Los médicos al final han concluido que mi hijo ha sufrido un ‘golpe de calor’ que le ha generado una inflamación general en todos sus órganos. Me dijeron: ‘Tu hijo no ha tenido una muerte natural, sino que ha sido provocada, porque los militares saben que esto ocurre con ellos y no han actuado de la forma correcta, tampoco lo han auxiliado de la forma correcta ni han tomado las previsiones necesarias con el clima para que tu hijo no llegue a ese extremo’”, dijo Narda en entrevista con El Diario.
Castigo, clima caluros y sin hidratación
El fatídico día, Óscar llegó a la base naval militar y junto a sus camaradas empezó a pasar instrucción táctica durante la mañana. Según reportes del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi), durante esas fechas Puerto Villarroel registró temperaturas máximas que oscilaron entre 32 y 38 grados centígrados.
Según los testimonios de sus camaradas, desde el mediodía hasta las tres de la tarde ellos empezaron a realizar ejercicios físicos. Fue en ese transcurso que Óscar empezó a sentir los primeros malestares, que informó a su instructor de turno al que le solicitó permiso para descansar, solicitud que fue aceptada.
Narda denunció que las autoridades militares no entregaron el historial clínico del adolescente y tampoco se conoce el diagnóstico que el joven padeció allí.
A las tres de la tarde cuando se hizo el cambio de instructores, llegó el oficial Vaca, quien al ver a Óscar descansando lo llamó para que haga ejercicios, pero éste le explicó de mala gana que sentía malestares, hecho que enfureció al instructor que a gritos le ordenó hacer 200 lagartijas en tales condiciones de extremo calor y sin permitirle hidratarse.
Como antecedentes oficiales, desde finales de octubre hasta noviembre, en Bolivia se reportaron muertes de personas en el oriente, debido a los “golpes de calor”, la mala hidratación y la humareda originada por la crisis de los incendios forestales.
“¿Estás mal? ¡30 lagartijas más!”
Fue entonces que Óscar empeoró, pero su instructor le gritaba con insultos y palabras soeces: “¿Estás mal? ¡Entonces 30 lagartijas más!”. El militar se paraba a su lado y lo presionaba para que termine su castigo mientras se negaba a atender los malestares del recluta, según le relataron a la familia los compañeros de la víctima.
El adolescente solicitó parar, sin embargo, su instructor no le prestó auxilio, pensó que fingía y le obligó hacer más ejercicios físicos. “El premilitar fue obligado a realizar doscientas lagartijas, entre gritos y humillaciones de su instructor, que se quedó al lado de la víctima para contar las lagartijas”, afirmó Marco Gálvez, abogado de la familia.
Óscar, que apenas cumplía un mes en servicio, no recibió atención médica por parte del instructor ni de la guarnición militar. Hasta la fecha, no existe informe oficial al respecto por parte de la base naval Puerto Villarroel y la madre no recibió ningún tipo de explicación sobre el deceso de su hijo, menos algún tipo de apoyo.
Los relatos de los compañeros de Óscar continúan. Concluidos los ejercicios, todos los premilitares fueron subidos al bus que los debía dejar en Ivirgarzama. Durante el viaje de retorno el premilitar empeoró aún más.
Silencio en la Base Naval
“Dentro el bus empieza a vomitar, sus amigos le pasaban bolsas, fueron ellos quienes llamaron a la madre del menor. (…) Ella lo recogió y lo llevó al hospital, por la gravedad fue trasladado a la ciudad de Cochabamba”, informó Gálvez.
Llama la atención que fueron los propios camaradas que dieron aviso a la madre de Óscar que su hijo estaba mal de salud, en tanto, ninguna autoridad de la base naval o sus instructores avisaron al respecto.
“Desde ese momento, mi hijo nunca más ha abierto los ojos, nunca más me ha hablado”, expresó la madre de Óscar.
“La víctima llegó desde Ivirgarzama en un estado crítico, por tal motivo fue (…) llevado hasta un tercer nivel porque se encontraba muy delicado. Fue llevado hasta el Hospital del Seguro Universitario, lugar donde días después (en estado de coma) llega a fallecer. Se tiene un equipo técnico reforzado por el IDIF (Instituto de Investigaciones Forenses), han determinado como posible causa de muerte un infarto al miocardio”, detalló el director de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (Felcc), Freddy Medinacelli.
Según el certificado forense, la causa de la muerte fue por un síndrome de falla multiorgánica, que fue causada por una falla renal, producto del esfuerzo y extrema deshidratación por más de 4 horas de castigo físico, según la versión de la familia.
La noche del 15 de noviembre, familiares, amigos y camaradas velaron los restos mortales de Óscar. Su féretro fue escoltado por soldados de la Policía Militar. Un día después fue enterrado.
A denuncia de la madre, la Fiscalía de Cochabamba y la Policía empezaron a investigar la muerte del joven que cursaba el quinto de secundaria.
La Fiscalía no investigó
Pese a que se anunció que se investigarían los hechos que provocaron la muerte de Óscar, la Fiscalía no convocó a la madre, a los premilitares testigos de los abusos ni al equipo médico que lo atendió en Cochabamba, tampoco a los instructores ni al comandante de Base Naval para recibir sus declaraciones.
Según denunció la familia, en la Fiscalía se limitaron a esperar el informe de la autopsia para desestimar la denuncia. “No pidieron ningún informe, ni siquiera a la base naval que es una institución pública”, detalló Narda.
Tiempo después, cuando la madre se aproximó a la Fiscalía para conocer los avances del caso, ella se llevó una desagradable sorpresa. “La Fiscalía solo dice que se desestima el caso porque no hubo intervención de mano criminal. Entonces, eso a mí como madre me hace sentir muy mal porque pareciera que no voy a saber que ha pasado con mi hijo en ese lapso de tiempo que estaba bajo la responsabilidad de la Fuerza Naval”, manifestó Narda.
“Hay una mano negra”
La madre explicó que hay “una mano negra” que impide se abra un caso o este avance porque al principio “todos colaboraban” con ella, pero de un momento a otro “han empezado a cerrar las puertas y a negarnos información. Hay (autoridades) que no quieren que se esclarezca el caso”.
La madre contó que su hijo tenía sueños y proyectos, como ser un programador de sistemas y dibujante. Ella no se rinde y enfatizó que junto a su abogado solicitaron que se reabra el caso, sin embargo en la Fiscalía le anunciaron que responderán el próximo año.
“Pido que se investigue el caso de mi hijo y que se dé con el responsable, porque esto que le ha pasado a mi hijo puede pasarle a otros jóvenes que están bajo mandos militares, obedecen órdenes militares y a veces no les dejan quejarse de sus dolencias y siguen haciendo ejercicios hasta perder la vida. Eso es un acto inhumano. Pido que se haga justicia. Sé que la vida de mi hijo ya no va a volver, pero seguiré por mis sobrinos, mi hijo menor y todos los jóvenes que harán su servicio premilitar. Alguien tiene que poner un alto en este tipo de muertes provocadas por la negligencia militar”, concluyó.
¿Qué es un golpe de calor?
El término ‘golpe de calor’ es definido como un trastorno ocasionado por el exceso de temperatura en el cuerpo, generalmente a consecuencia de la exposición prolongada y esfuerzos físico en climas muy calurosos, que el cuerpo es incapaz de controlar. Esto provoca que el organismo pierda agua y sales esenciales para su buen funcionamiento.
El ‘golpe de calor’ requiere tratamiento de urgencia, sin un tratamiento oportuno puede provocar daño inmediato al cerebro, el corazón, los riñones y los músculos. El cuadro clínico empeora cuanto más se retrasa el tratamiento y se corre riesgo de muerte, según datos de un reportaje de la Tercera de Chile y mayoclinic.org