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Sinéad O’Connor, la talentosa cantautora irlandesa que se convirtió en una superestrella a los 20 años, conocida tanto por sus luchas privadas y acciones provocativas como por su música feroz y expresiva, murió a los 56 años.
“Con gran tristeza anunciamos el fallecimiento de nuestra querida Sinéad. Su familia y amigos están devastados y han solicitado respetar su privacidad en este momento tan difícil”, dijo la familia de la cantante en un comunicado difundido el miércoles por la BBC y RTE.
Reconocible por su cabeza afeitada y rasgos de elfo, O’Connor comenzó su carrera cantando en las calles de Dublín y pronto saltó a la fama internacional. Fue una estrella con su álbum debut de 1987 ‘The Lion and the Cobra’ y se convirtió en una sensación internacional en 1990 con su versión de la balada de Prince ‘Nothing Compares 2 U’, una actuación demoledora que encabezó las listas de popularidad desde Europa hasta Australia y se intensificó por su video en el que O’Connor aparecía con los ojos llorosos en un intenso primer plano.
‘Nothing Compares 2 U’ recibió tres nominaciones al Grammy y fue la canción principal de su aclamado álbum ‘I Do Not Want What I Haven’t Got’, lo que ayudó a que Rolling Stone la nombrara Artista del Año en 1991.
“Ella demostró que una artista de la grabación puede negarse a ceder y aun así conectarse con millones de oyentes hambrientos de música con sustancia”, declaró la revista.
Fue una inconformista de toda la vida (diría que se afeitó la cabeza en respuesta a que los ejecutivos discográficos la presionaron para que fuera convencionalmente glamorosa), pero sus posturas políticas y culturales y su vida privada problemática a menudo eclipsaron su música. Se peleó con Frank Sinatra por su negativa a permitir que tocaran el himno nacional estadounidense en uno de sus espectáculos y acusó a Prince de amenazarla físicamente. En 1989 declaró su apoyo al Ejército Republicano Irlandés, declaración de la que se retractó un año después. Casi al mismo tiempo, se abstuvo de asistir a la ceremonia de los Grammy, diciendo que era demasiado comercial.
Una crítica de la Iglesia Católica mucho antes de que surgieran múltiples acusaciones de abuso sexual contra el clero, O’Connor llegó a los titulares en octubre de 1992 cuando rompió una foto del Papa Juan Pablo II mientras aparecía en vivo en Saturday Night Live de NBC y denunció a la iglesia como el enemigo.
Una semana después, Joe Pesci presentó Saturday Night Live, mostró una foto reparada del Papa y dijo que si hubiera estado en el programa con O’Connor, “le habría dado una bofetada”. Días después, O’Connor apareció en un tributo estelar a Bob Dylan en el Madison Square Garden y fue abucheada de inmediato. Se suponía que iba a cantar ‘I Believe in You’ de Dylan, pero cambió a una versión a cappella de ‘War’ de Bob Marley, que había cantado en Saturday Night Live.
Aunque su amigo Kris Kristofferson la consoló y animó en el escenario, se ella marchó y se derrumbó, y su actuación no se incluyó en el CD del concierto. Años más tarde, Kristofferson grabó ‘Sister Sinead’, con los versos “And maybe she’s crazy and maybe she ain’t/But so was Picasso and so were the saints” (Y tal vez esté loca y tal vez no/Pero también lo estaba Picasso y también los santos).
En 1999, O’Connor causó revuelo en Irlanda cuando se convirtió en sacerdotisa de la disidente Iglesia Tridentina Latina, una posición que no era reconocida por la Iglesia Católica. Durante muchos años, pidió una investigación completa sobre el alcance del papel de la iglesia en ocultar el abuso infantil por parte del clero.
En 2010, cuando el Papa Benedicto XVI se disculpó con Irlanda para expiar décadas de abusos, O’Connor condenó la disculpa por no ir lo suficientemente lejos y pidió a los católicos que boicotearan la misa hasta que hubiera una investigación completa sobre el papel del Vaticano, que para 2018 estaba haciendo titulares internacionales.
O’Connor anunció en 2018 que se había convertido al Islam y que adoptaría el nombre de Shuhada’ Davitt, aunque siguió usando Sinéad O’Connor profesionalmente.
“La gente asumió que yo no creía en Dios. Ese no es el caso en absoluto. Soy católica por nacimiento y cultura, y sería la primera en la puerta de la iglesia si el Vaticano ofreciera una reconciliación sincera”, escribió en el Washington Post en 2010.