Una discusión acalorada entre políticos concluye cuando uno de los participantes compare a otro con Adolf Hitler o Iósif Stalin, los extremos de la derecha o izquierda, respectivamente.
Nada de eso hubo en la reunión propiciada por el gobierno, en la Casa del Pueblo, en el denominado Encuentro por la Estabilidad y la Democracia. Es más, los participantes se pusieron de acuerdo para exigir a la Asamblea Legislativa Plurinacional, la aprobación de tres créditos destinados a la atención de desastres naturales, garantizar el voto de los bolivianos en el exterior y gestionar los carburantes. Todos patearon en la misma dirección, no así los candidatos opositores (Quiroga y Doria Medina). Nadie desafinó, es más, Manfred Reyes Villa y Chi Hyung Chung sellaron una alianza para mostrar que se vienen guiñando desde hace rato.
Al parecer hubo un compromiso previo, porque discutir es inútil y no tiene caso, ya que nunca se llega a nada. Las discusiones solo generan divisiones y como se dice en las familias: en la mesa no se habla de religión, política ni futbol. El ideal es convivir con nuestras diferencias.
Sin embargo, el riesgo de no discutir o de discutir peleando, determina que terminemos perdiendo la capacidad de comunicarnos con los otros, lo cual nos incapacita también para convivir con ellos. Los opositores anunciaron que no convenía asistir al encuentro porque el gobierno es terco, miente y no tiene capacidad de dialogar.
Filósofos y psicólogos coinciden en que, a la hora de formar creencias, juzgar y tomar decisiones, nuestra razón juega un papel menor. Son las emociones las que nos mueven y las que suelen tener la última palabra. Eso quiere decir que en un contexto en el cual nuestras convicciones y valores son puestos a prueba, como en una discusión, los argumentos son lo menos importante: lo relevante es lo que sucede al nivel de las emociones. Arce y sus aliados están convencidos que los opositores frenan al país al no aprobar los créditos y por ende quieren acortar su periodo de gobierno, provocando un caos, para acortar su mandato. Estos apuntan a Arce como persona no fiable, que no cumple lo que promete y es mitómano.
El filósofo escocés David Hume sostenía que la razón es, y debe ser, solo la esclava de las pasiones, y no puede pretender otro papel que el de servirlas y obedecerlas. Consecuentemente, cuando discutimos, cuando confrontamos nuestro punto de vista con el punto de vista de otra persona, la razón es solamente un instrumento al servicio de un amo mucho más poderoso. ¿Y qué quiere ese amo? Tener razón, probar su punto, defender una idea de la que está convencido.
Tenemos candidatos y gobernantes apasionados, convencidos de que tienen la última palabra, por lo que un debate habría sido inútil. Se habrían atrincherado en sus posiciones, pero luego de ceder el tiempo de las pasiones viene el periodo de la razón; así el gobierno se habría enriquecido con la crítica de sus opositores y estos habrían entendido al gobierno, las razones por las que pasamos por un mal momento en el país. No pasó ello y se distanciaron más, perdieron la oportunidad de debatir.
Un ejemplo casero viene al caso. Por lo general, las parejas que se mantienen juntas y que tienen relaciones sanas no son las que nunca discuten, sino aquellas que discuten frecuentemente y que gracias a sus discusiones consiguen mejorar su comunicación y resolver sus conflictos, siempre y cuando hay un grado de madurez.
El Encuentro por la Estabilidad y la Democracia le sirvió a Arce para sentirse más fortificado porque tiene más aliados de los que suponía, aunque se vistan de traje de otro color. También la oposición sacó una conclusión ventajosa: sabe quiénes no podrán ser sus aliados ahora y tal vez nunca.
- ERNESTO MURILLO ESTRADA
- PERIODISTA, ACADÉMICO Y DOCENTE UNIVERSITARIO
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