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El regalo de la nueva megacoalición: por quienes no deberías votar

2024 culmina en Bolivia con un telón de fondo cargado de escándalos políticos, de seguridad y económicos. La prensa ha tenido abundante material amarillista en un contexto que refleja la debilidad institucional del país. Entre los episodios más sonados, destacan capos de droga que ridiculizan a autoridades con apodos, simulacros de intentos de golpe, denuncias de estupro contra un expresidente, manipulaciones judiciales, y hasta funcionarios bajo los efectos de estupefacientes. Como broche de oro de este bizarro panorama, un multimillonario presume de congeniar “con moros y cristianos”, justificando su aparente intención de favorecerse de clientelismo político bajo el disfraz del pragmatismo empresarial.

En el ámbito económico, Bolivia despide el año con una inflación acumulada del 8,82%, lo que presagia una Navidad marcada por precios más altos y un menor poder adquisitivo para las familias. Este indicador resume el fracaso del Modelo Económico Social Comunitario Productivo, que ha llevado al país a una crisis fiscal superada solo por el periodo de la UDP: 12 años consecutivos de déficit fiscal, cerrando 2024 con un alarmante 12%.

La gobernabilidad, por su parte, enfrenta un deterioro institucional que ubica al país en el puesto 152 del índice global de calidad institucional. Este modelo estatista, que inicialmente buscaba exaltar la cooperación social y la pluralidad, ha terminado cooptando y fracturando las organizaciones sociales. Las disputas por cuotas de poder han generado divisiones internas, mientras que el término “comunitario” ha devenido en coacción violenta, corrupción rampante y exclusión política de los ciudadanos comunes. Bajo el manto del indigenismo, el gobierno ha perpetuado un discurso sincretista que ha servido como excusa para consolidar una élite de poder con más de 25 años de influencia en las esferas estatales.

Perspectivas para 2025: Una Coalición Sospechosa

¿Qué avizora entonces el 2025 en el campo político? Propongo en las siguientes líneas hacer una relectura de las noticias que requerirán, por parte del lector, un leve esfuerzo para reinterpretarlas. Primero, hablemos del bloque unido de oposición.

Cuando la desinformación es plato de todos los días en etapa preelectoral, quizás debido al ajetreo de las labores diarias o al desinterés de los bolivianos, ¡por fin tenemos bien identificados y unidos a los simpatizantes del socialismo! Son propios de cada individuo aquellos factores que le han impedido indagar, al votante boliviano, cuál es la posición que ocupan los diferentes actores en el espectro de la política boliviana. Pero como regalo de fin de año, tenemos esta gran noticia que nos permitirá identificar quiénes proponen un sistema de gobierno distinto y quiénes solo piden el voto de los bolivianos recurriendo al rancio discurso demagógico de los políticos. Es una gran noticia que se haya unido un bloque de políticos que se resisten a retirarse, pero no porque sean la fuerza opositora ni mucho menos una nueva alternativa política. Todo lo contrario, esta unión nos ayuda a no desgastar esfuerzos con falsos opositores al oficialismo, porque comparten la misma visión que el Movimiento al Socialismo (MAS) en cuanto a términos de justicia social, redistribución de la riqueza, industrialización estatal, proteccionismo, recursos estratégicos, reivindicación indígena y tantos otros eufemismos, propios de una narrativa que lleva a los países al fracaso y a la miseria estatista, en este caso a través del socialismo.

No faltarán quienes no compartan mi visión y se sobresalten al ver que he señalado al nuevo bloque de unidad, que es para la mayoría de los bolivianos la nueva esperanza para Bolivia, como parte del problema, y que más bien propongo, como muchos otros liberales en Bolivia, que debemos aprovechar esta nueva “mega coalición” para evitar caer en las garras de la élite política de hace más de 25 años.

Muchos querrán pintar de grandes estadistas a quienes conforman este bloque, no faltarán quienes quieran verlos como grandes historiadores, o como perfectos hombres de negocios, incluso como héroes de nuestro tiempo. Pero quienes idealizan a una clase política olvidando sus desaciertos, alianzas con el partido de gobierno, contubernios para extraer de las arcas del Estado, salvoconductos y favores políticos bajo la justificación de la diplomacia y la excusa del pragmatismo político, se anexan a la amnesia colectiva para evaluar a los viejos políticos por sus “blancas” intenciones y no por sus resultados. Pues al elegir esta nueva coalición sospechosa, nos arriesgamos a solamente cambiar de actores políticos, pero vivir bajo el mismo sistema y modelo de políticas fiscales expansivas que acabarán de llevarnos al mismo puerto de la crisis económica y  miseria.

Carlos Mesa, Doria Medina, Jorge Quiroga (sin tomar en cuenta a Camacho por su injusto encarcelamiento) plantean en sí mismos un erróneo diagnóstico de la situación del país, enfocándose en los operadores políticos del partido de gobierno oficialista, como si este fenómeno fuera independiente de las devastadoras ideas económicas del socialismo que son las que han determinado la crisis económica y el fracaso institucional que ha afectado a las actividades económicas de las personas. Su débil discurso político opositor apunta a la crisis económica como el resultado del mal manejo de los operadores políticos cuando, en realidad, ha sido la consecuencia natural de implementar medidas económicas basadas en suposiciones erróneas e ideas equivocadas que han llevado a los países a la miseria, debido a la imposibilidad del cálculo económico y a la arrogancia del Estado omnisciente y planificador.

Esta nueva coalición es una mescolanza de socialistas, socialdemócratas y “rent-seekers”, en inglés, que traducido significa empresarios rentistas, quienes son aquellos que buscan obtener ingresos a través de la manipulación del entorno económico o político en lugar de generar valor a través de las actividades productivas. Todos estos supieron en su momento hacerse del poder haciendo uso de los órganos del Estado y seguramente pretenden gobernar bajo el mismo sistema de gobierno estatista. No podrán jamás mejorar la situación del país porque no debaten cuál es la mejor manera de conducir el Estado, porque se enfocan en atacar las consecuencias y no las causas de los problemas. Son actores políticos sin filosofía política ni doctrina económica clara, que se apoyan en ideas intervencionistas. Fácilmente esta nueva alianza podría intercambiar propuestas con el actual gobierno socialista (MAS) apelando al discurso que enarbolan los candidatos socialistas: “el deber del gobierno es apoyar, subvencionar y dar privilegios a grupos especiales”, todo esto sin la capacidad de resistir a grupos de presión.

Cerramos esta gestión con noticias de coalición donde incluso estos últimos días otros personajes que han vivido de la política se unen bajo el paraguas de las soluciones pragmáticas, desestimando las políticas públicas que hacen a los países prósperos y que son producto de la filosofía política liberal como doctrina económica. Debería ser entonces para nosotros mucho más fácil poder identificar a quienes quieren buscar soluciones pragmáticas, como aspirinas a enfermedades que pronto internarán a nuestro país en terapia intensiva. Así, de esta manera, evitaremos caer en el error de elegir al mismo sistema político que nos ha conducido a esta crisis: el socialismo.

Veamos entonces esta coalición, unión, bloque unitario o como quiera llamarse, como una oportunidad de identificar lo que está mal, lo que se conoce como política rancia, y a quienes tienen en común con el MAS su modelo económico y no ven en el actual sistema y la actual Constitución Política el verdadero problema.

Ludwig von Mises ya hacía notar como se ha perdido el enfoque en los verdaderos problemas por asumir que se pueden aplicar solucione pragmaticas:  «A principios del siglo XIX, en las legislaturas de Francia, Inglaterra, Estados Unidos y otras naciones, se pronunciaron discursos sobre los grandes problemas de la humanidad. Se luchaba contra la tiranía, por la libertad, por la cooperación con todas las demás naciones libres. Pero ahora somos más prácticos en la legislatura».

No minimicemos la crítica situación institucional, la perdida de nuestras libertades, el atropello al estado de derecho y la ausencia de justicia en nuestro país, no busquemos soluciones superficiales y prácticas para graves problemas de fondo que atravesamos en nuestro país y apoyemos una alternativa liberal real con actores nuevos, porque es la única vía para cambiar el actual sistema de gobierno estatista.

  • AMÍLCAR RONALD ALCALÁ ALCALÁ
  • Ingeniero En Petroleo Gas Y Energías Con Formación Académica En Gestión De Gobierno, Políticas Públicas, Proyectos Y Comercio Exterior.
  • *NdE: Los Textos Reproducidos En Este Espacio De Opinión Son De Absoluta Responsabilidad De Sus Autores Y No Comprometen La Línea Editorial Liberal Y Conservadora De VISOR21