RODOLFO FAGGIONI

En Belén de Galilea, en una oscura noche de dos mil años atrás, María de Nazareth daba a luz un niño: un acontecimiento extraordinario anunciado en todos los pueblecitos de Galilea por los “hazozerá” con sus míticas trompas de plata y por los “shafar” con sus cuernos de ariete del sonido casi sobrenatural.

Un  ángel habla a los pastores, los Reyes Magos se ponen en marcha desde el lejano Oriente guiados por una estrella, la gente proveniente de todas partes se reúnen en los alrededores del establo

Este grande acontecimiemto será representado en todo el mundo y en toda época con los materiales más distintos y en los mínimos detalles.

El 25 de diciembre de 1223, 800 años atrás, San Francisco de Asís tuvo la idea de representar el primer nacimiento de Jesús después de un viaje que hizo a Tierra Santa, creando uno viviente en Greccio, un pueblecito de la provincia de Rieti, zona central de Italia. El Santo, juglar de Dios,  delante de su pueblo deseaba hacer revivir la verdad del Evangelio. Esta idea alimenta la conciencia religiosa de los pueblos e inician las representaciones en los alrededores de Greccio extendiéndose poco a poco por todo el mundo por entonces conocido. El niño nace en Belén en condiciones de extrema pobreza, carece de lo necesario y es acostado en un pesebre, sobre el heno, entre un buey y un asno. En las grutas y en los valles de Greccio Francisco, encontró el ambiente de Belén. En esta conmovedora escena, se exalta la secillez evangélica, se exalta la pobreza y se alaba la humildad.

Pero el primer nacimiento artístico, llamémoslo así, fue el de Arnolfo de Cabio, hecho completamente en piedra a inicios del 1289. En el 1500 europeo se empiezan a construír figuras en cartón, luego se pasa a la tierra cocida. En 1700, inicia el período conocido como el “siglo de oro” por la fineza del trabajo hecho en madera.

En este período al nacimiento se lo devidía en tres partes: El nacimiento en el sentido estricto de la palabra en el interior del establo, la Anunciación de los ángeles a los pastores en la parte central y en la parte externa al establo, las personas en miniatura hechas en coral, plata, marfil, etc. verdaderas obras de arte. Las pequeñas figuras representaban todos los personajes populares del 700 del viejo continente como el zapatero, el sastre, el músico, el pescador, el panadero, etc. y usaban todo tipo de material para poder trabajar con  exactitud total como la cera para la fruta, madera finísima para la construcción de pequeños muebles e instrumentos musicales, porcelana para los juegos de comedor, cobre para los enseres de cocina y otros utensilios.

En Nápoles los nacimientos son figuras del 700 hechas con polvo de arroz, agua, papel pergamino, harina y cola natural. En la zona de Flandes (Bélgica y parte de los Países Bajos) los artesanos se han especializado en la cuna del Niño Dios, son miniaturas de enorme valor artístico En el nacimiento de Cataloña, hay un personaje un tanto peculiar, se trata de un pastor que con los pantalones bajados realiza una función corporal, se trata de Caganer, símbolo de suerte. En sudamérica los nacimientos lo trajeron los misioneros europeos en el siglo XVI, estos concientes de que la imposición de su religión encontraría resistencia en los indígenas incorporaron a los nacimientos símbolos autóctonos. En el Perú el  nacimiento de Jesús es característico y no se encuentran en ningún otro país de mundo, en lugar del buey y del asno, hay una oveja y una llama. En Bolivia el nacimiento de Jesús se escenifica en la puerta del sol o en el lago Titicaca con elementos propios de la cultura del país.

Pero fue Giotto (1276? – 1337), el pintor por excelencia de Francisco, que pintó al fresco en el año 1305 los acontecimientos más destacados de la Navidad en la Capilla de los Scrovegni en Padua, haciendo conocer por primera vez la estrella de Belén en su célebre cuadro “Adoración de los Reyes Magos”

RODOLFO FAGGIONI
Periodista y Corresponsal en Italia. Miembro efectivo de Prensa Internacional
*NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de VISOR21