Para los que tienen amigos y conocidos en la banca, pregúntenles si, hipotéticamente, prestarían MAS plata a un cliente que, por razones de mala praxis, ha visto la calificación crediticia de su entorno económico bajar a solo un escalón de un posible default y que, además, no brinda garantías reales. Solo ofrece su buena fe y supuesto buen nombre para honrar la deuda.

Posiblemente habrá los que contesten la pregunta filosóficamente: “habría que analizar el caso…”.  Otros, más prudentes y conscientes de su responsabilidad fiduciaria a sus depositantes, sin duda, dirían que no.

Comparando las cifras de la banca (los bancos múltiples en terminología ASFI, que aglutinan más del 90% de la cartera crediticia y de los depósitos) de mayo del 2019 y 2024, se identifica un prestatario que ha visto incrementar en más del 50% el monto que estos bancos, en su conjunto, le han desembolsado: el Banco Central de Bolivia (BCB).

En el periodo indicado, acorde información de la ASFI, la posición neta activa total del BCB en los estados financieros consolidados de la banca ha subido de Bs 20 mil millones a Bs 30,5 mil millones. Si reducimos el encaje legal (el depósito obligatorio de la banca en el BCB que, debería brindar un colchón de seguridad a los dineros del público), el incremento en el periodo sigue siendo superior al 50%: 2019: Bs 9 mil millones, 2024: Bs 15 mil millones.

Por otro lado, en el mismo periodo, el patrimonio neto de la banca se ha incrementado de Bs 15,3 mil millones a Bs 19,3 y los bancos múltiples se han distribuido dividendos por más de Bs 8,5 mil millones.  Esto en un entorno macro donde la calificación crediticia de Bolivia ha bajado de B- (en nomenclatura de Moody’s) a Caa3, calificación que está a solo un escalón por encima de Ca, que es la más baja posible antes del incumplimiento.

Los banqueros tienen un limitado argumento para justificar el arriesgar más del 160% del patrimonio de la banca en operaciones con el BCB. Argumentan que el riesgo creditico que tiene el BCB es “ínfimo” ya que como autoridad monetaria boliviana tiene la atribución en ley de poder emitir dinero y así honrar sus obligaciones.  Entonces, su exposición “real”, es mucho menor de lo que las cifras sugieren a primera vista.

Este argumento tiene dos serias limitaciones. De los Bs 30,5 mil millones netos que el BCB adeuda a la banca, el 50% es en dólares que el BCB no puede imprimir para honrarla. Entonces, la banca tiene actualmente en sus balances un activo (en dólares) cuyo deudor claramente no tiene los dólares ni ha dado indicios que podría tenerlos, para honrar su deuda. Prudencial y juiciosamente, habría que provisionar esta exposición o reclasificarla a moneda nacional, pero normas de la ASFI (que es también parte del problema) vacunan al sistema de este ajuste, por lo menos en papeles. La exposición de la banca a este riesgo es significativa porque equivale a aproximadamente el 75% de su patrimonio (15/19,3).

El segundo argumento es que, si el BCB emitiera los bolivianos para rescatar la deuda en dólares al tipo de cambio oficial (obviamente), el impacto inflacionario sería significativo al incrementase la base monetaria en aproximadamente el 25% y sería imprudente, inflacionario, etc.

Sin embargo, se ha visto (con Argentina en 2023 y Venezuela desde el 2010) similares y todavía peores imprudencias. El BCB, lamentablemente, no está blindado de caer en este tipo de políticas, no obstante, su responsabilidad constitucional (art. 327 de la CPE) de preservar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional, cuyo mandato, ya ha incumplido si se considera el deterioro en términos reales, del boliviano con relación a otras monedas, el dólar, yuan, etc.

El huevo de la serpiente de esta riesgosa exposición de tipo de cambio lo gestó el BCB y la banca.  El primero, para “dinamizar” la economía, redujo el encaje de los bancos en dólares y en bolivianos. En lugar de liberar los dineros de esta rebaja a la banca, les ofreció un swap donde, la banca entregaría sus bolivianos y dólares provenientes de la rebaja del encaje legal al BCB, y, a cambio, el BCB les entregaría bolivianos sin intereses por la totalidad de lo recibido para ser colocados en créditos en bolivianos al sector productivo y para vivienda de interés social.

Tal cual la naturaleza de un swap financiero, la transacción se revertería cuando la banca le devuelva al BCB el monto recibido, aproximadamente Bs15 mil millones y el BCB le devolvería los dólares originales que la banca le entregó, aproximadamente US$2 mil millones.

La otra cara de esta operación es que el BCB, que recibió dólares de la banca, muy probablemente se los devuelva en bolivianos devaluados. Los bancos, a su vez, devolverán estos bolivianos devaluados a sus depositantes al tipo de cambio oficial, a pesar de haber recibido originalmente dólares verdes de sus clientes que contribuyeron a generarles importantes ganancias a los bancos dado el generoso spread entre recibir Bs 15 mil millones del BCB sin intereses y prestarlos al público con intereses.

Cuando nace la serpiente: cara, tú pierdes; sello, yo gano.

¿Se entiende?

  • JOSÉ LUIS CONTRERAS C.
  • Economista.
  • *NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de VISOR21