LUIS ANTEZANA
Parece falso, pero es verdad. El Gobierno del Estado Plurinacional desde hace quince años ha volcado al Oriente (al que acusa de opositor) su apoyo total y masivo, mientras ha dejado en absoluto abandono a los “hermanos indígenas” de los departamentos de la zona andina.
Esa conclusión es confirmada con datos específicos que revelan que el Estado Plurinacional practica la discriminación y el racismo al mismo tiempo que proclama, a tambor batiente, que apoya a los indígenas y su política nace de ese origen.
Los hechos muestran que desde hace quince años el régimen populista tiene la política de industrializar el Oriente, con silos, puentes y obras camineras. No dejó de dotarle gigantes plantas de hidrocarburos, además de vías férreas, etc., con costos millonarios, que podrán llegar a cinco mil millones de dólares…o más.
Eso es poco. Ha asegurado para los agricultores la condición de latifundistas, con toda clase de ventajas económicas, como poder vender libremente sus tierras y así mejorar los ingresos que da la renta territorial, disposición que niega a los “hermanos campesinos” y los condena a la miseria, a abandonar la tierra, conservar el minifundio, migrar al exterior, por decir lo menos.
Desde hace más de quince años, el gobierno da a los terratenientes orientales enormes ventajas, como diésel subvencionado, créditos bancarios sin límite, subvenciones a la producción de trigo, apoyo económico y técnico a productores de fruta y forestación, construcción de caminos regionales, facilidades para importar maquinaria con el programa IVA-cero y otros muchos.
En el aspecto legal, la Ley INRA de Reconducción Comunitaria de la Reforma agraria respalda el crecimiento de la agricultura y las estructuras de producción y propiedad de la tierra, lo que ha determinado que el área cultivada de tierra pase de medio millón a casi tres millones de hectáreas. Ese apoyo ha causado el crecimiento de la agroindustria, la millonaria exportación de granos y la mecanización de la agricultura, con la visión, además, de ampliar la frontera agrícola al doble para cultivar granos para producir etanol. Ni qué decir del respaldo al capitalismo financiero, a la oligarquía soyera y ganadera y otros sectores sociales.
Por otro lado, el Oriente se ha beneficiado casi exclusivamente del saneamiento de la propiedad rural, en el que se invirtió más de 300 millones de dólares, en circunstancias en que los productos agrícolas han alcanzado precios extraordinarios, sin que ello signifique mayores impuestos.
También la política camba-centrista del régimen de Evo Morales ha dejado de cobrar impuestos a la agricultura oriental y, al mismo tiempo, ha suspendido por varios años la práctica de la Función Económica Social, y otorga a los empresarios grandes ventajas para tener una o más propiedades de más de cinco mil hectáreas, etc.
Mientras rige esa política para los terratenientes, para los indígenas nada. En efecto, se les ha quitado, por vía constitucional, el derecho de propiedad sobre sus sayañas de miseria y, por tanto, se ha desconocido su condición de seres humanos, política “socialista”. A la vez, ha privado a los departamentos de la región andina hasta de la menor posibilidad de progreso. Por esos motivos la población del país se fue al Oriente y esa capital que tenía 400 mil habitantes ahora tiene más de dos millones, en un ambiente de prosperidad, hechos de ninguna manera objetables, sino que causan malestar en los departamentos de La Paz y otros, cuyo pujante progreso del pasado ha sido sustituido por un estado de decadencia sostenido…que conduce a la muerte.
El desarrollo de Santa Cruz es digno de elogio. Lo deplorable es que la política del MAS de Evo Morales tiene una esencia de discriminación y racismo, pues da todo a los “cambas” y nada al resto de los bolivianos, en especial a los indígenas.
LUIS ANTEZANA ERGUETA
Escritor e Historiador
*NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de VISOR21