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CARLOS LEDEZMA

Cuentan las crónicas del año 1769, que el escoces James Watt, patentaba la primera máquina de vapor de uso práctico, aspecto que terminó por convertirse en un hito crucial en la historia de la humanidad. Esta innovación de la ingeniería, posibilitó la mecanización de procesos industriales que antes dependían de la fuerza humana y animal, desencadenando un cambio trascendental en la producción y la economía. La máquina de vapor impulsó la eficiencia y mejoró los procesos de producción en sectores como la minería, la manufactura y el transporte, convirtiéndose en el catalizador que revelaría a los ojos del mundo el fenómeno conocido como Revolución Industrial. Este invento cambió radicalmente la manera de realizar las tareas cotidianas y sentó las bases para el desarrollo de la sociedad moderna y el surgimiento de la era industrial.

La noción, muchas veces imperceptible de que pequeñas acciones o eventos dentro de un sistema complejo, llegan a tener la fuerza suficiente para provocar efectos significativamente grandes y muchas veces de consecuencias impredecibles, se hace evidente en este tipo de fenómenos. Por mucho que resulte difícil trazar una línea directa a partir de un evento específico hasta su resultado final, pueden establecerse como el percutor a partir de lo cual una seguidilla de acciones y desarrollos de pequeño alcance, terminan por consolidar un cambio de proporciones inimaginables.

La teoría de “el efecto mariposa”, aplica extraordinariamente bien para explicar la teoría del caos, así como en otros escenarios, tales como la meteorología, la economía, la política, la industria, entre muchos otros. El nombre proviene de la noción popularizada de que el aleteo de una mariposa en un lugar indeterminado podría eventualmente causar un huracán en otro lugar, una forma bastante ilustrativa de mostrar cómo las pequeñas perturbaciones pueden desencadenar cambios dramáticos en un sistema dinámico. El efecto mariposa sugiere que incluso las acciones aparentemente insignificantes pueden llegar a tener consecuencias sorprendentes en el mundo.

Edward Lorenz, a quien se le atribuye la creación de la teoría del caos, consideró el tiempo atmosférico como uno de los mejores ejemplos, habida cuenta de que no es posible conocer con exactitud las condiciones climatológicas iniciales. De hecho, en 1963, mientras Lorenz realizaba una investigación sobre previsiones climatológicas a través de ecuaciones con ordenador, decidió repasar algunos de los datos que ya había recogido. Mientras se preparaba un café, la computadora simuló los resultados de meses que en nada se parecían a los que él había obtenido.

Al pretender simplificar las operaciones, Lorenz decidió reducir de seis a tres los decimales de uno de los parámetros con los que calculaba las predicciones (por ejemplo: de 53,453765 kilómetros por hora, pasó a usar 53,453 kilómetros por hora). El paradigma estaba claro: una variación mínima inicial provocaba alteraciones a corto y mediano plazo. Las conclusiones de este estudio, fueron publicadas en el “Journal of the Atmospheric Sciences”, con el título de “Non-periodic deterministic flow” (Flujo determinista no periódico) (Fuente: National Geographic)

Los ejemplos que pueden encontrarse para explicar la teoría del caos son innumerables. El aleteo de una mariposa, el doble péndulo, una pelota que rebota sobre un tejado y que repetirá patrones distintos- Para el matemático estadounidense John Bush, la forma en que rebota una gota de agua depende de la amplitud, la variación máxima del desplazamiento, de la frecuencia, el número de repeticiones y de la vibración, define precisamente cual es la trayectoria que seguirá la gota de agua hasta sucumbir irremediablemente al caos.

La teoría del caos y el efecto mariposa puede aplicarse desde los más simples fenómenos de la naturaleza, hasta las más complejas decisiones humanas, por lo que resulta siempre interesante hacerse la pregunta de sí ¿podrá el aleteo de una mariposa desatar un huracán en un sistema tan impredecible? Esta interrogante puede mostrarnos la intrincada red de conexiones entre las acciones, cuyos caminos, procesos y resultados son generalmente imprevisibles, a través de una perspectiva mucho más profunda que nuestra simple comprensión humana.

El poder inherente en cada decisión, cada elección, idea, pensamiento o gesto, por más insignificantes que aparenten, pueden llegar a determinar situaciones variables en la configuración del entorno. Así, la teoría del caos y el efecto mariposa pretenden que se considere la complejidad de los sistemas dinámicos y la influencia sutil pero significativa de las acciones en su evolución, para tratar de aproximarse a un resultado. En un mundo interconectado y cambiante, cada paso puede tener un impacto que repercutirá del otro lado del planeta.

CARLOS MANUEL LEDEZMA VALDEZ
Escritor. Investigador. Divulgador Histórico. Consultor de Comenius S.R.L. Ingeniería del Aprendizaje
*NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de VISOR21