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FABIÁN FREIRE
La crisis en Bolivia ya ha empezado, cada vez se hace más notoria y hay una incertidumbre muy grande en el país. No solo estamos atravesando una inflación que solo aumentará con el pasar del tiempo, sino que también la inseguridad está a la orden del día y se nota una clara falta de plan de acción por parte del gobierno. Los dólares son cada vez más escasos en el país, lo cual está “trabando” la economía y la facilidad de “hacer negocios”, esto solo nos genera estancamiento. La política de bonos instaurada por el gobierno a través del Banco Central ha sido un fracaso masivo, no por nada Luchito “amenazó” a los empresarios, exportadores e importadores con la implementación de políticas para que los dólares “circulen en territorio boliviano”, lo que muestra la desesperación gubernamental.
Sumado a esto, hay una enorme bipolaridad por parte del gobierno, pues muchos afirman que la situación actual no es la de “antaño”, mientras otros aseguran que Bolivia tiene una de las economías más saludables de la región. Primero Luchito admitió que el gas se “terminó”, para después, acto seguido, su gente de confianza afirme que Bolivia no sufre de crisis económica.
Centrarse en el fracaso del masismo es algo que tomará mucho tiempo, pues hoy se nota cómo el socialismo ha fracasado en el país, ya que múltiples sectores están sufriendo las consecuencias. Por ejemplo, el estancamiento de la economía, el crecimiento falso atravesado en las primeras gestiones de Morales, la falta de orden e institucionalidad y la división nacional son apenas algunas consecuencias que sufre nuestro país por culpa del masismo. Consecuencias que son muy graves y además en temas estructurales.
Si uno quiere salir de una crisis, debe tener “los pantalones bien puestos” para admitir primero la existencia de una crisis. Cómo es posible combatir contra una crisis negándola en todo momento. Son estas negligencias las que solo causan más problemas para el país. El Gobierno indica que la “era del gas” ha terminado, que la política del litio ha fracasado, que hay escasez de dólares, pero siguen afirmando que “estamos saliendo adelante” y que los informes de las calificadoras de riesgo y del Banco Mundial no son de fiar. Es evidente que el gobierno no puede ocultar la crisis, que se hace sentir cada vez más. No “estamos saliendo adelante”, sino que estamos peor que nunca.
El MAS no tiene amor por la nación y menos por sus ciudadanos, en vez de afrontar la crisis con medidas coherentes, solo la agravan más y más. Son tiempos de recorte público, de evitar despilfarro, no de “triplicar” el endeudamiento y seguir financiando empresas públicas ineficientes. En épocas de crisis es cuando más determinación y voluntad se debe tener, se debe afrontar los problemas y eso comienza por admitir la existencia de una crisis. Ya fue suficiente con el modelo socialista, que solo sirve para despilfarrar, matar al emprendimiento nacional, estancar la economía y endeudar al país. Para salir de la crisis, es fundamental acabar con el modelo socialista. La gran pregunta es si Luchito y su gente podrán querer lo suficiente a Bolivia, para tomar medidas idóneas a fin de sanar la economía y, sobre todo, acabar con el modelo socialista que tanto daño nos ha hecho a todos.
La tarea del MAS es simple si quiere ayudar a salvar a Bolivia, debe reconocer que hay una crisis y encarar los problemas de frente. Ya fue suficiente con las negligencias del gobierno, cada día es vital para revertir una crisis, si no son tomadas las medidas ideales en el momento adecuado, las consecuencias pueden ser gravísimas. El MAS acabó con todos los recursos y comprometió notablemente al sector productivo nacional. Son algunos factores que explican la presente crisis, además de sus pésimas políticas adoptadas. Para afrontar una crisis es necesario primero tener “los pantalones” para admitir su existencia.