Bolivia enfrenta una encrucijada histórica: persistir en un sistema educativo que reproduce desigualdades y limita el pensamiento crítico, o emprender una transformación profunda que haga de la educación la piedra angular de nuestro desarrollo como nación. Hoy más que nunca, necesitamos una educación que sea motor de cambio social, que destaque el talento de nuestros jóvenes y que impulse una Bolivia desarrollada, libre y unida.
En palabras de Platón: “Con la buena educación es el hombre una criatura mansa y divina; pero sin ella es el más feroz de los animales. La educación y la enseñanza mejoran a los buenos y hacen buenos a los malos”. Esta reflexión, vigente desde hace milenios, resume el desafío que enfrentamos: utilizar la educación no solo como herramienta de conocimiento, sino como vehículo de transformación moral y social.
En nuestro país, el sistema educativo parece diseñado para perpetuar un ciclo de mediocridad. La falta de inversión, la obsolescencia de los métodos pedagógicos y la desvinculación entre la educación y las necesidades reales del mercado laboral han dejado a los jóvenes en un estado de abandono. En lugar de empoderar a la juventud, se les condena a un futuro incierto, atrapados entre el desempleo y la informalidad.
Una educación que transforme Bolivia debe empezar por reconocer a los jóvenes como agentes de cambio. Es imperativo que nuestras aulas fomenten el pensamiento crítico, la innovación y la creatividad. Esto no se logrará con un currículo rígido y anticuado, sino con uno dinámico, adaptado a los retos del siglo XXI. Necesitamos una educación que no solo enseñe a memorizar, sino a cuestionar, crear y construir.
Asimismo, urge un enfoque educativo que promueva valores democráticos y cívicos. Bolivia necesita ciudadanos comprometidos con la construcción de un país más justo, inclusivo y solidario. Esto implica enseñar a los estudiantes no solo a ser buenos profesionales, sino también buenos ciudadanos, capaces de liderar proyectos que fortalezcan nuestra economía y nuestra sociedad.
La educación también debe ser un vehículo para la unidad nacional. En un país marcado por la diversidad cultural, es fundamental que las aulas se conviertan en espacios de encuentro, donde se valore y respete la riqueza de nuestras identidades. La interculturalidad no debe ser un eslogan, sino una práctica cotidiana que fomente el entendimiento y la cohesión social.
Por otro lado, la tecnología debe ocupar un lugar central en esta transformación. La digitalización de la educación no es un lujo, sino una necesidad. El acceso a herramientas tecnológicas puede cerrar brechas de aprendizaje y conectar a los estudiantes con oportunidades globales. Sin embargo, esto requiere una infraestructura adecuada y un compromiso real por parte del Estado para garantizar el acceso equitativo a estos recursos.
El modelo educativo debe estar acompañado por políticas públicas que lo respalden. Esto incluye una mayor inversión en la formación y actualización de los docentes, quienes son el corazón del sistema educativo. Un maestro bien formado y motivado puede marcar la diferencia en la vida de miles de estudiantes. Por ello, es crucial que se valore y dignifique su labor, ofreciéndoles salarios justos y condiciones laborales adecuadas.
Finalmente, el éxito de este proyecto educativo dependerá de la voluntad política y social para priorizarlo. Transformar la educación no es tarea de un gobierno, sino de toda una sociedad comprometida con el futuro. Padres, maestros, estudiantes, empresarios y políticos deben unirse en un esfuerzo colectivo para hacer de la educación el cimiento de una Bolivia fortalecida y libre.
La educación no solo es un derecho, sino una responsabilidad compartida. Como país, debemos asumir el reto de formar ciudadanos que no solo sueñen con un mejor futuro, sino que tengan las herramientas para construirlo. Solo así podremos transformar a Bolivia en una nación unida, desarrollada y capaz de enfrentar los desafíos del mundo moderno. En la educación está nuestra esperanza, y en nuestras manos está la decisión de hacerla realidad.
- SERGIO PÉREZ PAREDES
- Coordinador de Estudiantes por la Libertad en La Paz, con estudios de posgrado en Historia de las ideas políticas y Estructura de discursos electorales.
- *NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de VISOR21