Lejos estamos de aquellos tiempos, si es que alguna vez existieron, en que la política era tomada en serio en nuestra nación, donde las ideas primaban y arduos debates tenían lugar desde el estudio de las ideas y la razón crítica, una época en donde la ausencia de conocimiento era razón de vergüenza y donde los políticos y sus operadores no se jactaban de su ignorancia como si fueran una medalla símbolo de un logro.
Las fanfarronerías de nuestros dirigentes estales, dignas de ser catalogadas de delirios de poder, se animan a decir cosas como que: “Se ha preparado toda una artillería para tratar de generar en la mente en la cabeza de las bolivianas y los bolivianos, que estamos mal, que estamos en crisis”, como si esta realidad palpable en cada visita al mercado fuera un simple producto de la pujante imaginación del boliviano, o se empecinan en sus discursos, los cuales nadie cree, para incluso pedir dinero prestado justificando posibles terremotos, así como el viceministro de defensa civil, pero no olvidemos a nuestro delirante favorito, el ex presidente Evo Morales, el cual imagina enemigos imaginarios, enfermedades mortales y hasta cree que puede ser candidato presidencial de una nación a la cual lo único que le ha legado ha sido crisis en diferentes niveles y fragmentación en su tejido social.
Es realmente desalentador para su servidor, mirar con impotencia, estos comportamientos carentes de sentido, demagógicos y llenos de insano egoísmo, nosotros los jóvenes vemos, como todos estos viejos políticos destruyen nuestro futuro, quebrantan nuestras esperanzas y minan toda posibilidad de una gloriosa y airosa salida por el camino a un verdadero desarrollo.
Y bueno, que les importa, en veinte años muchos de ellos estarán en sus cajones de madera, mientras que nosotros quedaremos en las ruinas de un legado desastroso que tendremos que reconstruir y nuestros hijos nos pregunte: ¿Cómo pudimos permitir esto?
Estos locos inflamados de delirios no están solos, tienen una gran cantidad de cómplices, esbirros que alimentan sus egos por unos cuantos bolivianos, quienes aprendieron que el mérito no cuenta en una Bolivia corrompida y que su capacidad de amarrar zapatos los llevarán más lejos que la integridad que cualquier ser de bien debería por obligación cultivar.
Los veremos en las siguientes elecciones ondeando banderas, firmando sus asistencias, defendiendo causas en las cuales no creen, vendiendo el futuro de sus hijos por un presente mediocre, y apoyando a aquellos que están dispuestos a sacrificar el pendón nacional en favor de sus autoritarismos.
Yo sólo me pregunto: ¿Qué hicieron con mi Bolivia?
- ESTEBAN EDUARDO BURGOA CARDOZO
- Director Ejecutivo Generación Bicentenario
- *NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de VISOR21