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La Eurozona concluye el año con cifras record de inflación, por encima del 10%, y ese dato se mantendrá al menos hasta el primer semestre de 2023, concluyen analistas, datos oficiales y encuestas realizadas al cierre de la presente gestión.
El registro de inflación de 10,7% en octubre y 10,0 en noviembre fue confirmado por la oficina de estadística comunitaria Eurostat, con datos sobre diecinueve países europeos. La cifra es aún más preocupante si se compara ese índice con octubre de 2021 cuando la inflación llegó a solo 4,1%.
El análisis apunta al factor de la guerra entre Rusia y Ucrania como una de las causas para la inflación sobre todo en el gasto efectuado por los países de la Eurozona, además de las secuelas por la pandemia Covid-19 en la economía mundial.
Un reporte de la cadena alemana DW describe que para octubre “las principales contribuciones a la inflación del área del euro provinieron de la energía (4,44 puntos porcentuales más), seguida de los alimentos, el alcohol y el tabaco (2,74 puntos porcentuales). A continuación, aparecieron los servicios (1,82 puntos) y los bienes industriales no energéticos (1,62 puntos)”.
En cuanto a la Unión Europea, ésta reportó 11,5% acumulado.
Por su lado, Francia, España y Malta fueron los países con menores datos en comparación al resto de los países europeos. Francia llegó a 7,1%, España situó 7,3% y Malta 7,4% de inflación. Alemania con 11,6% e Italia con 12,6% se encuentran en el informe en un rango medio, mientras el alza de precios de Estonia, Lituania y Hungría son los más alarmantes, todos por encima de 20%.
La perspectiva del Banco Central Europeo (BCE) es volver al 2% como promedio, pero esto parece poco probable, al menos para los primeros meses de 2023 e incluso con proyecciones para 2024.
“Las medidas de estímulo de los distintos países de la región suponen un obstáculo al endurecimiento de la política monetaria del BCE, y una parte excesiva de la subida de los precios de la energía se ha filtrado a la economía en general a través de efectos secundarios, alimentando el crecimiento subyacente de los precios”, reseñó el corresponsal de Reuters Balazs Koranyi.
El economista de Commerzbank, Christoph Weil, agregó para la citada agencia hace una semana: “Es improbable que la tasa de inflación subyacente alcance su nivel máximo hasta mediados de 2023 y sólo descenderá lentamente a partir de entonces. En este contexto, el objetivo del BCE de situar la tasa de inflación (en el objetivo del 2%) de forma sostenible parece muy lejano”.
Si la desinflación resulta demasiado lenta, las empresas y los consumidores podrían perder la confianza en el compromiso del BCE y ajustar su comportamiento en materia de fijación de salarios y precios para reflejar una mayor inflación, perpetuando el rápido crecimiento de los precios, concluye.
EL FACTOR AHORRO
Para corroborar los datos, el banco on line N26 realizó una encuesta sobre hábitos de gasto y ahorro con 380.000 clientes de cinco países europeos: España, Alemania, Austria, Francia e Italia.
La encuesta, publicada la pasada semana en el portal Ámbito de España, se realizó en el marco del Día Mundial del Ahorro, fecha conmemorativa cada 31 de octubre.
“España tienen la mayor tasa de ahorro en general. Los clientes españoles ahorraron, de media, un 6,6 % de sus ingresos entre enero y agosto. Les sigue Alemania, donde los clientes ahorraron un 5,1 % de sus ingresos de media. En Francia, los clientes tuvieron un inicio de año incierto, pero, de media, han recuperado su saldo positivo y ahorrado un 0,1 % de sus ingresos cada mes, unos 3,55 €. Los clientes italianos mostraron los mayores descensos en su ahorro medio, y sus hábitos de ahorro fueron los que más fluctuaron; en los meses de abril, mayo y agosto, también gastaron más de lo que ganaron”.
//FUENTE: AGENCIAS//