MARCELO DUCLOS
Cuando un vecino de Miami le preguntó si se iba a vivir a España, Carlos Alberto Montaner respondió: “No, voy a morir a España”. Así, con la simpleza certera de las plumas privilegiadas que nos han hecho pensar a lo largo de la vida, el escritor cubano viajó a Madrid y allí habría terminado voluntariamente con su vida, la última semana de junio, en el marco de la legislación que se conocida como “muerte digna”. Dejó una carta póstuma donde dice adiós a sus lectores, que acaba de ser difundida por los medios internacionales.
El texto lo comenzó a redactar el año pasado y lo terminó recientemente, dictándolo. Ya no se encontraba en condiciones de escribir por sus propios medios. Allí, recordó la idea que vivir es un derecho y no una obligación. “Cuando usted lea esto, yo ya estaré muerto”, señala Montaner en su despedida, que es una clara invitación a comprender la vida como lo que es: algo efímero, que inevitablemente llegará a su fin.
- El 3 de abril del 22 había cumplido 79 años en Miami. Fue la edad en que murió mi padre del corazón el 7 de marzo de 1992. Mi madre murió a los 83 de una operación “sin importancia” en el año 2000. Según la admirada neuróloga italiana Rita Levi Montalcini, premio Nobel de Medicina, los hijos, grosso modo, deben sacar la cuenta de lo que esperan vivir promediando la edad de la muerte de los dos padres, pero agregándoles un 10%, producto de los adelantos médicos. A mí me salían 88 años. Es demasiado. Creo que iniciar el octavo inning, como dice mi amigo Jorge Sonville, es más que suficiente. Es toda una provocación.
Sin embargo, más allá de superar el umbral de los ochenta, Montaner estaba muy enfermo. Padecía de un Párkinson atípico llamado Parálisis Supranuclear Progresiva, lo que le permitía acceder a la eutanasia en España, según el marco legal actual. En su última carta, el escritor liberal reconoció que su enfermedad, además de limitarle sus movimientos corporales, tampoco lo dejaba leer y escribir. “Mi vida diaria, en la que la lectura, la escritura y la expresión oral han sido las señas de identidad, se borran de un día para otro. Desde hace mucho mi cuerpo tampoco me acompaña”, lamentó.
En el texto de despedida, Montaner, que no puede dejar de lado las cuestiones políticas ni hasta en el último momento, dejó en claro que siempre creyó firmemente en la eutanasia y en la muerte asistida, “como, afortunadamente, piensa más del 70 % de los españoles”. Con esta cifra que recuerda el recientemente fallecido escritor, queda en evidencia que, a pesar de los votos en contra en el parlamento de los legisladores del PP y de VOX, hay una proporción de los españoles de derecha que no comulgan con el sinsentido de obligar a vivir a los ciudadanos hasta el momento de la muerte natural.
En cierta manera, el escritor cubano que se exilió de su patria en su juventud, termina sus días con una despedida que también es una proclama política en favor de la libertad individual.
Resulta muy extraño que esta legislación haya sido aprobada por la izquierda liberticida, pero más raro todavía es que, salvo los votos del casi extinto Ciudadanos, la oposición derechista se manifestó en contra. Mientras que los parlamentarios de la derecha en España llevan las banderas de las libertades económicas y la limitación del Estado, de manera insólita se aferran al cuestionamiento de una de las libertades individuales más básicas: la del derecho a morir. Es necesario que estos caprichos conservadores de otros tiempos, que terminan vulnerando las independencia personal mediante la interferencia gubernamental, sean modificados cuanto antes. No solamente por la importante cuestión de las votaciones parlamentarias, sino para no dejarles banderas de libertad al socialismo colectivista liberticida.
- Cumplo mi deseo de morir en Madrid, la ciudad que amo y en la que he compartido tanto junto a Linda, mi adorada mujer en las duras y en las maduras. Lo hago gozando todavía de la capacidad de expresar mi voluntad de ejercer mi derecho a finalizar mi vida de una forma libre y digna de acuerdo a mis creencias. No le doy más la lata, querido lector. Adiós.
Así se despidió Carlos Alberto. Adiós, maestro y gracias por todo.
MARCELO DUCLOS / PANAM POST
Periodista, Cientista Político argentino
*NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de VISOR21