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JORGE SANTIESTEVAN
El progreso humano y desarrollo de los Estados, ha sido objeto de la ofensiva delictiva cada vez más sofisticada y organizada, afectando a la vida de la sociedad civil. En Bolivia la dirección de combate a la criminalidad es de incumbencia de los políticos y es por eso que surge la necesidad imperiosa de un poder político sensato, para mantener la institucionalidad de la policía y lograr mayor eficiencia en sus tareas constitucionales.
El policía debe entender que el mando es un arte profesional y si no sabe mandar, es un apócrifo oficial, es un inepto que se aleja de sus funciones, porque la función policial debe ser justa, noble, moderada y humana, evitando ser codicioso, servil y ladrón. En todo caso, para mandar se necesita el hábito de la vida intelectual, para pasar rápidamente del pensamiento a la acción. Debe ofrecer garantía a los ciudadanos en nombre del Estado, debe medir sus palabras, sus actos, su vida privada, para despertar la confianza y el respeto. No debe ser déspota ni altanero. En resumen, debe tener calma extremada, hasta sangre fría, con serena razón y equilibrado mentalmente.
Sin embargo, se ha demostrado que al actual gobierno no le importa el perfil altamente profesional, porque es contrario a sus intereses, prefiere una institución manejada con base en los favores políticos y no en el servicio a los ciudadanos, como es el caso del Comandante Departamental, quien hace poco cometió dos faltas graves, establecidas en la ley del Régimen Disciplinario de la Policía Boliviana, 101 (4-abril-2011), pero el Ministro de Gobierno castigó semejante conducta como falta leve, para disminuir el grado de responsabilidad.
Según la mencionada ley, las faltas graves cometidas por el Jefe Policial estarían relacionadas con: el Artículo 14. (Faltas graves con retiro o baja definitiva). Numeral 3. Incurrir en actos públicos, deshonrando los símbolos nacionales, la institución o el uniforme policial. Luego el numeral 18. Agresión física y/o sexual por motivos racistas o discriminatorios. Este caso ameritaba un proceso Administrativo Disciplinario Policial que no se hizo para evitar su separación del cargo y de la institución. El arresto de 48 horas fue benevolente, al mismo tiempo de ser elogiado por el presidente Arce. En este sentido, el arresto podría ser cumplido en un hotel de la ciudad de La Paz. Asimismo, a estas dos faltas graves se debe agregar los siguientes agravantes: según el artículo 21. (Agravantes). Agresión premeditada, y ser superior jerárquico.
La defensa de la sociedad es un asunto demasiado grande para dejarla en manos de algunos elementos mal llamados “talento” y de políticos corruptos. El oficial de policía que quiere el pueblo es aquel que para su empleo tenga condiciones tácticas y estratégicas, con capacidad y habilidad para mandar con tacto y diplomacia; que pueda discernir que la comandancia está en sus manos, debiendo liderar con ejemplo, imbuido de optimismo contagioso y vehemencia ofensiva contra el crimen; que defienda una causa grande y justa, como la conservación del orden público y defensa de la sociedad, evitando agredirla.
Finalmente, es necesario recordarle al gobierno, que para luchar contra la delincuencia que realiza actividades sucias, debe recurrir a los hombres más limpios del país.