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Amparo Carvajal, presidenta de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia (APDHB), fue despojada, otra vez, de las instalaciones. Debido a ello, retomó la vigilia en plena calle.
“Esa casa no es de Amparo, tiene su historia. Fue donada en 1992 por el (ex) presidente Tuto Quiroga, quien en ese entonces el presidente (de la APDHB) era Édgar Salazar. Pero yo le gané en el congreso del 18”, explicó Carvajal desde las afueras de la APDHB.
El 2023, Carvajal fue desalojada de su oficina en el centro de La Paz por el también dirigente Édgar Salazar, quien aún se atribuye la representación legal de la institución. La anciana instaló una vigilia en la calle, que duró 52 días.
Carvajal dormía al aire libre bajo temperaturas invernales que deterioraron su salud. “De aquí me van a sacar en cajón”, advirtió en aquel entonces.
La medida de presión, concluyó después de que una madrugada regresó a su casa acompañada por el cónsul español Guillermo Gil, con quien logró un acuerdo para hacer las gestiones necesarias para recuperar el predio.
Los grupos que respaldan a Carvajal aseguraron que Salazar defiende los intereses del Gobierno y de los grupos oficialistas. Los detractores de Carvajal la acusan de ser útil a la derecha y de defender a los llamados “perseguidos políticos”.
Su delicado estado de salud no impide estar firme en demandar lo justo, aunque le pone mal la indiferencia de la gente.
//FUENTE: EL DEBER//
