Una votación en otro lugar de Staten Island, un centro de clasificación que emplea a 1.500 personas, está programada para el 25 de abril.
En el estado sureño de Alabama, más de 6.000 trabajadores en la bodega de Bessemer tienen otra oportunidad para formar un sindicato. Tienen hasta el 25 de marzo para votar por correo. El conteo empezará el 28 y podría tomar más de dos semanas.
Una amplia mayoría de los trabajadores de Bessemer votó en contra de la sindicalización el año pasado, pero funcionarios del Departamento del Trabajo de Estados Unidos que vigilaron el proceso impugnaron el resultado citando “interferencia” por parte de Amazon.
Ansia de cambio
Smalls, de 33 años, fue despedido en marzo de 2020 después de organizar una protesta solicitando equipo de protección en medio del primer gran brote de covid-19 en Nueva York.
En lugar de irse en silencio, Smalls se manifestó con vehemencia sobre su experiencia y continuó pidiendo respaldo para los trabajadores esenciales.
Justo después de su primera votación en Bessemer, Smalls junto con otros trabajadores actuales y antiguos de Amazon crearon, en abril de 2021, el Sindicato de Trabajadores de Amazon (ALU).
“Sé que estoy del lado correcto de esta lucha”, dijo Smalls a la AFP a comienzos de este mes durante un evento en el que 20 voluntarios se unieron para llamar por teléfono a empleados, uno por uno, para promocionar el potencial de un sindicato por la mejora de salarios, condiciones laborales, beneficios y seguridad en el trabajo.
Isaiah Thomas, de 20 años, quien trabaja en Bessemer para costear sus estudios, usa prácticamente los mismos argumentos para convencer a sus colegas en Amazon a crear un sindicato.
Después del revés del año pasado, el Sindicato de Minoristas, Mayoristas y Tiendas por Departamento, que apoyó la campaña en Alabama, ha redoblado sus esfuerzos para hablar con los trabajadores durante los descansos e incluso puerta a puerta.
“Al momento en que entré por la puerta en mi primer día en el trabajo, supe que necesitábamos hacer un cambio en Amazon”, dijo Thomas. En seguridad, cargas de trabajo y los tiempos de descanso, por ejemplo. Pero como muchos jóvenes antes “no sabía realmente como operaba un sindicato”, reconoció.
Lucha cuesta arriba
Tanto en Nueva York como en Alabama, Amazon ha intentado desalentar a los trabajadores a unirse a los sindicatos, especialmente convocándolos a reuniones obligatorias.
La compañía argumenta que formar un sindicato desfiguraría la relación directa que tiene la compañía con sus empleados, sin garantías de que los trabajadores terminen con mejores salarios o seguridad en el trabajo.
“Nuestros empleados tienen la opción de unirse o no a un sindicato”, afirmó la portavoz de Amazon, Kelly Nantel. Pero “no consideramos que los sindicatos sean la mejor respuesta para nuestros empleados”.
Nantel exaltó los beneficios de la empresa, que incluyen atención médica y financiación de matrículas universitaria después de tres meses de trabajo.
Una victoria del empuje sindical “sería enorme y muy inspirador para otros que trabajan en Amazon”, dijo Ruth Milkman, socióloga de movimientos laborales de The City University de Nueva York.
Sin embargo, “no soy optimista”, reconoció. La ley laboral de Estados Unidos acumula prerrogativas a favor de la empresa y dificulta los intentos de sindicalización.
En Nueva York, ALU eligió mantenerse independiente y por tanto no tiene recursos suficientes para contrarrestar los esfuerzos de Amazon, subrayó Milkman. Sus únicos ingresos provienen de campañas de financiamiento voluntario.
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Mientras tanto, en Bessemer, los trabajadores tienen pocas alternativas para incorporarse en empleos que paguen tan bien como Amazon. La base de 15,80 dólares por hora es más del doble del salario mínimo federal.
“Puedes sentirte intimidado por la propaganda del empleador”, dijo Milkman, y agregó que los trabajadores “lo pensarán dos veces” antes de cambiar el rumbo.