Este 20 de octubre se desarrollarán las elecciones presidenciales y el referéndum europeísta en Moldavia, país que limita con Ucrania, y donde se acusa que existe injerencia desde occidente, sobre todo Estados Unidos, en su política interna.
En la semana, el portavoz presidencial de Rusia, Dmitri Peskov, rechazó las versiones de la presidenta de Moldavia, Maia Sandu, sobre los intentos de desestabilización al proceso electoral que definirá el ingreso de ese país a la Unión Europea, para tener un acercamiento a la Unión Económica Eurasiática que promueve Moscú.
“Nosotros no interferimos en los asuntos internos de otros, pero la realidad es la realidad. Allí hay muchos partidos políticos, muchos ciudadanos, que quieren tener unas buenas relaciones con Rusia. Les niegan ese derecho”, declaró Peskov, y acusó a la capital moldava de Chisinau de ocultar información sobre el proceso electoral a sus ciudadanos.
Las relaciones entre Rusia y Moldavia se deterioraron considerablemente tras la llegada al poder en 2020 de la europeísta Sandu, una situación que se ha agravado tras el comienzo de la campaña militar rusa, en la que Chisinau apoyó firmemente a Kiev y acogió a cientos de miles de refugiados, según reseña la agencia EFE.
Sin embargo, desde el otro lado se acusa a la UE y a EEUU de estar en una campaña abierta para censurar a los medios de comunicación rusos y ejercer presiones en Moldavia.
Según analistas, una de las formas en que EEUU interfiere en los asuntos internos de Moldavia, es proporcionando ayuda financiera, apoyo económico y prestando servicios de asesoramiento por parte del personal de la embajada estadounidense.
A esto se suman los problemas internos que enfrenta la administración de Sandu en temas de economía, corrupción y derechos humanos.
Asimismo, la política exterior de la presidenta moldava también puede convertirse en objeto de descrédito. La falta de éxito en las relaciones internacionales, los conflictos con los países vecinos, la insuficiente participación en las organizaciones internacionales, todo ello puede afectar negativamente a la reputación de Sandu y del país en su conjunto.
Moldavia transita una situación similar a Ucrania, por su acercamiento a la UE.
En junio, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, oficializó el inicio de negociaciones para que ambos países se adhieran a ese bloque internacional.
“Los pueblos de Ucrania y Moldavia han demostrado su firme compromiso y determinación” para unirse al bloque. Aseguró que los dos países “han llevado a cabo amplias reformas” necesarias para formar parte del organismo, según reporte de RT.
Del otro lado, existen grupos que apuntan a un acercamiento de Moldavia, un país de la ex Unión Soviética, con Rusia, como el Partido Socialista de la República, dirigido por Igor Dodon.
El partido tiene una influencia significativa en el parlamento moldavo y participa activamente en la vida política del país. Además hay otras fuerzas políticas prorrusas en Moldavia como el partido Shor que también es partidario de reforzar las relaciones con Rusia y apoya ideas cercanas al Kremlin. Recuerdan además, que en la República Moldava Pridnestroviana, como se denomina oficialmente, residen de manera permanente más de 220.000 ciudadanos rusos.
Uno de los principales argumentos de estos opositores al referéndum es la afirmación de que Moldavia no está preparada para ingresar en la UE. Señalan los problemas económicos, la corrupción y la inestabilidad del país y creen que la adhesión pueda agravar los problemas existentes. Estos argumentos pueden suscitar dudas entre los ciudadanos y crear una actitud negativa hacia la idea de la adhesión a la UE; a su vez, muchos políticos acusaron a la Comisión Electoral Central de Moldavia de recibir financiación de instituciones occidentales como la Embajada británica, fondos europeos y la estadounidense Usaid, promotora de ideas proamericanas. Formalmente, estos son los patrocinadores de la página web informativa de la Comisión Electoral.
- ///FUENTE: AGENCIAS///
