Tanto tú como yo y nuestros vecinos queremos bienestar para los bolivianos. ¿Cuál el camino para tener mejores días? Primero: pensar que es posible. Segundo: comprender que la sociedad es un conglomerado de individuos con intereses opuestos, pero a la vez con objetivos comunes (un objetivo común: mejores días para Bolivia. ¿Conoces a alguien que quiera días peores para Bolivia?). Tercero: potenciar nuestra naturaleza racional y colaborativa. Cuarto: Identificar los elementos de cohesión para llegar al objetivo común.
En esta perspectiva, identifico seis temas que nos pueden cohesionar como bolivianos: educación, democracia, economía, medioambiente, justicia y lucha contra la corrupción. Su materialización pasa ineludiblemente por un gran acuerdo de fuerzas políticas, organizaciones populares e indígenas, instituciones de la sociedad civil y grupos fácticos.
La parte medular de este acuerdo debe establecer que ningún partido, ningún gobierno nacional, departamental o local debe alterar, en el ejercicio de su mandato, las columnas de los seis temas, así haya logrado ganar con el 100 % de votos en unas elecciones libres y transparentes. A saber los puntos:
Educación. No es un proceso de adoctrinamiento. Es un proceso para formar productores de conocimientos. Su objetivo, expandir principios de la democracia liberal. Su tarea, cambiar el futuro, no tergiversar el pasado para controlar un “futuro” ideologizado. Su fin, sembrar valores de convivencia, de interculturalidad y convertir nuestra diversidad en una riqueza para generar intercambio de conocimientos, cultura, costumbres y genes.
Economía. Nunca economía centralizada en favor de intereses de un sector ni capitalismo de Estado para acumular poder político. Concebir a los ciudadanos como creadores de riqueza y de empleo. Constituir una sociedad de personas libres sin necesidades, sin miedo y con futuro. Desarrollar libre mercado dirigido a constituir ciudadanos con poder de elección y de acción. No interferencia del Estado en los medios de producción ni fuerzas productivas, sí para garantizar la seguridad jurídica de las inversiones nacionales e internacionales. Una sociedad menos desigual es más segura. Un ciudadano con empleo formal tiene acceso a la salud.
Democracia. Ningún gobierno debe usar las instituciones democráticas para destruir la misma democracia. Debe ser comprendida como un sistema de distribución de poder; por lo tanto, debe otorgar a los ciudadanos la facultad de vigilar a sus gobernantes. Debe ser entendida como un límite al poder; en consecuencia, los gobiernos deben mantener el sistema de pesos y contrapesos. La democracia liberal es imperfecta porque fue creada por seres imperfectos, pero a la vez es el sistema político más perfectible.
Medioambiente. Ningún gobierno debe explotar el medioambiente sin considerar su dimensión finita. Debe ser entendida como un hábitat imprescindible para la persistencia de la especie humana y no sólo como gestora de riqueza. Debe ser asumido como un imperativo racional la gestión de los recursos naturales en función del bienestar de la humanidad porque las acciones de uno o de un grupo pueden afectar a los demás.
Lucha contra corrupción. Ningún gobierno debe eludir la política de transparencia que será definida en una Ley de Acceso a la Información Pública. En este sentido, deben ser institucionalizados todos los cargos públicos mediante procedimientos independientes de verificación de idoneidad, profesionalidad y capacidad de cada funcionario. Debe crearse un sistema electrónico para permitir a los ciudadanos vigilar el uso y administración de los bienes y recursos públicos.
Justicia. Ningún partido político debe nominar jueces y magistrados. La selección y evaluación de los postulantes deben ser realizadas por una consultora de prestigio internacional. La evaluación debe comprender la valoración de conocimientos, capacidad de juicio y perfil psicológico. Se debe analizar el uso de la inteligencia artificial en el proceso de evaluación de conocimientos para evitar cualquier sesgo humano.
La política implica negociación, debate y deliberación en relación con la acción pública. No se trata de declarar el fin de las ideologías, sino de asumir mínimos acuerdos para lograr un objetivo común: el bienestar de nuestras familias. La gestión de un gobierno debe concentrarse en ser eficaz y efectivo en el cumplimiento de estas políticas públicas. De este modo, se evitarán la ideologización, el adanismo y el cesarismo en la toma de decisiones.
Las deficiencias de la democracia, que todavía respira en Bolivia, sólo pueden ser superadas mediante la racionalidad discursiva y comunicativa que nos facilite buscar soluciones colectivas a los problemas colectivos que enfrentamos en este momento, entre ellos la grave crisis económica que abate al país.
El deterioro de la confianza ciudadana en las instituciones democráticas podría convertir a la gente en más vulnerable a la demagogia y a la tiranía. Este acuerdo nacional es posible entre las fuerzas políticas que resultarán elegidas el 17 de agosto próximo. Tanto tú como yo y nuestras familias queremos mejores días para los bolivianos.
- ANDRÉS GÓMEZ VELA
- PERIODISTA. ABOGADO
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