Cada día que pasa, se hace más evidente la crisis y el empobrecimiento de la ciudadanía. Cada día, más familias bolivianas están en situación de vulnerabilidad y el “costo de vida” sigue aumentando. Podemos decir, con seguridad, que las cosas están peor que nunca y que, si el MAS continúa en el poder, Bolivia solo enfrentará caos, crisis y pobreza en los próximos años.

Lo dije antes y lo repito: en una crisis se debe actuar rápidamente. Cada día cuenta, se debe evitar a toda costa que la crisis se agrave. El modelo masista de despilfarro dejó de “generar ganancias fuertes” hace tiempo, lo que resultó en un fuerte endeudamiento para sostener dicho modelo. Hubo tiempo suficiente para cambiar el modelo económico de manera que no afectara a los bolivianos como lo hace actualmente. Sin embargo, el MAS, por su miopía y falta de nacionalismo, decidió continuar con su modelo de endeudamiento y despilfarro, que sigue vigente y es el principal responsable de la crisis inminente. Es inaudito ver cómo, a pesar del tiempo que tuvo el MAS para actuar, nada hizo, demostrando que su objetivo siempre fue la destrucción del país.

La elección de Luis Arce como presidente planteaba este principal interrogante: si cambiaría o no el modelo económico. “Luchito” no solo no actuó como cualquier economista lo habría hecho, sino que terminó siendo un despilfarrador peor que Evo Morales. Como mencioné antes, Arce es mucho peor que Evo; es un inconsciente que sigue pensando que estamos en tiempos de bonanza y es el principal responsable del aumento del caos, la miseria y el hambre en Bolivia. No solo fue el principal “creador” del modelo económico del MAS, sino que también es un presidente incapaz, que no tiene el valor de enfrentar sus acciones. Él inició la crisis y debe afrontarla, no proponer referéndums para evadir sus responsabilidades.

Es triste ver cómo los gobernantes elegidos por el pueblo suelen ser los peores y cómo, en lugar de pensar en la Patria, piensan en ellos mismos, destruyendo el verdadero significado de ser político. Ser político implica tener “agallas” y determinación, algo que “Luchito” no tiene y probablemente nunca tendrá. Incluso podría haber iniciado medidas de austeridad al comienzo de su gestión; de esta forma, habría evitado el empobrecimiento de los bolivianos y creado un escenario mejor para enfrentar la crisis. En cambio, solo se endeudó más y siguió cometiendo “estupidez tras estupidez”, lo que hoy nos tiene al borde de la catástrofe y a punto de enfrentar una crisis traumática.

Se ha discutido, por petición de muchos sectores, el “acortamiento de mandato” de Luis Arce, algo con lo que estoy de acuerdo, pero con un planteamiento diferente. Arce tuvo suficiente tiempo para actuar. Está claro que es bueno solo para empobrecer a Bolivia y sumirla en el caos. Su renuncia debe ser inmediata, por su evidente incapacidad para afrontar la crisis; cada día que este señor siga como presidente es un día más de empobrecimiento del pueblo. Si nada va a hacer por la patria, entonces debe dar un paso al costado. Esta sería la única acción correcta que podría tomar.

No se trata de pedir la renuncia de Arce por capricho, sino porque estamos en tiempos de crisis y él nada hace. Su inacción es un grave peligro para el futuro de Bolivia. Hay que actuar lo más rápido posible. Personalmente, pido su renuncia y que asuma el “siguiente en la línea”, siempre y cuando tenga el valor de enfrentar la crisis y poner fin al modelo de despilfarro. Si los que siguen en la línea adoptan la misma postura que el presidente, también deben renunciar. En ese caso, solo quedaría el adelanto de elecciones, algo que también traerá problemas, debido al posible fraude y al padrón mal administrado con el que contamos. Son tiempos oscuros.

  • FABIÁN FREIRE
  • ESCRITOR. ESTUDIANTE DE CIENCIAS JURÍDICAS. COLUMNISTA EN EL DIARIO.
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