Repudio a la instalación de los Mamani Mamani en la Bienal de Venecia

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VISOR21.- De la denuncia por favoritismo al repudio general, así fueron las reacciones en el ámbito cultural a la instalación que hizo el pintor Mamani Mamani y dos de sus hijos como representantes del país en la Bienal de Venecia.

La artista y diseñadora Alejandra Dorado, en una columna de opinión publicada en Los Tiempos, calificó como nepotismo el hecho de que Roberto Aguilar Quisbert, más conocido como Mamani Mamani, haya sido designado como comisario de la representación nacional y que haya convocado a sus hijos Illimani e Illampu para realizar esa labor en tiempo récord.

“Sin que se haya emitido una convocatoria pública para la participación de artistas nacionales en ese evento, el “comisario” desestima un proyecto ya aprobado y trabajado un año antes y, en su lugar, convoca a sus hijos, Illimani e Illampu, junto con un colectivo nuevo de artistas jóvenes, y los mueve a realizar una propuesta en tiempo récord que nos deja no sólo mal representados, sino que demuestra el nivel de corrupción de nuestras autoridades, la falta de políticas públicas y la poca educación y nivel en torno al arte serio y lo que representa para el mundo un evento de ese tamaño”, escribió.

La diseñadora apuntó al Ministerio de Culturas y a la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia, como parte de esta improvisación.

“¿Hasta cuándo nos quedaremos callados y calladas cuando el Estado se ríe en nuestra cara y los hechos de nepotismo quedan en la impunidad?”, reclamó Dorado.

Mamani Mamani fue designado como responsable de la presentación nacional, pese a que había un equipo y trabajo desarrollado previamente, con meses de anticipación para esta versión denominada “La leche de los sueños”, frase tomada de un libro de cuentos de hadas de la artista surrealista británico-mexicana Leonora Carrington.

A principios de abril, cuando se conoció la designación del famoso pintor “telúrico”, los artistas pidieron un pronunciamiento de la Asociación Boliviana de Artistas Plásticos (ABAP), al considerar que la nominación de Mamani Mamani y la muestra Wara Wara Jawira solo era para “comerciar con la cultura”.

A su turno, el polémico escritor cochabambino Xavier Jordán fue más ácido en su crítica y acusó al Ministerio de Culturas de invisibilizar a los grandes exponentes del arte nacional para beneficiar a acólitos políticos suyos como el pintor Mamani Mamani.

“El pabellón boliviano en la Bienal de Venecia es una porquería profunda. Parece el cuartito de soltero del Evo, lleno de cachivaches sin valor estético y “cuadros” pintados a la sombra de ese impostor llamado Mamani Mamani”, escribió.

Para Jordán, con esta muestra, en Europa considerarán al arte boliviano como “un puñado de garabatos feos como una patada en los huevos, repetitivos, vacíos de sentido, demagógicos y emputantemente maniqueos con esa podredumbre de la fiebre étnica”.

Sin embargo, el malestar también tiene un trasfondo político, pues los primeros artistas encomendados para llevar la muestra fueron “desechados” por haber trabajado durante la gestión de la expresidenta constitucional Jeanine Áñez.

La curadora Marisabel Villagómez y los artistas Maximiliano Siñani e Iván Cáceres, en declaraciones al portal ARTnews, explicaron que fueron seleccionados en enero por el Ministerio de Culturas y que debían coordinar su propuesta con Mamani Mamani, en su calidad de consejero de la Fundación Cultural del BCB.

Sin embargo, la comunicación fue rota y el pintor mandó un mensaje a la curadora en el que decía que su “implicación” en el anterior gobierno fue “descalificante”. Villagómez, Siñani y Cáceres quedaron fuera de la Bienal de Venecia.

Mamani Mamani respondió al mismo portal que su cargo como consejero del banco estatal no implicó algún favoritismo o conflicto de intereses para asumir como comisario de la representación boliviana y sobre la contratación de sus hijos como “coordinadores” de la muestra, dijo que sus honorarios fueron pagados con sus propios recursos.

Wara Wara Jawira, que se exhibe en Venecia, en el recinto Artspace4rent, se define como “una visión colectiva que investiga las periferias y las grietas de los discursos dominantes y propone un punto de partida diferente , un paradigma introspectivo, de una cultura viva y ancestral, con una cosmovisión mística y animista, como es la cosmovisión indígena”.

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