El cine nacional vive un excelente estado de salud que se puede constatar no solo en la cuantiosa cantidad de películas que han sido lanzadas en los dos últimos años, sino en el reconocimiento y activo recorrido internacional que han tenido, posicionando a la cinematografía boliviana en un escenario universal. Algunos lo atribuyen como los resultados del extinto fondo del Programa de Intervenciones Urbanas (PIU), otros a una generación formada en puntuales cursos. Lo cierto es que es un buen momento para acercarse al séptimo arte hecho por bolivianos, una oportunidad que ofrece la décima edición del Festival Internacional de Cine de Oruro que se celebrará del 17 al 23 de marzo, en una versión híbrida: presencial y semipresencial.
Distribuida en seis secciones y con una programación confeccionada por el crítico de cine argentino Fausto Balbi, el historiador de cine nacional y crítico boliviano Santiago Espinoza y el director del encuentro Juan Pablo Ávila, el Festival Internacional de Cine de Oruro brinda un panorama sobre lo que ha sucedido en el cine nacional en este último tiempo. Las sedes presenciales serán el Multicine Plaza, Latitud y la carrera de Antropología, mientras que las virtuales son las plataformas virtuales Retina Latina (www.retinalatina.org) y Bolivia Cine (www.boliviacine.com).
Por primera vez el Diablo de Oro contará con una alfombra roja y se ha confirmado la presencia de los cineastas y productores Juan Pablo Richter, Diego Mondaca, Catalina Razzini, Gerardo Guerra, Paola Gosalvez, Martha Monzón, Edwin Guzmán o Rodrigo Vargas, entre otros. Se rendirá homenaje a la actriz y productora Carla Ortiz y a los que la organización ha llamado como “los cuatro gaffers fundamentales del cine boliviano”: Ramiro Quispe, Alberto Foronda, Walter Pacombia y Américo Luna.
“El festival ha crecido muchísimo y se asienta cada vez más, el equipo de primer nivel está cada vez más fuerte. Le hemos puesto mucho empeño a esta edición para hacer llegar estas películas increíbles. Hemos luchado para hacerle entender al orureño que es un privilegio tener un festival de cine, una oportunidad para ver cine boliviano y conocer a sus creadores. Es una señal increíble la cantidad de producciones que hemos recibido, el apoyo cada vez más grande del sector privado y las reuniones con la Gobernación para ya organizar la siguiente edición”, comentó el director del festival, Juan Pablo Ávila.
PROGRAMACIÓN
“El Gran Movimiento” (2021) será el film inaugural del evento. El segundo largometraje de Kiro Russo se ha estrenado en salas nacionales después de un exitoso recorrido festivalero en el que obtuvo, entre otros premios, el Premio del Jurado en la sección Horizontes del Festival de Venecia, además de haberse exhibido en encuentros de la talla del Festival de San Sebastián en España o el de Nueva York en Estados Unidos. Definida por su autor como “una sinfonía de la ciudad de La Paz” ha sido filmada en 35 milímetros y supuso una titánica labor de producción en plenos conflictos postelectorales de 2019.
También se podrá ver “Chaco” (2020), drama de Diego Mondaca sobre un batallón perdido y condenado a la sed e insolación que fue presentada en Rotterdam y que le otorgó a su director el premio a mejor dirección en el Festival de Cine de Viña del Mar y el Premio Especial del Jurado en Valdivia, también en Chile. Hace parte de la selección de largometrajes nacionales “Cuidando al sol”, la ópera prima de Catalina Razzini que de igual manera se proyecta en salas de Cochabamba y que relata la espera de una niña hacia su padre en la Isla del Sol.
La tarijeña “La casa del sur” (2022) de Carina Oroza y Ramiro Fierro llegará al Festival de Oruro antes de su estreno nacional (previsto inicialmente para el 14 de abril). Inspirada en un hecho real, relata el reencuentro y reconciliación con su pasado de Anita, quien a su regreso a Bolivia deberá lidiar con los recuerdos de su secuestro junto a su madre en la última dictadura que sufrió el país hace 30 años. También de Tarija es “Gaspar” (2021) de Diego Pino, un conmovedor relato sobre una pareja joven y la educación de su hijo.
Completan la selección los éxitos de público “Tres pasos al frente” (2021) del joven Leonardo Pacheco y “Mi Socio 2.0” (2020) de Paolo Agazzi. La primera es otra mirada a la Guerra del Chaco, enfocada en los adolescentes y menores de edad que debieron partir rumbo al conflicto bélico con Paraguay que estuvo cinco semanas en la cartelera local y la segunda una secuela del clásico de 1982 que ya han visto 60 mil personas. Además de “98 segundos sin sombra” (2021), la adaptación cinematográfica de la novela homónima de Giovanna Rivero a cargo de Juan Pablo Richter y la comedia “Quiero ser youtuber” (2020) del creador de contenido en redes sociales, Álvaro Mercado.
En cuanto a las películas internacionales, destaca “Karnawal” (2020) del argentino Juan Pablo Félix, coproducida entre cinco países (Argentina, Chile, México, Bolivia y Brasil) y filmada en parte en Villazón, municipio de Potosí que limita con Argentina. Se trata de un filme que narra el reencuentro entre Cabra (un joven aspirante a bailarín de Malambo) y su padre El Corto, un estafador que acaba de salir de la cárcel con unos días de permiso.
Hacen parte de la selección internacional la turca “Toprak” (2020) de Sevgi Hirsghauser; la italiana “Rosa pietra stella” (2020) de Marcello Sannino; la canadiense “Bone Cage”(2020) de Taylor Olson; desde Senegal, “Time is on our side” (2019) de Katy Lena Ndiaye; la mexicana “El deseo de Ana” (2019) de Emilio Santoyo; “Las mujeres de mi casa” (2020) de la chilena Valentina Reyes; y “A rifle and a bag” (2020) de la India y codirigida por Cristina Hanes, Arya Rothe e Isabella Rinaldi.
Todos los cortometrajes estarán disponibles para todo el país a través de las plataformas Bolivia Cine y Retina Latina. Son cinco nacionales y 11 internacionales, de naciones como Chile, Francia, Suiza, Polonia, Holanda, Israel, Estados Unidos y Ecuador, por mencionar algunos.
PROYECCIÓN ESPECIAL Y FORMACIÓN
Ávila aseguró que será un “hito” para el festival proyectar por primera vez “Como duele ser pueblo” de Hugo Roncal, cinta filmada entre 1981 y 1983 en 16 milímetros y que estuvo en un archivo familiar por 37 años. Se emprendió un largo proceso de recuperación y restauración que se podrá ver el 21 de marzo.
El Diablo de Oro mantiene un pilar de funcionamiento tan importante como el de difusión que es el de formación. En el evento harán la entrega del proyecto de escuela de cine en Machacamarca a los concejales de la municipalidad, un lugar que para Ávila guarda una relación muy importante con el cine.
//FUENTE: OPINIÓN//