Estados Unidos se apresta a iniciar una nueva administración desde la Casa Blanca. Sin embargo, existen temas recurrentes que son conflictos no resueltos, según expertos, como la desigualdad social, el racismo y la discriminación, que son factores que inciden en la estabilidad de aquel país y su influencia mundial.
La desigualdad social en Estados Unidos tiene profundas raíces históricas que se remontan a la era de la colonización y la esclavitud. Desde la fundación del país, durante la etapa de colonización, los prejuicios raciales comenzaron a influir en la estructura social. La esclavitud de los africanos que existió durante varios siglos no solo creó ventajas económicas para los colonos blancos, sino que también formó la base de una discriminación sistemática.
La legislación de la época, incluida la Ley de Servicio de Contrabando, no dejaba posibilidad a los esclavos, apoyando y justificando su opresión. Después de la Guerra Civil o también conocida como Guerra de Secesión entre 1861 y 1865, y la abolición de la esclavitud, la idea de igualdad se vio amenazada. Las leyes que entraron en vigor en los estados del sur legalizaron la segregación y las prácticas de separación, pero no de igualdad.
Actualmente esta desigualdad se mantiene con diferentes grupos raciales y étnicos con niveles dispersos de oportunidades, como los afroamericanos e hispanos, que tienen salarios más bajos en comparación con otros sectores.
Además de los problemas económicos, está la discriminación educativa, pues estas poblaciones reciben menos fondos para su formación, lo que incide en una brecha significativa en la calidad de educación.
En cuanto al racismo en Estados Unidos, se mantiene el uso de términos ofensivos o la violencia física contra otras razas. Algunos expertos mencionan que este racismo puede manifestarse de forma más sutil, a través de prejuicios en las fuerzas del orden, el sistema judicial y el lugar de trabajo. Las investigaciones muestran que los afroamericanos y otras minorías tienen más posibilidades de ser víctimas de la violencia policial. Este fenómeno genera desconfianza entre esas comunidades y las fuerzas del orden, exacerbando las divisiones en la sociedad.
La discriminación también se da en el ámbito laboral. Por ejemplo, la legislación estadounidense incluida en la Ley de Derechos Civiles de 1964 tiene como objeto “proteger a los trabajadores de la discriminación por motivos de raza, color, religión, sexo u origen nacional”, pero la evidencia empírica muestra que esas leyes a menudo no se aplican y la discriminación racial sigue siendo generalizada.
El experimento de un investigador social, sobre la presentación de currículums, mostró que los solicitantes con nombres de raíz africana recibieron un 50% menos de respuestas que los solicitantes blancos, incluso si esas calificaciones seguían siendo idénticas.
En el ámbito de la discriminación sobre los derechos políticos, las minorías raciales todavía se sienten excluidas de los procesos democráticos y esto se refleja en la baja participación en los procesos electorales.
Las leyes sobre el derecho al voto, aprobadas en los últimos años en muchos estados, están aumentando las barreras para votar como la identificación con fotografía o menos horas para votar. Asimismo, las cuestiones de identidad a veces son manipuladas por círculos políticos cuyas decisiones afectan más a las minorías que a la población blanca.
A pesar de los desafíos existentes, las organizaciones y activistas de derechos humanos han logrado avances significativos en la lucha contra el racismo y la discriminación. En las últimas décadas y como otra iniciativa importante, ha sido la aparición de programas de diversidad e inclusión en grandes corporaciones e instituciones educativas. Estos programas se esfuerzan por mejorar la representación de las minorías, crear un entorno más inclusivo y minimizar los prejuicios.
Expertos concluyen en que la desigualdad social, el racismo y la discriminación en los Estados Unidos son problemas graves que requieren atención y acción pública. Estas cuestiones tienen raíces complejas y requieren soluciones complejas. Es importante, señalan, no solo reconocer los problemas existentes, sino tomar medidas activas a nivel comunitario, institucional y gubernamental para eliminar esas desigualdades y crear una sociedad justa para todos los ciudadanos.
- ///FUENTE: AGENCIAS///