Cada día, nuestro país se encuentra en una situación más crítica; todo parece indicar que nos dirigimos hacia una hecatombe total. El principal problema que enfrentan los bolivianos es la crisis económica, que puede resultar totalmente traumática y devastadora para el pueblo. Ya hay quienes han afirmado que será peor que la de la década de los ochenta.
Esta crisis no solo afecta al ámbito económico, sino que también se extiende al ámbito social y, sobre todo, al político. El MAS, instruido por la izquierda internacional, ha construido un discurso de odio y división en nuestro país. Ha utilizado el indigenismo para dividir a la nación boliviana y, sobre todo, para “crear grupos antagonistas” dentro de la población. Este discurso de odio y división nos ha llevado a una situación límite, como se evidenció en los conflictos de 2019, algo inadmisible, ya que incluso se llegó a hablar de “guerra civil”. No es posible que Bolivia haya llegado a tal punto, donde los bolivianos busquen enfrentarse entre sí. Es una tragedia, y el único culpable es el socialismo.
Para sanar estas “heridas”, terminar con los enfrentamientos y construir un futuro mejor para Bolivia, es necesario impulsar el nacionalismo boliviano. Es fundamental consolidar nuestra nación y pensar en un futuro conjunto, un futuro ambicioso construido sobre la unidad nacional. Ya ha sido suficiente con los enfrentamientos y divisiones; hay más cosas que nos unen como nación que aquellas que nos separan.
Es ridículo que el MAS haya creado un Estado “Plurinacional”, con el objetivo de dividirnos y generar diferencias irreconciliables. Estos socialistas, y quienes creen en el Estado Plurinacional, deberían observar a los países europeos para entender realmente lo que es la plurinacionalidad.
En Bolivia y en toda Latinoamérica, la realidad es diferente, ya que el mestizaje es la base del nacimiento de nuestras naciones. Han pasado siglos desde la colonia; no podemos seguir manejándonos con una lógica de división, cuando el mestizaje explica el origen de Bolivia. Tanto la cultura indígena como la criolla son los pilares del mestizaje, el cual es el origen de la nación boliviana.
Dicho proceso de integración e intercambio cultural comenzó hace más de 500 años, se fortaleció con nuestra independencia hace casi dos siglos y se consolidó plenamente con la Revolución de 1952. Lo único que falta es un partido y un gobierno capaces de consolidar a la nación boliviana, acabar con el odio, impulsar la unidad nacional y crear un Estado capaz de guiar a Bolivia hacia una época de grandeza y ambición geopolítica.
No hay país que haya triunfado con divisiones internas y un Estado fallido, una realidad que nos aqueja actualmente. Es fundamental crear un nuevo Estado, con instituciones eficaces que sirvan a la nación boliviana como corresponde.
La Guerra del Chaco y la Revolución de 1952 fueron momentos clave para la consolidación de la nación. El MNR tuvo en sus manos el proceso más importante en la historia de nuestro país. El discurso nacionalista y la doctrina estaban presentes; sin embargo, la revolución terminó fracasando por diversos motivos, como la infiltración del marxismo y la violencia generada durante el doble sexenio. Lo que debía ser una época de unidad nacional y consolidación de Bolivia como nación, se convirtió en una etapa de represión, división y revanchismo, algo inadmisible que provocó el fracaso de la revolución.
Hoy, necesitamos un proyecto político nacionalista que sea capaz de unir a los bolivianos, acabar con el odio y las divisiones y, sobre todo, que busque consolidar nuestra nación. Todo apunta a que estamos en un momento definitivo para establecer la unidad nacional en esta época tan trágica; solo así podremos aspirar a un país mejor.
- FABIÁN FREIRE
- ESCRITOR. ESTUDIANTE DE CIENCIAS JURÍDICAS. COLUMNISTA EN EL DIARIO.
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