A casi diecinueve años del inicio de los gobiernos del MAS, aun hay sectores de la población que se sorprenden con sus actuaciones, como acabamos de comprobar con la reacción manifiesta tras conocer los datos oficiales del Censo de Población y Vivienda 2024, dados a conocer por el INE. Sorprende no solo la sorpresa de esos sectores. También sorprende que otras tantas organizaciones e instituciones sectoriales crean que lograrán frenar o revertir el modus operandi del actual gobierno, con reuniones o mesas de trabajo.
¿Es posible que después de todo lo visto y vivido desde enero de 2006, cuando se inicia la puesta en marcha del proyecto político del MAS, haya quienes creen que se puede apelar a la “voluntad política” de un régimen cada vez más próximo al totalitarismo que al respeto y sometimiento a las reglas democráticas? ¿Qué más tiene que suceder en el país para que esas organizaciones sectoriales se convenzan de que están frente a una cúpula decidida a imponer su proyecto político, abiertamente identificado con el “socialismo del siglo XX”?
Imagino que al menos sabrán que entre los regímenes que abrazan el llamado socialismo del siglo XXI están los de Cuba, Nicaragua y Venezuela. Difícil creer que ignoran cómo les va a los pueblos de esos países. Menos aun que no conocen o no padecen el impacto de un conjunto de medidas aprobadas por el Ejecutivo y ya vigentes, contrarias a las demandas de los sectores productivos y comerciales; o que ignoran las violaciones recurrentes a los derechos humanos no solo de sus adversarios políticos, también de sus propios militantes.
¿Acaso no ha dado muestra el gobierno de Arce, tal como lo hizo antes Morales, de ignorar acuerdos y compromisos contraídos con los empresarios en más de una oportunidad? ¿O de violar sistemáticamente el mandato contemplado en la Constitución impulsada por el MAS, de defensa de la tan mentada “Madre Tierra” y de los pueblos indígenas? Más aun, el de burlar el mandato del pueblo -tan recordado en los discursos oficiales-, expresado en tantas consultas populares convocadas a lo largo de casi dos décadas.
Podemos seguir. La lista es larga. Por eso sorprende que se sorprendan. Por eso sorprende más que sigan hablando de consultas, de mesas técnicas para revisar y corregir entuertos, de apelar a la voluntad política de una cúpula cada vez más abiertamente alineada a los regímenes totalitarios, de los cuales recibe no solo lecciones o asesoramiento políticos, sino también apoyo efectivo que se traduce en el envío de “soldados de la revolución”. Toca ser malpensada y sospechar que no es ignorancia, sino estrategias de sobrevivencia.
Estrategias equivocadas, habrá que señalar. Así como hay evidencias de la mala fe con la que actúa la cúpula de gobierno, también las hay de quienes están al frente, en el bando de los opositores o de los afectados de manera directa por las políticas gubernamentales. Se someten al juego del régimen, ilusionados en salvar parcelitas de intereses sectoriales, a expensas de los verdaderos intereses de la mayoría. Incluso los de esos mismos sectores que ven burlados sus intereses, además de hacer el ridículo al ser usados solo para la foto.
Capítulo especial merece aquí lo que ocurre en Santa Cruz. No es que sea una realidad muy distinta a la que se vive en el resto del país. Pero hay que reconocer nomás que Santa Cruz es uno de los departamentos más afectados por las políticas y acciones del gobierno. Y que lo que ocurre en Santa Cruz tiene un peso significativo para todas las regiones. Por eso hago un apartado especial, así sea solo con un par de líneas. Es inconcebible que a estas alturas del partido siga y se profundice la absurda confrontación y división en todos los ámbitos.
No se trata apenas de algunas disputas sectoriales o peleas de barrios. Estamos hablando de graves fracturas en lo más representativo de la llamada institucionalidad cruceña, en la que hay que incluir no solo las organizaciones de la sociedad civil -todas ellas-, sino también a las de la representación política que va más allá de los partidos o de las organizaciones ciudadanas, y que alcanza nada menos que a las instancias de poder local, como son los gobiernos municipales y el gobierno departamental.
Que no digan que están sorprendidas con la desfachatez o el cinismo del Ejecutivo y de los otros poderes o instituciones públicas bajo su control. Que no hablen de indignación por los atropellos que van desde el aliento y protección de los avasalladores de tierra, al ultraje de la principal autoridad política gubernamental elegida por el voto popular, como es el gobernador Luis Fernando Camacho, entre muchos otros. Que no se llenen la boca con las repetidas declaraciones de amor por Santa Cruz, cuando destilan odio entre iguales.
Ya no es tiempo de mostrarse sorprendidos. Ya pasó el momento de solo manifestar indignación. Ahora toca demostrar en los hechos si tanto amor declarado por Santa Cruz y si la tan vehemente defensa de los valores democráticos es verdadera. No debería ser una misión difícil de cumplir. Para alcanzarla solo se necesita ser coherente con los ideales e intereses que todos dicen defender. La coyuntura actual, marcada por el cuestionado informe del INE sobre el Censo 2024, es propicia para poner a prueba esa coherencia.
- MAGGY TALAVERA
- Periodista Y Directora De Periodismo Sin Photoshop
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